jueves, 11 de agosto de 2011

Invitación a un asesinato

En la novela Invitación a un asesinato la autora, Carmen Posadas, hace gala de su cultura con algunas citas literarias y cinematográficas; a mi me viene al pelo una de la película Gilda para posicionar esta novela dentro del género interrobang: es aquella en la que a Johnny Farrell (Glenn Ford) se le etiqueta como patán en lugar de caballero.

Cierto que hay una muerte, en un yate en alta mar, o sea, espacio cerrado con unos pocos invitados que a la fuerza son sospechosos. Pero es que no he sabido encontrar nada más. En un brillante ejercicio minimalista la autora nos vende una novela donde por primera vez en el género interrobang lo importante no es el asesino, ni el asesinato, ni el detective, ni el motivo, ni el entorno...

Lo siento no tengo respuesta a la pregunta que se están formulando.

Una vez nos han presentado los actores del drama, la trama ya no avanza, se repite una y otra vez dando vueltas a lo mismo. Se explican las mismas biografías sin añadir nada relevante. No hay una investigación; es una situación desesperadamente circular. A la novela le sobran palabras, que acumulan líneas que se agrupan en párrafos que conforman páginas de las que sobran un montón.

Me acerqué a esta novela pensando que efectivamente, así se ha repetido en todos los medios e incluso por la misma autora, era un homenaje a Agatha Christie. Una vuelta de tuerca más al asesinato en espacio cerrado y reducido número de sospechosos del que la autora británica ha hecho maestría, y a la que tengo un especial cariño.

Y no tiene nada de eso, excepto que la autora destripa por tres veces, por si con la primera no hubiese habido bastante, lo remata, el argumento de El asesinato de Roger Ackroyd.

Contar el secreto de esta magnífica novela que revolucionó conceptualmente el arte narrativo de la novela enigma o es una frivolidad o es un signo de presunción que en cualquier caso no tiene justificación alguna.

Y nombrarla cada vez La muerte de Roger Ackroyd cuando el libro es comúnmente conocido como El asesinato de Roger Ackroyd, se antoja un esnobismo british totalmente gratuito.

Y ya puestos, ¿por qué titular un capítulo Diez Negritos, cuando ni son diez los invitados ni diez los asesinados?, ni hay isla de por medio?; por no hablar del nombre del yate... esplendida novela otra vez de la maestra Christie y triste elección para bautizar un barco, pero en fin capricho del dueño, que para eso lo es sin que eso implique tener buen gusto.

Cuando se pretende homenajear a un autor o a su obra, la fina línea que separa la copia del pastiche es tan delgada, pero tanto, que hay que ser muy buen equilibrista para cruzarla y llegar al final sin caer en ninguno de los lados. Oscuros ambos. Cuando se pretende homenajear a alguien hay que conocerlo como si se le hubiera parido. Y así puede uno acercarse con gratitud y con respeto.

Y me temo que la escritora no lo ha conseguido, denota una agradable devoción por lo artificial. Confío en que su incursión en el mundo interrobang haya sido fruto de esta moda que nos envuelve y una vez satisfecho el antojo siga su camino por otros cauces literarios, sin olvidar el respeto y la conservación del secreto de las obras de sus colegas.

Si ya la han leído, o a pesar de este post del blog interrobang o gracias a el, deciden hacerlo, comenten por favor. No olviden que cuantos más puntos de vista más cosas se ven. Y que la opinión es libre y no es patrimonio de nadie.

2 comentarios:

  1. Me pareció lento en la presentación de los personajes y escenario (las primeras 80 Págs.) pero luego disfrute de la lectura, me parecieron cómicas las conversaciones y determinas situaciones. Me llego a caer bien la prota investigadora tan peculiar. He creído ver más un guiño a Agatha Christie que un homenaje formal, como cuando menciona a Hitchcock y a Du Maurier.

    ResponderEliminar
  2. Hola Uriska, esta vez no coincidimos :-(
    Otra vez será ;-)
    Gracias por comentar.

    ResponderEliminar