lunes, 5 de marzo de 2012

Aguas heladas

Es esta una novela llena de soledad. Todo lo que en ella pasa responde a este sentimiento. Y el particular dolor y la honda insatisfacción que causa la soledad son el origen de males infinitamente peores.

En consecuencia es una novela triste y amarga en donde los personajes, todos sin excepción, actúan en permanente huida hacia adelante. Los que desaparecen y los que los buscan. Los que los aman y quieren su regreso sin afrontar el motivo de su ausencia y los que los odian y no quieren volver a verlos ni muertos.

Cuesta entrar en la novela y es fácil salir contagiado de sus miserias. El tratamiento de los casos es tan psicológico que cuesta sustraerse a su relato y el estado de ánimo queda a la altura de la bajeza moral que impregna las descripciones.

La novela trata dos casos en paralelo, uno en que se inmiscuye a título personal la inspectora jefe Judith Krieger y otro en el que investiga oficialmente su compañero detective Manni Korzilius. Ambos coinciden en investigar sendas desapariciones.

La primera corresponde a una amiga de Judith que podría haber desaparecido en Canadá y la segunda la de un joven adolescente con su perro, en Colonia.

Los dos detectives abordan por separado y sin conocimiento el uno del otro la investigación y por estar ambos convalecientes de un caso anterior no cuentan con la fortaleza mental idónea por lo que sus bajas defensas les jugaran la mala pasada de interiorizar los sucesos a nivel personal. Lo peor es no tomar distancias.

Los personajes viven su soledad como único modo de afrontar tantas decepciones acumuladas: padres ya fallecidos a quienes no se les dijo todo, padres que no actúan como tales, padres enfermos que pronto se irán; amigos que se han perdido en el devenir de los años; amantes que ya no están; amores no correspondidos; miedos no confesados; fieles animales de compañía como única compañía...

Y colimbos, aves acuáticas de lugares fríos que por su comportamiento y hábitat viven aisladas.

Soledad. Ostracismo. Silencio. SOS

 


La autora es la alemana Gisa Klönne y esta es la tercera novela con la inspectora Krieger a la que no deja acomodarse para recordarle constantemente que este es un mundo de hombres en el que la mujer no basta con que tenga un cargo sino que tiene que ganárselo día a día.

Aguas heladas es una novela que avanza despacio y fríamente. Va desgranando lentamente los sentimientos de los protagonistas mientras las investigaciones van avanzando entre meandros de auto culpabilidad. La confianza correspondida con traición hace aflorar nuevos sentimientos contra cuya debilidad no existe vacuna.

Es una novela lenta, sin concesiones a la galería, sin caer en tópicos ganadores de audiencia, en un estilo muy cerebral. Tal vez demasiado. No todos se sentirán cómodos con ella. No deja buen cuerpo.

Me enteré de su existencia por el blog cómplice Mis queridos sabuesos. Vean aquí el post que publicó en su día y habrán tenido dos opiniones de una tacada.

Luego deciden.

¿Quieren saber más sobre los colimbos? http://www.nationalgeographic.es/animales/pajaros/colimbo-grande

4 comentarios:

  1. Una diseccion precisa como si la hubiera hecho Habibal Lecter. En mi has creado interes. Necesito sacar tiempo. Gracias Jordi.
    Juan Mari

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    1. Bienvenido y gracias por comentar Juan Mari; Hannibal hubiera compartido confidencias con Judith ;-)

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  2. Por fin una novela que comentas y que he leído (hace un año más o menos). Me gustó, pero sin tirar muchos cohetes. Tiene algunas referencias a anteriores historias que no he leído (eso puede ir en detrimento de la definición de los personajes principales) y una resolución un poco light.
    Un abrazo!

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    1. Me atrapó esa sensación de soledad no descrita pero latente Ethan, aunque juzgada con el canon de novela negra bajo el brazo tiene, efectivamente, donde mejorar.
      Gracias por tu asiduidad.

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