domingo, 8 de abril de 2012

El chef ha muerto

Sentado en una terraza y mientras sostengo indolente mi White Horse me fijo en la morena de pelo ondulado y blanca piel que charla con la amiga rubia de cabello planchado. Leo sus labios, que preferiría mordisquear suavemente, y como su conversación no me interesa dejo que la mirada resbale por la suave curva de la barbilla y se deslice por el estilizado cuello penetrando en el pecoso canalillo por el que me gustaría poner algo más que una mirada. Soy Ven, Ven Cabreira y estoy en este bar haciendo tiempo hasta que abran la zapatería de enfrente donde calzan con ancho especial.

En la novela El Chef ha muerto sale el mismo whisky, la misma morena y el mismo Ven, pero mejor descrito porque Yanet Acosta, la autora, es buena como escritora. Se la adivina entusiasta, concienzuda, irónica, próxima, canalla, extrovertida y con dotes de tertuliana de a mi ustedes no me acaban las pilas.

El Chef, ha muerto y Ven Cabreira, ex- de empleos y cometidos que le sirven ahora en su faceta de investigador, recibe el encargo de la aseguradora para despejar dudas sobre la causa del óbito y saber si deben soltar la mosca o se la pueden ahorrar. Solo la muerte natural está cubierta por la póliza; el suicidio y el asesinato excluidos y dinero que me ahorro.

Ven entra en el mundo de las cocinas, que no le es del todo desconocido: tuvo su momento de gloria con una salsa verde de por medio, y entra en el mundo en el que si el cliente afirma que un vino es oval y no redondo ni cuadrado, se le da la razón aunque sepa tanto de vinos como las mariposas de natación, a pesar del estilo bautizado con su nombre. Ven, entra en un mundo en el que un inspector Michelin es todo y un inspector Maigret no existe, a no ser que sea con salsa de arándanos.

Al paso de la investigación no solo se irán despejando incógnitas del caso sino que a modo de catarsis se despejarán otras que han hecho ser a Ven como es. La redención también puede empezar por el estomago.

La cocina levantó el circo de la gastronomía y le han crecido los enanos y Yanet Acosta nos los cuenta desde su privilegiada situación de maestra de ceremonias en medio de la pista. No muerde la mano que la alimenta pero da a entender que en este circo hay mucho oropel y humo de colores.


Yanet demuestra que sabe de lo que escribe pero no hace ostentación. Frivoliza inteligentemente con esa gastronomía que como diosa pagana solo acepta seguidores que besen traseros. Frivoliza con esas corrientes culinarias que rivalizan por los egos de quienes las impulsan. Con guiños busca la complicidad.

Y así consigue una novela ligera, liviana casi, nada presuntuosa, con frases y párrafos tan digeribles como un bocado de moshi de fresa, de prosa ágil con relleno de diálogos salpimentados de ironía y preguntas equívocas acompañadas de respuestas ingeniosas. No se olvida de dotar a los protagonistas de nombres ocurrentes llenos de intencionalidad, igual que los títulos que da a los platos de las cartas. Y a los del recetario azul.

La investigación detectivesca marca el tempo de una novela que hubiésemos preferido más negra como unos auténticos tagliatelle con tinta o como la estirada vestimenta del maître. De todas formas este es solo el primer plato, estamos a la espera de Yanet acabe de emplatar el segundo y nos lo sirvan enCrudo o en suPunto.


Frían un huevo rizando y tostando los bordes, con puntillas, la yema temblorosa como un flan y ya en el plato añádanle un chorrito de aceite de trufa bianca y habrán convertido una comida, exquisita, de siempre, en un plato para gourmet. O como pasar de un huevo frito a un huevo Fabergé.

A menudo lo más próximo resulta lo más sabroso. Solo se necesita producto de calidad e imaginación. Los mismos ingredientes que para hacer una buena novela. Como esta, que tanto da hambre de leer como de comer.

Léanla y buen provecho!

Yanet Acosta tiene su blog  http://elchefhamuerto.wordpress.com/about/

También edita en papel y en electrónico, el plural y atípico fanzine de gastronomía enCrudo http://www.fanzine-encrudo.blogspot.com.es/

2 comentarios:

  1. El libro que propones me parece muy interesante, ya que auna la novela negra con la gastronomía, mezcla poco corriente.

    Un saludo!

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    1. Su lectura no empacha y combina bien con tinto, blanco, cava, destilado o cerveza.
      Mil gracias por hacerte seguidora y por comentar. Vuelve pronto ,-)

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