lunes, 18 de noviembre de 2013

Una verdad delicada de John le Carré

No es que John le Carré haya vuelto, es que no se había ido. Con la sorprendente noticia del espionaje sufrido por mandatarios europeos por los servicios de inteligencia americanos se demuestra que ni el autor John le Carre ni la temática de su literatura pasarán nunca de moda. Mientras haya gobiernos siempre habrá novelas de espías.

Novelas, como Una verdad delicada, que se alimentan de los entresijos ministeriales, de asuntos secretos tratados en consulados y embajadas, de reuniones clandestinas en horas intempestivas en despachos cerrados y con las cámaras de seguridad desactivadas...

Paul Anderson, es el nombre en clave de un veterano miembro del Foreign Office sin experiencia en trabajos de campo, casado y con una hija ya mayor, doctora en medicina, elegido para desplazarse a Gibraltar e intervenir en la misión Fauna junto con Ben, un militar galés de honor y patriotismo incuestionable. Se trata de una acción relámpago sobre un objetivo terrorista.

Toby Bell, el joven e inquieto asistente de Fergus Quinn, un subsecretario trepa y sin escrúpulos, se sorprende descubriendo hechos, nunca revelados públicamente, de misiones que habiéndose realizado nunca han existido. Su sentido del deber, su ambición personal, su prometedora carrera e incluso su vida van a estar en jaque según que decisiones tome a partir de ese conocimiento.

Tres años después la casualidad y el azar ponen encima la mesa una sopera llena de dudas sazonadas con sospechas y cocinadas con hechos. Y al removerse la sopa, los pedazos sólidos que reposaban inertes y silenciosos en el fondo, suben a la superficie, como cadáveres liberados de sobrepeso.

Una verdad delicada es una novela con secretos de Estado. Con silencios. Con intereses corporativos y con intereses particulares. Con personas honestas y con un sentido de la ética y de la dignidad por encima de cualquier otro interés y también con gente peligrosa que no dudará en emplearse a fondo con tal de no perder ni un ápice de su poder ni de su posicionamiento social.

El eterno conflicto entre la ética y el poder. Dilema moral cuando la verdad no admite término medio. La novela se presenta como el enfrentamiento de David contra Goliat: ¿con bíblico resultado o no?

No puedo decir más: quedo obligado a guardar silencio de por vida atendiendo a la Ley de Secretos Oficiales.

John le Carré (de verdadero nombre David John Moore Cornwell) más actual que nunca, agudo, irónico, que juega con estereotipos para crear unos personajes que resultan más reales que si lo fueran ¿y quién sabe si no lo son?, presenta una novela contemporánea con los mismos temas que nos deleitara al empezar a publicar allá en 1961, pero adaptándolos a los nuevos vientos.

El veterano escritor plantea un tema clásico con la soltura que confieren las tablas, y a partir de un planteamiento, a priori simple, carga su tinta con balas para lanzar una crítica feroz contra cualquier poder establecido que aún se cree habilitado con patente de corso para perpetrar todo tipo de amonestables acciones amparándose en que tienen como fin el bien de la nación, vean si no en la novela la descripción de la Operación Furia Urgente.

Y no todo es ficción, solo hay que leer las comunicaciones de WikiLeaks y más recientemente las filtradas por el ex-agente de la CIA Edward Snowden, ahora amparado en Moscú para darnos cuenta de quien mueve los hilos.

Y es que el espionaje será un tema clásico, pero nos llena de inquietud.



4 comentarios:

  1. Acabo de leer El hombre más buscado y tu post podría valer, con ligeras variaciones,
    para ella. Terroristas malos, espías peores, contraespías más peores.Luchas intestinas de las que sólo salen perdiendo aquellos en que la ética preside sus vidas.
    Se me ha hecho tediosa y he añorado la agudeza e ironía de Le Carré. De momento paso de leer la tuya.

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  2. Soy muy fan de Le Carré y la verdad es que tengo un pavor enorme a encontrarme con que baja el pistón después de tanto tiempo. No obstante le pienso dar la oportunidad que merece la obra de un maestro de su talla.
    Muchas gracias por el post, Jordi, como siempre, un placer leerte.

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    1. Su escritura no es la que era, pero en esta novela resulta mejor que en las últimas publicadas; también es cierto que en sus inicios el mundo de los servicios secretos era más secreto y ahora con tanta difusión mediática su cotidianeidad lo vuelve menos sorprendente e interesante.
      Un abrazo Roberto.

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