domingo, 27 de diciembre de 2015

Broadchurch temporada 2

Caratula Broadchurch 2
El acantilado del condado de Dorset que ofrece su roca desnuda a la mirada del sol y a las caricias de la brisa, cuando no, también, a los arañazos de la lluvia y a los latigazos del viento, se está desmoronando como también lo están empezando a hacer los habitantes de Broadchurch expuestos a las inclemencias del juicio al presunto asesino del pequeño Danny Latimer.

Hay desprendimientos de rocas de igual modo que se desprenden lágrimas y se liberan pensamientos negativos.

En un juicio no tiene por qué ganar la justicia pero quien siempre gana son los abogados. O bien la parte acusadora o bien la parte defensora. Uno de los dos gana. Siempre.

Y los demás, todos los demás: jurado, familiares de la víctima, familiares del acusado, amigos de unos y de otros incluso el juez pierden. Pierden algo de inocencia por el camino, pierden tranquilidad y también, y aún peor, pierden algo de humanidad.

Las reglas de un juicio, las prebendas de los abogados en sus intervenciones y las intervenciones del juez no están pensadas para apaciguar los ya de por si encendidos ánimos, solo permiten regular con normas pensadas para su indulgencia el desarrollo de un acto donde se decide sobre la futura vida de un reo y de rebote sobre el futuro de unas gentes salpicadas por el hecho luctuoso de un asesinato capaz de manchar un pueblo y de resquebrajar un acantilado.

Acantilado de Broadchurch
en el condado de Dorset
Alec Hardy el detective que resolviera este caso en Broadchurch está intranquilo porque en su caso anterior, Sandbrook, el sospechoso quedara en libertad y no desea que suceda lo mismo.

Y en paralelo y mientras transcurre el juicio, Hardy y la otrora detective Ellie Miller, el suspendido y ella reconvertida en agente de tráfico, reabren por su cuenta el caso Sandbrook y pondrán todo su empeño en encontrar donde se falló y que es lo que falta para volver a ponerlo en la senda de su resolución.

Esta segunda temporada de la serie de televisión Broadchurch no es lamentablemente como la primera, donde debería haber concluido, pero ya puestos no desmerece ni desentona en la línea iniciada en la primera, aunque con la reiteración de sus aciertos prolonga inevitablemente sus defectos y errores.

El final de Broadchurch 1 pareciera no dar pie a continuación alguna, pero los guionistas han sabido sacar petróleo de donde no había y han conseguido una historia que aunque coja permanece en pie sin tener la carga dramática que tan buena hiciera la primera.

Los episodios son de movimientos lentos, para muchos acostumbrados al ritmo americano resultarán aburridos, pero no por ello dejan de suceder cosas. El avance es notorio y cada plano responde a un motivo y con el uso de lentes de gran angular se magnifican tanto los paisajes como las emociones humanas para favorecer la comprensión y entendimiento de cada estado de ánimo, de cada racha de viento y de cada golpeteo de las olas en su agonía sobre la arena.

Casetas de baño de la playa de Broadchurch

Las dos tramas principales, el juicio y la investigación del caso anterior, se ven complementadas con otras más cortas y de distintos temas que enriquecen el conjunto al humanizar los personajes favoreciendo la empatía con cada uno de ellos. Incluso con los que se muestran como malos.

A destacar el brillante enfrentamiento entre Sharon Bishop (Marianne Jean Baptiste) abogada de la defensa y Jocelyn Knight (feliz reencuentro de Charlotte Rampling) de la acusación, que mantiene con vida el relato y demuestra lo equivocados que estamos respecto del concepto de justicia.

Es una serie interesante por el componente psicológico de buen nivel que demuestra y porqué consigue mantener la atención desde el minuto uno, eso a si a su perezoso y particular ritmo.

Se habla ya de la tercera temporada. Que cada cual tome su decisión.




2 comentarios:

  1. Sorprendente que hayan hecho segunda temporada. Está claro que si se le puede sacar leche a la vaca da igual como acabe la cosa. La primera temporada me gustó bastante, así que solo por eso le daré una oportunidad.
    ¡Como siempre un placer leerte, Jordi!

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