lunes, 17 de diciembre de 2018

Reikiavik de Pablo Sebastiá Tirado

Reikiavik es un thriller que aúna
novela negra con
novela de anticipación.

Quien es capaz de acercarse al precipicio hasta dejar las puntas de los pies colgando en el vacío y mirar abajo, como si nada, no tiene vértigo. Ni miedo. O quizás es que no sepa lo que son ni el vértigo ni el miedo.

Sentir está relacionado con las emociones del ser humano y emocionarse ¿es una fortaleza? ¿o una debilidad? Infinito dilema.

Las reacciones ante una caricia o una bofetada son respuestas cognitivas a partir de una experiencia de satisfacción o dolor ya conocida y almacenada.

La ciencia sabe entender las reacciones a estímulos y por eso puede inducirlas. Todo parece poder ser explicado pero no es así y por eso en unas recónditas instalaciones, de tecnología punta y equipo de escogidos profesionales, en la remota Islandia, se están llevando a cabo pruebas de recuperación cognitiva y emocional con vistas a un experimento que puede cambiar la percepción de la humanidad sobre el tiempo y el espacio.

Mientras en Islandia son científicos y física cuántica, en Barcelona son mafiosos y trata de mujeres, drogas y lo que sea rentable a poco coste. Lo divino y lo humano. El pensamiento iluminado proyectado hacia la evolución y el pensamiento abyecto ocupado en la depravación.

Reikiavik es el título de un thriller que aúna novela negra con novela de anticipación, que no ciencia ficción. Reikiavik es la capital de Islandia. Reikiavik es el nombre de un rottweiler, negro como la oscuridad, de un metro de altura y sesenta kilos de peso.

Hannu es el humano que lo acompaña. Son compañeros de vida y de muerte. Ambos viven y matan. Ambos se dedican a purificar la sociedad; a limpiarla de quienes la corrompen: “Raeré de la faz de la tierra a los hombres que he creado”. Se diría que son ángeles de Dios o justicieros o asesinos y se acertaría en la elección a partir de la creencia de cada cual.

Pablo Sebastiá Tirado
Pablo Sebastiá Tirado ofrece una más que interesante novela negra que busca respuestas a la trascendencia de estar vivo y de sentirse vivo. Una reflexión filosófica desde el punto de vista humanista, ético y religioso de lo que inquieta a la sociedad desde que se creara y desde que los que la habitaron hicieron amplio uso del razonamiento.

La novela abre interrogantes, expone dudas, argumentos y contrargumentos y formula preguntas. Y deja que sea quien la lea quien decida lo que quiera pensar y creer. Este segundo nivel de lectura resulta tan atractivo como el primero, donde prima la trama de novela negra. Y ya es sabido que el negro es la ausencia de todos los colores.

Alternando capítulos, que transcurren en Barcelona y alrededores en tiempo presente con otros que transcurren mayormente en Islandia en tiempo pasado, consigue que, siendo cualquier lectura un medio de teleportación a otra realidad, en ésta, tal es el ritmo vertiginoso que alcanza, la teleportación sea una constatación dentro de la propia realidad.

Y que sea así no solo lo logra el ritmo, sino también la magnífica forma en que fluye la escritura sin detenerse ni chocar con nada. Se nota que se le ha allanado el camino para que fuera así. Se nota que la obra ha sido trabajada para conseguir ese fin.

Y se agradece con una lectura que una vez iniciada ya no puede detenerse. Búsquenla en librerías o pídanla en bibliotecas, y si aún no la tienen pregúntenles que a qué esperan. No se sorprendan si luego, también la regalan por Navidad.

Pablo Sebastiá Tirado es también el autor de La sonrisa de las iguanas y si pinchan sobre el título podrán acceder a su reseña en este mismo blog.

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