viernes, 30 de marzo de 2012

El verano de los juguetes muertos

El barco que conduce del puerto de la pubertad hacia la tierra de la juventud y la madurez, tiene que atravesar el mar de de la adolescencia cuya travesía suele ser difícil cuando no hacer zozobrar.

Hay que saber coger las olas para aprovechar su empuje a favor y no encararse a ellas. Pero claro, cada barco es distinto y cada travesía también. Nadie sabe que va a encontrarse y las experiencias de otros no suelen ser escuchadas o aplicables a los demás.

Difícil travesía en la que nos aferramos a lo que más nos gusta: una caricia, un abrazo, un peluche, una miniatura; aquello que nos hace sentir seguros y queridos antes de embarcarnos.

¿Es difícil hacerse mayor? ¿Y como se sabe que ya lo somos?

En la novela El verano de los juguetes muertos, su título lo dice todo. Se parte de un momento de la infancia en la se debería ser feliz y que no ha sido y se llega luego a donde se llega.

Héctor Salgado, inspector de policía en Barcelona y argentino de origen acaba de volver de unas vacaciones de desconexión y de golpe se reencuentra con la realidad.

Mientras intenta superar una investigación de asuntos internos, un recuerdo tenebroso del último caso que aún colea y una situación familiar complicada, se le viene encima una investigación con exigencias de discrección extrema: el suicidio de un joven de familia de buena posición. Y de añadido le asignan una nueva compañera que no conoce y con la que se siente extraño.

La novela presenta cada cara de este prisma de forma que la figura de Héctor Salgado sea el epicentro de los hechos que se van sucediendo y es de destacar lo bien estructurada y tan bien narrada como está.

La relación de Héctor con el entorno: sus compañeros, sus superiores, su familia, su vecina, los sospechosos, resulta verídica y cotidiana sin más. Simplemente fluye.

Es de esas novelas que no necesitan reinventar el género a base de exagerar a los clásicos; solo saber escoger de la realidad, del día a día, ciertos elementos que bien combinados resulta un texto compacto y sin fisuras; agradecido.

Toni Hill, el autor, ha compuesto unos personajes, unas situaciones y unos diálogos a los que no les sobra nada. Ha desarrollado una trama en una Barcelona que va desde la inmigración ilegal y la práctica de magia negra, hasta la gauche divine y su mundo de hipocresía y hermetismo sectario, Y sabe atrapar la atención y mantener el tono adecuado de ansiedad por la evolución y el desenlace. Que por cierto, aún advertido que su final era sorprendente, jamás me hubiese esperado que lo fuera tanto.

Facilmente el inspector Héctor Salgado se ha hecho un hueco en nuestro sofá y ya lo tratamos como si lo conociéramos de siempre. Un placer Toni, un placer Héctor, volved cuando queráis.

Post scriptum: la segunda novela de la serie, 'Los buenos suicidas' reseñada aquí y la tercera y cierre de la trilogía 'Los amantes de Hiroshima' reseñada aquí.

viernes, 23 de marzo de 2012

Crímenes exquisitos

Crímenes exquisitos es una novela escrita a cuatro manos, las del escritor, psicólogo, criminólogo y televisivo Vicente Garrido y las de la periodista, criminóloga, historiadora y con intereses artísticos Nieves Abarca.

Con padres con tan completo cv el hijo literario no podía desentonar. Y los genes  son claramente los suyos haciendo caso del axioma de que siempre se ha de escribir de lo que se conoce. Por lo que a verosimilitud no les gana nadie ni se les coge en renuncio.

La novela es contundente se mire por donde se mire: profusión de páginas, 800, profusión de personajes, de situaciones, de tramas y subtramas entrecruzadas, de temas y sorpresas para no caer en lo lineal e incitar al lector a ir a por un poco más ayudada por la brevedad de los capítulos que sorbo a sorbo te acabas bebiendo la botella sin darte cuenta. Dulzona en su espeluznante maldad.

Nada de lo que se cuenta por inverosímil que parezca es imposible, y de todo ello lo que mejor define a la novela son precisamente sus personajes. Todos perfilados con cincel. Los malos todos monstruos. Los buenos, no. Pero todos muy glamourosos: muchos son cultos, cuando no brillantes; todos son atractivos, hombres y mujeres, incluso los malos, cuando no guapos a rabiar; todos despiertan instintos básicos y los satisfacen; visten y calzan marca y cara; distinguen un Cohiba de un Montecristo por el olor, el mismo olfato con el que perciben sutiles perfumes y son capaces de saborear el sibaritísssimo Perrier Jouët con un conocimiento del producto que da envidia, sana.

La inspectora Valentina Negro es la protagonista, y que protagonista ¿hay algo que le falte a esa mujer? y Javier Sanjuán el criminólogo asesor, seductor y mediático ¿hay algo que no sepa este hombre? ambos colaboran en la investigación de un caso que como punta de negro iceberg a medida que va saliendo a flote muestra cada vez peor cara.

No es una novela negra al uso, ni policial al uso, para ser un thriller de suspense. Explora un universo lleno de mundos: arte, placer, poder, droga, trata de blancas, prostitución, tráfico de influencias, sexo, sado, bizarro, bondage...y picoteando de este y aquel despliega situaciones variopintas y coloristas donde cabe de todo sin temer a los extremismos, generosamente salpimentados con cocaína, lagrimas, semen y dolor, mucho dolor.

La narración presenta exceso de detalles, en la precisión quirúrgica con que se describe el procedimiento policial, en las clases de arte y el uso de la terminología artística, en las descripciones geográficas, en los tejidos con que se visten, en los entresijos del día a día de una redacción de periódico. Y eso es un pero. Tanta minuciosidad  descriptiva tiende a lastrar la novela en su parte creativa acercándola a un informe forense. A veces es mejor sugerir que mostrar y dejar algo más a la imaginación.

Crímenes exquisitos tiene un magnífico principio, presenta un argumento principal con giros y recovecos suficientes como para atraer con lectura fácil sin marear y concluye de forma interesante y prometedora.

La edición es de premio, el diseño, la imagen, los colores, la tipografía. Gracias Versatil por saber envolver con elegancia y sugerencia al regalo.

Lagrimas negras, como la canción: “... y lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras”
Lágrima de tinta, como la canción: “... lágrimas de tinta para escribir/que sin ti no puedo vivir”
Lágrimas de sangre, como la canción: “...cuánto lamento verte/esa lágrima de sangre”


Es difícil escribir más sobre ella sin soltar algún spoiler, tantas páginas y tantas situaciones se prestan inevitablemente a polemizar por lo que resulta una novela adecuada para estudiantes de criminología, amantes de las modernas series americanas televisión y sobre todo para los clubes de lectura ya que obtendrá inmediatamente partidarios y detractores y dará mucho juego de tertulia y controversia.

Post scriptum:

Lean las reseñas de la segunda novela de la serie 'Martyrium' y de la tercera 'El hombre de la máscara de espejos' pinchando sobre el título.

sábado, 17 de marzo de 2012

FilmoTeca

La FilmoTeca de Catalunya ahora en la Plaça Salvador Seguí del Raval barcelonés: un nuevo espacio más grande y mejor acondicionado para seguir fomentando cultura y rescatando lo que el paladar fácil y el consumista de sensacionalismos relegan al desván.

La FilmoTeca ofrece la posibilidad del descubrimiento y ofrece en su cafetería una alternativa culinaria que titula sabiamente con nomenclatura cinematográfica con enorme dosis de humor, imaginación y creatividad.

¿Quien se puede resistir a probar una Warren Beatyssoise o una EscaliVader o un Rissoto Preminger de primero y continuar con una Quesadilla en Elm Street, una Quiche Peter Lorraine o un Steak McQueen de segundo?

Regado con una copa de Quentin Taranvino o una cerveza Estrella Van Damme.

Y los postres: ¿una Juliette Brioche o unos Profityrones Power?

Pueden ir a la FilmoTeca a ver su programación o a comer o a satisfacer ambos placeres a la vez.

O Film o Teca, o FilmoTeca






martes, 13 de marzo de 2012

El lamento de las sirenas

Un inicio de novela negra clásico nos va conduciendo, y nunca mejor dicho porque hay idas y venidas en coche como para pensar en una Street Movie, hacia un argumento que manteniéndose en lo previsible consigue atrapar al lector por el buen oficio con que está escrita, con sencillez, y por lo bien definidos que están los caracteres de los personajes aunque resulten un tanto estereotipados.

El lamento de las sirenas es una novela negra como las de antes con la dosis justa de infancia malograda, de sangre, de violencia, de corrupción, de especulación, de violación, de alcohol.... Sigue al pie de la letra la receta y obtiene el resultado esperado.

Dos amigos de la infancia; delgada linea que no se debe cruzar; caminos opuestos; decisiones incorrectas; familias desestructuradas; arribistas políticos; corrupción policial; y por encima de todo la necesidad de sobrevivir.

A Lincoln Perry, expolicía ahora reconvertido en inspector privado junto con su antiguo compañero en el cuerpo, Joe Pritchard, el pasado le visita con historias para no dormir para destorbarle el presente y luego cuando ya es demasiado tarde, cuando ya está metido hasta las cejas, tiene que correr a lavar los trapos sucios de su conciencia al precio que sea.

Aunque en algunos pasajes de su lectura se tiene la sensación de que la evolución del argumento está demasiado encorsetada y que no va a girar sin poner el intermitente , no va a transgredir, mantiene subyugada la atención e impele a la lectura compulsiva para saber que más va a pasar.
 
Michael Koryta, es el joven al que le debemos esta, su segunda, novela (la primera fue "Esta noche digo adiós"). Estamos ante un buen escritor si deja de parecerse a quien dicen que se parece para ser él mismo. Se le nota contenido, comedido y en cambio da la impresión de tener un volcán en su interior.

El ulular de las sirenas no suele presagiar nunca nada bueno, es el lamento de penalidades y desgracias. Pero lo peor de todo es que cuando se oyen ya es demasiado tarde.

Cuidado si juegan con fuego: se pueden quemar.

Otros blogs cómplices también han opinado:

sábado, 10 de marzo de 2012

Jean Giraud Moebius


Lo dicen las noticias Jean Giraud, Moebius, acaba de fallecer. 73 años y 10 meses. No reduzcan su visión sobre él como un dibujante de cómics. Sino como EL dibujante de cómics. Además de genio innovador.

La obra y presencia de Moebius ha significado para el mundo de la historieta una proyección nunca vista, una revolución en el amplio sentido de la palabra y no se ha quedado aquí sino que su influencia se ha extendido allí donde el arte tiene presencia.

Al mundo de la animación (autor de la película Les Maîtres du Temps), del cine como director artístico en Alien, El quinto elemento, Abyss y una inconclusa adaptación de Dune, de la creatividad publicitaria (con folletos publicitarios y una saga de cómics iniciada con Sobre la Estrella para el fabricante Citröen), de la moda, de los videojuegos e incluso del diseño arquitectónico.

Los cómics le deben, entre otras, las sagas del Teniente Blueberry (Oeste americano), y El Incal (aventuras del detective John Difool), como exponente de dos temáticas y estilos de dibujo completamente diferentes, la primera firmada con la abreviatura de su apellido Gir, dibujo más académico, y la segunda con su seudónimo Moebius como el rizado del rizo de la imaginación creativa.


Ridley Scott siempre ha reconocido que la estética de Blade Runner tiene su espejo en la obra de Moebius y en concreto en el cómic “The long tomorrow” dibujado en 1975 basado en un guión del californiano Dan O’Bannon que sitúa en el futuro una historia policíaca clásica. Son solo 16 páginas pero muy potentes.

Así es como empieza:

“Soy detective privado... Mi despacho está en el nivel 97. Me llamo Pete Club... Aquel día, uno de tantos...

Y así como acaba:

“... Y yo presenté mi informe a las autoridades... Una historia de tantas para el archivo. Nada más... Sólo una historia... Hay diez millones como esta en la Gran Ciudad perdida en el infinito...
Esta mezcla de novela negra con futuro apocalíptico que juega a ser parodia con sus tópicos se acaba convirtiendo en todo un referente para nuevas aproximaciones al género. De hecho él mismo la retoma años más tarde para la apasionante, onírica y cibernética aventura del detective John Difool en la saga de El Incal.

Adiós Moebius. Te releeré siempre.