domingo, 28 de mayo de 2017

La gran odalisca de Vivès, Ruppert y Mulot

Acción desde la cubierta hasta
la última viñeta.
Alex y Carole, al final del cómic sabremos cómo se conocieron y decidieron seguir juntas, viven del robo de cuadros por encargo. Pero sus contratistas no se conforman con cualquier obra y así se enfrentan con retos casi imposibles o ¿acaso robar La gran odalisca de Ingres en el mismísimo Louvre no lo parece?

Robar La gran odalisca requiere una cuidadosa planificación que se va diseñando con desparpajo y en medio de otra aventura de idéntico calado o superior.

La complejidad del encargo les hace reclutar a Sam como tercer miembro del grupo y aprovisionarse de material muy específico que compran a su amigo Clarence lo que va a dar lugar a una aventura propia, una subtrama conclusiva tan excéntrica como surrealista, dentro de la trama principal, en la que las tres amigas van a tener que desplegar capacidades que no les suponíamos en una aventura con narcos en México, tal como si estuviéramos viendo una película de acción protagonizada por las mismísimas Ángeles de Charlie.

Dos cómics en uno; dos aventuras totalmente distintas que se complementan para perfeccionar el retrato psicológico de cada una de las protagonistas en medio de una realidad, a menudo exagerada, pero desbordante de emociones y sentimientos.

Robo en el Museo d'Orsay
La obra supone una revisión del género de ladrones de guante blanco, no solo por ser mujeres, desinhibidas y liberadas, las ejecutoras sino por el ritmo non stop, vertiginoso y desenfrenado a todo lo largo del comic más propio de un film de acción que de reflexión como suelen ser las películas de grandes robos, aunque ambas mantengan el suspense hasta el fotograma, o en este caso viñeta, final.

La comicidad, presente a lo largo de toda la obra, va permitiendo liberar tensión y relajar los músculos entre acción, acción y reacción que van sucediéndose con escenas violentas y de fuerte dramatismo, que también las hay, simultaneadas con momentos de confesiones íntimas entre las protagonistas lo que conforma un cómic muy particular y personal detectado ya desde las primeras planchas con el emocionante robo en el Museo d’Orsay a la par que una separación amorosa por SMS.

Y es que las protagonistas son personas de carne y hueso tan independientes como el equipo de la BD que las ha creado.

La pirámide en la entrada del Louvre
Difícil, si no lo explican ellos mismos, saber que parte del guión, que diálogos o que viñetas corresponden a cada uno del equipo que ha elaborado la obra de forma conjunta. Bastien Vivès, Florent Ruppert y Jérôme Mulot son todos padres y madres de La gran odalisca.

Pero es seguramente Bastien Vivès, abanderado de esta nueva generación de línea clara en el cómic franco-belga, quien tiene más presencia o al menos al tener más conocimiento de su obra permite reconocer su estilo de dibujo desdibujado. 

Su economía de trazos, que de tan indefinidos, su sello de fábrica, como tenues y delicados, por lo que, al no entrar en detalles se ve obligado a captar la esencia tanto de la anatomía humana como de fondos y edificios, ya sea en movimiento como en estático.

El guión combina la amistad, las relaciones y los sentimientos con la aventura en su sentido más lúdico y entretenido, así conforma unas escenas llenas de acción y acrobacidad que atrapan enseguida por su ritmo y suspense. Unas escenas llenas de ruido a pesar de ser mudas.

El color a cargo de Isabelle Merlet, muy bien elegido y ejecutado, es perfecto para realzar aquello que el dibujo, por inconcreto, no termina.

Obligada lectura. Ya me lo agradeceran luego.

Ya está publicado el segundo álbum Olympia.

jueves, 25 de mayo de 2017

Agatha Raisin y los paseantes de Dembley

Agatha Raisin y los paseantes
de Dembley o el peligro de las
excursiones campestres.
En el campo existen aún las servidumbres de paso que consisten en el derecho que tienen las personas para poder cruzar grandes fincas; así los propietarios están obligados a mantener accesibles esos espacios, generalmente senderos, para evitar que la parcelación aísle zonas.

Un grupo de excursionistas, los paseantes de Dembley, encabezado por Jessica Tartinck. una joven beligerante en la recuperación del uso del derecho de paso, planifican sus salidas campestres arrogándose ese derecho como algo propio e innegociable lo que no solo provoca conflictos con los propietarios de los terrenos sino que genera tensiones dentro del mismo grupo al comprobar como los placenteros paseos se ven enturbiados por agrias reivindicaciones y como unas alegres excursiones devienen marchas de protesta.

Estos enfrentamientos tienen mal fin y podrían ser la causa que ha dado como resultado el asesinato de uno de los excursionistas lo que pone inmediatamente al resto de los componentes del grupo y a los propietarios agraviados, todos desconcertados, en la lista de sospechosos.

Cuando se produce el asesinato Agatha Raisin, que ya ha vuelto a su querido Carsely después de cumplir una obligada penitencia laboral en Londres, es requerida por una conocida para que investigue el caso a tenor de sus habilidades demostradas y contrastadas en la solución de este tipo de crímenes.

Y viendo en ello una nueva oportunidad de acercamiento a su atractivo e interesante vecino James Lacey, a quien ha tenido olvidado durante su ostracismo, no duda en implicarse e implicarlo a fondo en la investigación yendo arriba y abajo en un intento por encontrar pistas y razones de tal asesinato.

Agatha Raisin y los paseantes de Dembley sigue la tónica de las anteriores de la serie y al atractivo que supone el suspense por el caso policiaco, siempre ajustado a las reglas de la novela policiaca inglesa de la Edad de Oro, se añade el interés por la forma de vida rural inglesa, y por las peculiares relaciones que mantienen entre si los habitantes del pueblo.

Sin olvidar claro está la tremenda personalidad de Agatha Raisin que la convierten en un protagonista con salidas siempre sorprendentes, divertidas e inesperadas.

M. C. Beaton con esta cuarta novela de la serie demuestra ser toda una especialista en ese subgénero de novela policiaca conocido como Cozy Mistery que se apoya en argumentos criminales ligeros, pero para nada simples, en donde prima igualmente el costumbrismo y el localismo todo tratado con enormes dosis de ironía y humor.

El libro cuenta además con un relato corto que a modo de precuela explica los inicios profesionales de Agatha Raisin en el mundo de las relaciones públicas y como la gestión con un cliente le permitió su lanzamiento profesional y descubrir sus aptitudes detectivescas que hoy le son tan útiles y por las que nos ha permitido conocerla en esta serie de novelas que en versión original ya cuenta con 27 publicadas.

Anteriores novelas de Agatha Raisin reseñadas en el blog:







domingo, 21 de mayo de 2017

Romance killer de Doha Kang

Romance killer es un manhwa.
Romance killer es la historia de K, un asesino profesional de alto rango, un Royal Killer, que dejó de serlo por amor. Dudar entre amar o asesinar: ambas opciones precisan de valor.

Un amor apasionado que tras siete años se ha convertido en una relación átona. Todo es rutina en el trabajo y en el hogar hasta que en un encuentro con el director del colegio a propósito de un espinoso tema con su hijastra, K se sorprende observando absorto a alguien que enciende de nuevo la pasión.

Aúnque solo sea por el modo en que masca el chicle.

La adolescencia y la cuarentena, dos etapas de la vida que tienen en común la confusión en los sentimientos, la indefinición en las expectativas y en la sublimación de los deseos, se entrecruzan en esta historia para dar paso a las eternas dudas existenciales sobre el sentido de la vida, la muerte y el amor y el papel del sexo en la ecuación.

El erotismo en la forma de mascar un chicle

Cada uno de los protagonistas tiene su importante papel y aunque en la casa desde aquel instante, hace siete años, no han faltado flores y ha desaparecido la Beretta, el amor ya no es la música que los hace bailar. Subyacen sentimientos tóxicos que buscan la manera de medrar pasando desapercibidos.

Romance killer es un elaborado comic book en clave de novela negra que se divide en dos partes y cincuenta y dos capítulos para ocupar un total de 864 páginas en el que los sucesivos giros argumentales van a permitir ir descubriendo, al lector a la par que el protagonista, los aspectos oscuros de esta hermosa y terrible historia noir.

El argumento mezcla amor y odio para confluir en un expresivo y explosivo amodio.

En la casa, desde entonces no han faltado flores y ha desaparecido la Beretta

En el cómic se suceden diversos aspectos criminales o censurables socialmente para una sociedad occidental cuya evolución pretende incomodar al lector y generar polémica y que culminan en unas páginas finales sobrecogedoras y, aunque suene a tópico, con un desenlace del todo inesperado.

Doha Kang el creador de esta compleja y trabajada historia es un autor con un estilo muy particular, reinventor de la composición de páginas y de formas de comunicar ya sea con bocadillos o en formato literario, que destaca por transgredir las pautas convencionales del cómic. Su obra es de una gran belleza plástica en la que la aplicación del color tiene muchísima importancia.

Doha kang
Doha es capaz de mezclar, con trazo firme y rotundo, dibujo realista con la caricatura más deformada a la que nos ha acostumbrado el manga japonés y seguir manteniendo la coherencia estética, todo armonía, incluso combinando dibujo manual con el generado por ordenador mediante programas de modelaje y diseño en 3D.

Romance killer es un manhwa, que es el término que se emplea en Corea para denominar al comic (del mismo modo que en Japón es manga y en China manhua)

Podría decirles que su lectura es inexcusable y así lo digo. 

jueves, 18 de mayo de 2017

Harraga de Antonio Lozano

El culpable es, en realidad,
la víctima.
Desde la costa norte de Marruecos se ve la costa andaluza y durante la noche las trémulas luces que se aprecian, a ojos de muchos marroquíes, son estrellas que guían el camino.

España puerta de entrada a Europa, a la modernidad, a la democracia, a un trabajo digno y justamente remunerado, al consumo, a comida tres y cuatro veces al día, a estudios para los hijos, a sanidad: la constatación del cielo en la tierra.

Desde la costa sur de Andalucía se debería ver la costa mediterránea de Marruecos pero durante la noche todo es oscuridad, nada indica que haya algo, nada señala ningún camino.

Marruecos puerta de entrada a África, al primitivismo, al sentimiento tribal, al exotismo, al turismo colonizador, al bajo coste de producción, a riquezas por explotar: las mil y una noches low cost.

A Jalid, el hijo mayor de una humilde familia de Tánger, se le reflejan las luces del continente europeo en sus pupilas y lo que le cuenta su amigo Hamid, instalado en el capitalismo en Granada, le hace despreciar cualquier atisbo de duda y lanzarse a conseguir ser uno más de los privilegiados que abandonan arena y escorpiones para materializar sueños.

Pero nada es gratis y solo con el duro y mal pagado trabajo que puede obtener un emigrante es casi imposible subir peldaños en la escala de la calidad de vida salvo que se elija el atajo de comercializar ilícitamente con lo que haya demanda. Contrabando. Ya sea de drogas o de personas.

Jalid se ve envuelto en ese submundo y cuando descubra que incluso las luces tienen sombras será tarde pero no lo suficiente como para intentar compensar a quienes le ayudaron. La violencia desatada ya no podrá frenarse ni la caída al abismo.

Jalid es el protagonista de su situación y a la vez es un espectador de las de los demás. Jalid representa el sueño de numerosos magrebíes y africanos. La historia de Jalid es aplicable a otros miles, sino millones, de Jalids.

Harraga, en marroquí, significa los que queman. Se refiere al gesto de los inmigrantes ilegales al quemar su documentación justo antes de embarcar en una patera, para evitar su identificación y rápida repatriación si son detenidos.


Harraga es una verdadera novela negra; un relato tan duro como lo es también  la vida del que decide arriesgar la suya propia para mejorar, porque si no mejora su vida no es vida. Narrada en primera persona, conforma una especie de diario donde se descubre la bondad del personaje. Porqué Jalid, a pesar de su implicación criminal no es más que un joven ingenuo lleno de esperanza.

La esperanza de una vida mejor que busca, persigue y anhela un país donde la pobreza se casa con la miseria.

Antonio Lozano
Antonio Lozano sabe de lo que escribe, le toca de cerca y por eso la historia de Harraga es tan estremecedora y tan desesperada, porque puede ser real. A pesar de la dureza de la historia la prosa de Lozano no se recrea en el pesimismo ni en la maldad sino en la esperanza de que todo, algún día, cambie.

La narración tiene tal tratamiento documental que bien podría ser la biografía real de un ser anónimo a quien la ficción llama Jalid pero que puede tener cualquier otro nombre. Antonio Lozano no rechaza el cuerpo a cuerpo y entra a contar, comprendiendo pero rechazando, lo que muchos saben y otros sufren pero que nadie airea ya que quien más quien menos desea tener su oportunidad y la denuncia no tiene cabida.

La novela explica una situación que no nos es desconocida y cómo sin la connivencia de entes corruptos en los estamentos judiciales, políticos y policiales de ambos países nada de eso sería posible.

El culpable es, en realidad, la víctima.


domingo, 14 de mayo de 2017

Azul marino de Rosa Ribas y Sabine Hofmann

Marineros americanos liberando
las tensiones por pasar mucho tiempo
en alta mar.
Esta es la reseña de Azul marino, la última novela protagonizada por Ana Martí, ¡hay que joderse!

En 1959 los americanos fondeaban sus fragatas y portaviones de la Sexta Flota a tiro de lancha rápida de Barcelona. Y sus marineros tomaban esas lanchas, como quien toma el autobús, para desplazarse a tierra y dar rienda suelta a los instintos reprimidos en alta mar buscando los medios más idóneos, léase alcohol y sexo.

Parecían los amos del mundo, derrochaban dólares, contrabandeaban con tabaco y ofrecía chicle y medias a las jóvenes que se avenían a acompañarlos. Fácil pues que despertaran antipatías. Fácil pues que de las palabras a veces se pasara a las manos. Y a los cuchillos.

Anthony, uno de esos marineros de origen portorriqueño, ha sido asesinado en un bar de la Calle Conde del Asalto y aunque los americanos suelen lavar su ropa sucia en casa, o en el barco, en esta ocasión, por razones políticas, solicitan la colaboración de la policía española.

Ana Martí, la joven periodista que vive con su prima Beatriz y pluriemplea en El Caso y en Mujer Actual, accede a la petición del inspector Isidro Castro para que le haga de intérprete en las conversaciones e interrogatorios en inglés¡hay que joderse!, esperando que favor con favor se paga y de ello pueda sacar un buen artículo.

La investigación, en apariencia un trámite, presenta rápidamente aspectos no previstos que habrá que resolver con rapidez habida cuenta que la flota tiene previsto partir en unos días.

Las autoras aprovechan una coyuntura histórica muy particular para cuajar un argumento ficticio lleno de verdades y dar un repaso vivencial a la historia reciente de España en especial a sus carencias inducidas sobre derechos humanos en todo su más extenso significado. Quien no nace en noble cuna solo pasa hambruna.

Flirteo entre USA y España
En Azul marino, las autoras, eligen una época en la que el franquismo desea a estar a bien con América que es la única que le hace caso y le puede facilitar su reintegración al mundo y por eso conviene callar según que cosas, aún más de las que habitualmente se callan y se mandan callar.

Una época en la que la gente bien no solo se empeña en demostrar que lo es sino que con ello pretende justificar lo injustificable de sus actos que confunden la caridad con la explotación.

Y Rosa Ribas y Sabine Hofmann lo cuentan con esa calidad literaria, esa pulcritud lingüística, ese amor por el trabajo bien hecho que ha sido su sello distintivo a lo largo de las tres novelas con las que han ilustrado, enunciado y denunciado retazos de historia política, social y económica a partir de tramas de brillante novela negra.

La novela sirve para cerrar (ojalá no fuera así) una trilogía que empezara con Don de lenguas y siguiera con El gran frío y que tiene a Ana Martí como protagonista principal de cada una.

Ana Martí es mucho más que un personaje ficticio de novela negra; es ante todo el reflejo social de toda una época oscura y dramática. Por si misma representa la lucha por el reconocimiento de la mujer como persona y por sus vivencias familiares y relaciones profesionales representa la resistencia a la opresión, a las represalias políticas, la solidaridad con los repudiados, la defensa de la dignidad y la lucha contra la censura.

Rosa Ribas y Sabien Hofmann
Las autoras han creado un personaje que trasciende la ficción y que homenajea a tantas mujeres absolutamente ninguneadas en el mejor de los casos y maltratadas mental y físicamente hasta la muerte en el peor. Han erigido un icono inmortal.

Un lujo poder leer estas novelas. Un placer al que no ningún lector debería renunciar. Una trilogía literariamente impecable y por ello, imprescindible.

Léan aquí el primer capítulo de Azul Marino de Rosa Ribas y Sabine Hofmann.

Rosa Ribas también es la autora, entre otras, de la serie protagonizada por la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, reseñada en este mismo blog: