Blog Interrobang recoge el guante y en su ecléctica selección de cine postea para el recuerdo un filme que como mínimo hay que ver una vez en la vida, y mejor dos para disfrutar con los “cameos forzados” incluso el del propio director.
Hablamos de Cliente muerto no paga (Dead Men Don't Wear Plaid) escrita por Steve Martin, cuando aún no tenía el pelo blanco, y Carl Reiner que también la dirigiría para convertirla en película de culto.
Y no por su brillantez narrativa ni por su calidad interpretativa, sino por su originalidad y por el esfuerzo de montaje de rebuscar en la filmografía clásica del más puro cine negro aquellos fotogramas que, convenientemente entrelazados con un hilo conductor, resulte un argumento coherente en claro homenaje al cine de género.
Y recalcamos “esfuerzo de montaje”, ya que detrás del proceso de cortar y pegar plano y contraplano, y no de Windows sino a manija, había que jugar no solo con las luces y las sombras para mantener la continuidad en la secuencia, sino también cuidando al máximo el script, el vestuario, el mobiliario y el tono interpretativo de los actores para que el conjunto quedara redondo y sin fisuras. Prueba conseguida.
Así con Cliente muerto no paga disfrutamos de una comedia de cine negro.
De una película original y divertida, con su punto de tensión y emoción, con sus giros de argumento creadores de despiste y suspense y además contando con la aparición de las grandes celebridades del cine negro y los grandes títulos de la década prodigiosa: Humphrey Bogart, Ava Gardner, Barbara Stanwyck, Cary Grant, Bette Davis, James Cagney, Joan Crawford, Ray Milland, Lana Turner, Alan Ladd, Charles Laughton, Vincent Price, Burt Lancaster, Verónica Lake…
Vean en este enlace de IMDb todos los que salen, por orden de aparición y de que película está recortada su presencia.
Como ven, es pues un gran guiño para cinéfilos hecho película. Los que se entreguen gustosos a ese juego de identificar actores y films tienen doble ración, el resto degustará una película de cine negro clásica y no echaran para nada en falta la cultura noir de los otros.
Es un ejercicio de complicidad entre guionistas, director, actores y público. Los críticos que la denostan es porque buscan un film al uso y no lo valoran como divertimento experimental. No hay que darle más vueltas. Hay que disfrutarla y reír a carcajadas con las numerosas escenas hilarantes que se suceden continuamente aunque algunas rocen el disparate. Y coman queso mientras la ven.
Aquí la BSO de los créditos finales (fundido a negro), talentosa creación original del húngaro Miklós Rózsa recreando las musicas de las peliculas de las que se nutre.
Aquí una escena con Humphrey Bogart
Aquí una recopilación de los mejores momentos (diálogos en inglés)