domingo, 20 de octubre de 2019

La Secta de los Tordos de Aaron Abarca

Un híbrido entre novela negra y
thriller conspiranoide.
El tordo, molothrus bonariensis, aparece en Chile a mediados del siglo XIX proviniendo de países vecinos. Los machos son de intenso color negro con un brillo tornasolado.

Es un ave parasitaria, y por esa razón no se beneficia de la simpatía de ornitólogos: asaltan nidos de otras especies, destruyen los huevos que haya y ponen los suyos que son criados por los anfitriones que creen que son sus propias crías.

Un animal tan astuto, tan agresivo, que prima su pervivencia a costa de destruir la de los demás no puede inspirar nada bueno a los humanos que los adopten como modelo y símbolo.

Cuando se halla una cabeza humana en medio de la calle, que sirve de entrenamiento y alimento para pájaros, todo indica que ha de haber un cuerpo decapitado en alguna parte y que el suicidio no es la opción más plausible. Un inicio más que prometedor de una novela negra, breve e interesante.

Enfocado como asesinato, se constituye un equipo policial de investigación para afrontar el caso y el ego de cada miembro amenaza con dinamitar la labor colectiva. Es como si la orquesta tuviera cuatro solistas y cada uno quisiera llevar la voz cantante siguiendo su propia e invisible partitura.

Aún y así los informes de cada investigador conforman un todo que descarta lo imposible y resalta lo probable. No se han dado pasos de ciego y apuntan a buena dirección aunque por el camino cada uno pierda algo que le importe y su mente, que parecía inquebrantable al comienzo del caso, tampoco se libra del peaje.

Aaron Abarca hace de esta novela corta una suerte de psicodrama y enfrenta a los personajes principales a sus propios miedos y busca reducirlos a meros seres humanos rebatiendo la supuesta fuerza impune que supone llevar placa.

La Secta de los Tordos es un hibrido entre novela negra y thriller conspiranoide, y enfrenta al sentido de la justicia con un totalitarismo religioso de raíces paganas que proclama un discurso aleccionador donde se interpreta que la libertad es en realidad la esclavitud: la individualidad debe someterse al colectivo.

Aaron Abarca
La novela resulta toda una agradable sorpresa que se lee fácil y rápido. Se agradece que avance sin dudar en ningún momento y sin rellenar páginas con sinsentidos, de ahí que sea tan corta y tan directa y deje con ganas de saber cómo se lo compondrá con un texto más largo y una trama más compleja.

La novela hace de los localismos y de las localizaciones callejeras uso y abuso; tanto como para entusiasmar a lugareños que se reconocerán en cada calle, esquina y establecimiento como para rechazar a forasteros que acabarán perdidos en esta telaraña de excesiva nomenclatura callejera desconocida.

Con un final que busca sorprender resulta una obra recomendable para quienes busquen tratamientos distintos al noir más comercial.

domingo, 13 de octubre de 2019

La sangre no es agua de Boris Quercia

Novela negra, espesa y humeante
como el asfalto recién vertido.
La sangre no es agua y hay que economizarla. Si se pierde se produce la muerte aunque no en toda muerte se vierta. Y dicen que la sangre une a las familias aunque no haya otra relación que la de ser potencialmente compatibles.

Sentados sobre la placa tectónica de Nazca que choca contra la placa Sudamericana (en Chile, en los últimos 200 años, se han registrado hasta 97 terremotos con una magnitud mayor a siete grados, y 18 mayores a ocho grados) encontramos a nuestros protagonistas: al narcotráfico chino, a ultraderechistas dispuestos a limpiar la sangre nacional eliminando la inmigración y a un detective que solo necesita una chispa para inflamarse y a un jefe que protegiéndolo se protege a si mismo, o eso cree.

Santiago Quiñones en un tira, un detective de la policía, que encarna al perdedor accidental. Es el epicentro de este terremoto y nunca mejor dicho.

A partir de una decisión que se le antoja lógica aunque luego no lo fuera tanto, el destino lo encadena a otras vicisitudes que lejos de mejorar su situación tienden a empeorarla cada vez más y es que las desgracias son como los zapatos: van a pares y de dos en dos.

Santiago está en medio de una separación conyugal que no lo parece, cuida o no lo parece de un padrastro y descubre un cadáver con un sospechoso que no lo parece. Como el refrán: oro parece plata no es, ¿qué es?; es tan evidente el significado que se tiende a buscársele otro más complejo. Y es que los hechos son simples y solo las interpretaciones y las explicaciones complejas.

La novela es intensa en todo su despliegue argumental y sostiene que, al igual que un terremoto fractura tierra, asfalto y edificios, el egoísmo y el fanatismo actúan fracturando la sociedad, cuando no los celos y el sentimiento de posesión.

Santiago Quiñones es un antihéroe que va dando bandazos como las rachas de lluvia a merced del viento. Avanza porque no puede retroceder. No sabría cómo hacerlo. Acarrea sobre su espalda sus desaciertos como si fueran los males del mundo y los traspiés lo vuelven errático y peligroso. Peligroso para los demás y para si mismo.

Boris Quercia
Boris Quercia, polifacetico artista de los medios, ha escrito una novela, negra, corrosiva, humeante y espesa como el asfalto recién vertido.

Una novela noir con denominación de origen. Genuina, retoño de aquel hard boiled que levantó la cabeza para no volver a agacharla. Esplendida en su magnitud emocional y en su despliegue de infortunios.

Una novela que aconseja, sugiere, exige ser leída. Ni lo duden.

Yo voy a completar, en breve, la lectura de la trilogía con la primera en abrir fuego que fue Santiago Quiñones, tira (2010) y con la segunda Perro muerto (ganadora del «Gran Premio de Literatura Policial 2016» en Francia a la mejor novela extranjera). Ya les contaré.

Existe serie de televisión adaptada por el propio autor, supongo que dificil de encontrar y visualizar por este continente pero valdrá la pena intentarlo.

Post scriptum: pinchen aquí para ver la reseña de las dos primeras novelas de esta trilogía: Santiago Quiñones, tira y Perro muerto.

domingo, 6 de octubre de 2019

Morir no es lo que más duele de Inés Plana Giné

Novela negra o thriller?
Los árboles suelen estar poblados de ramas y hojas, acaso flores y a menudo pájaros. Si son frutales muestran también algún fruto pero ninguno de ellos fructifica cadáveres colgados del cuello con una soga y con los ojos arrancados.

No picoteados por aquellos pájaros que ven turbada su tranquilidad y que buscan alimento, sino arrancados por mano humana como así es. A mano, no a máquina. Y si en el bolsillo aparece el nombre y dirección de una mujer que dice no conocer a la víctima, el misterio está servido.

Morir no es lo que más duele si la muerte es rápida. Hay vidas que están muriendo a cada segundo, una muerte en vida, lenta e inexorable por arrastrar experiencias dolorosas no resueltas emocionalmente y eso puede llegar a doler más que la propia muerte.

Inés Plana Giné adopta al teniente Julián Tresser y al cabo Coira de la policía judicial de la Guardia Civil para que cada uno interprete su propio melodrama particular que acaba siendo casi más dominante que la investigación del asesinato del hombre colgado; un McGuffin que sirve para desenterrar un pasado tenso y ominoso.

Una investigación sustentada en tantas casualidades que no por ser imposible deja de ser improbable y un cierre del caso que por su originalidad sorprende pero que por ser recurso lejos de complicaciones, desespera y frustra.

En cualquier novela de suspense, este debe primer por encima del argumento ya que su finalidad es la de mantener la incertidumbre hasta el final. Por eso cuando en una trama las regresiones se suceden en demasía y en general nada aportan al avance no solo empantanan el ritmo narrativo sino que rompen el desarrollo lógico que precisa un buen thriller de suspense psicológico para cumplir su objetivo.

Inés Plana
La regresión es un mecanismo de defensa psíquico y no debería serlo literario. El exceso de explicaciones reiterativas, que vienen a justificar caracteres y acciones lastra el conjunto y provoca un rechazo de la lectura cuyo saldo final amaga su razón de ser.

Presentar personajes como elementos esenciales en el desarrollo del argumento y luego no dejarles intervenir más que colateralmente resulta confuso para el lector, que acaba no identificando al verdadero protagonista. Y dar relevancia a subtramas que no suman ni van a ninguna parte, aún más. Muchas páginas con demasiada merma.

Thriller en línea con las novelas que se están vendiendo en la actualidad y que se permite dejar cabos sueltos esperando una segunda entrega que, suponemos, es la que acaba de salir a la venta con el título de Antes mueren los que no aman.

Todo bien conjuntado que seguro que hace las delicias del nicho de público a quien va destinada. Para el resto hay más y mejores opciones.

miércoles, 2 de octubre de 2019

9º Aniversario


Interrobang
Blog Interrobang‽ cumple 9 años. Oigan, todo un mundo. Desde su inicio acumula casi 470 mil visitas y 656 reseñas. Sin spoilers, sin favoritismos ni prevendas y sin publicidad.

Reseñando desde una objetividad contrastable, intentando explicar y argumentar y sin esconder verdades aunque no se proclamen a gritos.

El oficio de escribir merece todo el respeto. Es difícil hacerlo y es difícil dar a conocer la obra y más en los tiempos que corren. Y una vez publicada hay tanta tipología de gente que lee como de gente que escribe y seguro que hay conciertos que aúnan como los hay que distancian.

Lo importante es creer en las propias capacidades y escribir desde las tripas solo así se consigue transmitir de forma distinta. Las obras escritas solo desde la cabeza acaban siendo clichés y en un amplio bosque a oscuras, noir, es casi imposible distinguir un árbol de otro.

Novelas, series de televisión, cómics son quienes se llevan el trozo más grande del pastel de reseñas de este blog que cumple años.

Pero también hay espacio para la gastronomía, la música, el teatro y los games. Incluso la magia, como equivalente a las novelas enigma, y alguna que otra reflexión personal tienen cabida.

Eso si todo es de género noir. Todo criminal. Todo Interrobang.

Dense un paseíto por cada una de las pestañas de la cabecera y verán cuanto se ha dicho a lo largo de tantas reseñas  y contrasten si están de acuerdo con ello.

Y lo estén o no, si encuentran que es trabajo honesto recomiéndenlo. Ayuden a formar criterio propio a partir del contraste de opiniones.

Y que así sea por muchos años más. Besos y abrazos.

viernes, 27 de septiembre de 2019

La danza de los tulipanes de Ibon Martín

Un thriller policial costumbrista
de gran calado.
Tal vez los tulipanes dancen al son del viento, pero en atmósfera controlada bajo techo no ha lugar. La danza de los tulipanes es un eufemismo para explicar una ilusión óptica suscitada por una experiencia hipnótica resultante de fijar la vista en esas flores.

Ane Cestero comanda en Euskadi la recién creada Unidad Especial de Homicidios de Impacto, o sea aquellos que por su interés mediático precisan ser resueltos con prontitud y tratar con tacto los medios de comunicación. Para lo primero, Ane es ideal: buena profesional que no escatima ni un minuto ni un esfuerzo en pro de la investigación. Para lo segundo, lo del tacto, ya es otro cantar.

En un brutal inicio de novela, de gran impacto visual y emocional, una mujer pierde la vida mientras tiene plena consciencia de ello. La víctima sostiene un rojo tulipán entre sus dedos. Nada es casual y pronto habrá más tulipanes y por consiguiente más víctimas.

La danza de los tulipanes es un vertiginoso viaje criminal, quince días intensos durante los que vamos a conocer geografía ambiental y humana. Con brillantes momentos puntuales como el avance por un mercado o las conversaciones de bar, entre un sinfín más: surf, convento, actuación musical, enfrentamiento familiar… y no es que existan esos lugares para que pasen cosas sino que pasan cosas porqué existen esos lugares.

Cuando un autor consigue esto poco más se puede pedir. Conseguir que armonicen de tal modo personajes y escenarios como para que nada chirríe y permita al lector entrar de pleno en la historia olvidando que está ante una representación resulta una experiencia maravillosa.

Ibon Martín va entretejiendo diálogos profesionales y personales con pensamientos, descripciones de espacios abiertos con atmósfera de cerrados, intenciones con acciones. Acelera en las rectas, cuando la trama lo necesita, y reduce en las curvas cuando es aconsejable. Aparca en línea o en batería según convenga y sabe, en todo momento, gestionar el ritmo y adecuar el suspense.

El autor escoge los elementos de cada género que le convienen en cada momento y el resultado de combinar los referentes de la novela policiaca (lista cerrada de sospechosos a cual lo es más), novela negra (denuncia varios temas tristemente presentes en nuestra sociedad y con gran repercusión) y novela de suspense (la voz de quien asesina avanza detalles que la investigación desconoce y mantiene la lectura en vilo) es un híbrido tan acertado como complejo y como lo es el cuidado que requiere la hibridación de tulipanes.

En fin, estamos ante un thriller policial costumbrista en toda regla. Un best seller de calidad internacional que si no acaba reflejándose en la pantalla sería un error.

Ibon Martín
Es un caramelo dulzón pero que no empalaga y que deja un buen sabor de boca y ganas de más. La composición del dulce, bien medida y mejor ensamblada, es adictiva y satisface a cualquier paladar. Solo los exigentes le reprocharan al autor que se apoye en sabores conocidos y de solvencia contrastable; que no arriesgue, que se conforme con una voltereta cuando podría dar un salto mortal.

No puede no gustar a quienes tengan en los thrillers best seller su referente en lectura de evasión y entretenimiento. Y estarán de suerte ya que todo apunta a que va haber más casos que investigar para la Unidad Especial de Homicidios de Impacto comandada por Ane Cestero.

Ah! Y felicidades a la editorial y al equipo diseñador por tan magnífica cubierta y contracubierta que dice mucho y transmite una sensación que quienes lean entenderán. Y el efecto lluvia: chapeau! Y la delicatesen de las guardas. Hacía tiempo que no me encontraba con un producto literario tan bien presentado: gracias.