viernes, 28 de octubre de 2022

Riccardino de Andrea Camilleri

Estamos ante la última aparición literaria de Salvo Montalbano, el Comisario de Vigàta en la isleña Sicilia.

A lo largo de 33 novelas, Camilleri ha ido construyendo un personaje que ha conseguido ser entrañable por su humanidad y falibilidad, en especial en sus asuntos amorosos. Sus comidas, sus paseos junto al mar y sus reflexiones en voz alta, han conformado un personaje, un atrezo y un decorado que, aun sabiéndolo ficción nos seguimos resistiendo a creer que no sea realidad.

En Riccardino, Camilleri, que de esto del teatro sabe mucho, nos ha permitido asistir a una obra teatral y como no podía romper la cuarta pared para todos, al final se ha decidido a romperla para él.

Y con ello Camilleri se ha transmutado en Pirandello, y si éste en su obra teatral más famosa, Seis personajes en busca de autor, exhortaba a reflexionar sobre el concepto de la identidad humana a partir de la confusión entre actores y personajes, Camilleri lo ha reducido a un solo personaje pero manteniendo el hilo traumático de la trama.

Así Salvo Montalbano dialoga con el autor, Camilleri por supuesto, y se enfada porqué lo comparen con el Montalbano de la serie de televisión, a quien considera que no se le parece en nada, y con el Montalbano literario a quien todo parece lloverle del cielo para resolver todos los casos criminales a los que se enfrenta.

Él es el Montalbano real y los otros dos son ficción y él decide cómo, cuándo y dónde actuar; cómo llevar sus investigaciones y cómo resolver sus casos, por mucho que el autor se empeñe en insistir de su condición de personaje de ficción.

En este clima de tesitura filosófica, de conflicto existencial, se desenvuelve un caso criminal que se apoya en aquello en lo que no debería y es en la suma de casualidades.

Riccardino muere asesinado por disparos a quemarropa y averiguar los motivos casi resulta más interesante que conocer al culpable, pero aún y así la trama se resiste a fluir y el artificio de obra teatral demuestra que, al menos esta vez, el fin puede justificar los medios pero no que estos hayan sido los acertados.

El caso apenas se instruye y la investigación, en dos tiempos, está mal llevada por un Montalbano cansado y hastiado de todo. Además se ve cuestionada por los medios informativos, entorpecida por su jefe, influenciada por un obispo y recriminada por el autor que no para de entrometerse,

La Nota del Autor al final de la novela debería bastar para alejar la curiosidad y pasar de largo. Camilleri explica como la obra fue escrita entre 2004 y 2005, cuando el autor rondaba los 80 años de edad y quería dejar cerrada la trayectoria de Montalbano ante cualquier imprevisto. Viendo que pasaba el tiempo y seguía activo, retomó el texto en 2016 para adecuarlo en lenguaje y se acabó publicando póstumamente en 2020.

Desde aquel 2005 Montalbano ha vivido mucho, casi 20 novelas, y el mundo ha seguido en su vaivén incesable; aspectos que no se reflejan adecuadamente en Riccardino que, buscando la atemporalidad, se desenvuelve en una neutralidad carente de atractivo e interés ya que no se compromete en nada relevante a nivel social ni tampoco a nivel personal y amoroso del protagonista.

Qué suerte haber leído a Camilleri y haber conocido a Montalbano, pero no de acercarme a esta última y póstuma obra. Ni Camilleri ni Montalbano ni los lectores merecían este final.

domingo, 23 de octubre de 2022

El pasado nunca nos olvida de Daniel Jerez

El pasado siempre está ahí para recordarnos quienes somos y de dónde venimos. El pasado es ese conocido pesado que no nos permite pasar página. Esa sombra pegada al cuerpo que se arrastra por el suelo o por las paredes pero que nunca, nunca, nos suelta.

Hay pasados satisfactorios que se recuerdan con agradecimiento, hay pasados molestos que cuanto más se intentan olvidar más presentes están. Y hay pasados ominosos y cruentos que no se quiere que nadie más sepa.

En un pasado no muy lejano, en 1940, un vuelo acrobático de exhibición de un caza alemán, un Messerschmitt acaba en tragedia. El aparato no levanta el vuelo en un picado y se estrella en un suelo de marismas formado por fango y aguas subterráneas, que rodea el aeropuerto barcelonés en El Prat de Llobregat. Y permítanme el chascarrillo pero viene al pelo: …y de aquellos barros, estos lodos…

Hoy, noviembre de 2002, más de sesenta años después y una vez ubicado el lugar se procede a su recuperación. Nadie sospecha que con la extracción de los restos del aparato va a aparecer también algo imprevisto que, como tópica caja de Pandora, va a desatar un piélago de calamidades que van a ir encajando en una suerte de investigación periodística que Sebastián Acosta va a llevar a cabo.

Sebastián va a ir avanzando por ese terreno pantanoso que ya no solo es físico sino que afecta también a emociones y sentimientos y su relación con la familia, las amistades, colegas del trabajo y fantasmas del pasado, literalmente.

Deberíamos conocer mejor el lugar que nos ha visto nacer y crecer, así conociendo el pasado, el presente se presentaría con más nitidez. Pero un espejo con el azogue manchado y quebrado solo es capaz de ofrecer un reflejo sesgado de la realidad y Sebastián constata que es en uno así donde se ha estado mirando todo el tiempo.

Daniel Jerez, el autor, ha integrado El Prat de Llobregat en una trama criminal hasta el punto de que sin la población la novela no sería lo mismo. Sus localizaciones resultan determinantes, por su vivida descripción, para entender cómo fue posible que el delito se diera y por eso juega el papel de figurante con texto.

El pasado nunca nos olvida contiene una historia contada con los recursos del thriller: atmósfera de peligro latente, situaciones inquietantes, tensión emocional introspectiva y proyectada, una investigación que va desvelando poco a poco pero que permite al lector ir ligeramente por delante del protagonista principal y un desenlace inesperado.

Y a su vez El pasado nunca nos olvida es una novela negra que destapa actos viles producto de una ambición desmedida en una trama de corrupción y poder opresor.

Si hay alguien del Prat de Llobregat en la sala, esta novela es de lectura obligatoria y si no, también.

domingo, 16 de octubre de 2022

Los príncipes de Sambalpur de Abir Mukherjee

El año pasado nos regaló el descubrimiento de la primera novela de una serie ambientada en la India colonial británico, escrita por Abir Mukherjee, un autor de origen indio criado en Escocia, titulada El hombre de Calcuta

Ya son cinco los títulos publicados y aquí ya están disponibles y traducidos dos, el primero El hombre de Calcuta (hagan clic sobre el nombre para acceder a la reseña) y el segundo, este que hoy presento con entusiasmo, Los príncipes de Sambalpur.

Si en el primero se nos introdujo en una época de un país peculiar, confuso, ruidoso, caótico y especiado como es la India colonial británica, en este segundo ahondamos no solo en el conocimiento de sus costumbres sino también en su particular sistema de castas y de gobiernos autónomos y líneas de sucesión. Algo tan ancestral que ni los británicos osaban inmiscuirse.

El capitán Sam Wyndhman, que ha ido tomando el pulso a esta civilización, y su sargento Banerjee, o Surrender-not como suele ser apelado, acaban de escaparse de una soporífera recepción oficial junto a un príncipe heredero de un estado soberano cuando, víctimas de una emboscada, son tiroteados con resultado de muerte para el joven príncipe Adhir Singh Sai.

El exitoso atentado levanta polvareda en el seno del gobierno británico que insta a Wyndhman i a Surrender-not a no descansar hasta encontrar al asesino habida cuenta que el ataque puede complicar una estrategia gubernamental que consiste en la creación de un organismo denominado Cámara de los Príncipes donde los susodichos puedan hacer oír su voz aunque tengan cautivo el voto. Gran Bretaña está dispuesta a aparentar intención de diálogo para que el Partido del Congreso, ese que abandera un tal Gandhi, no aumente su influencia e incite a los nativos a la insurrección.

En ese estado de tensión, la muerte de uno de los candidatos a integrar la Cámara no solo no ayuda sino que desluce el efecto pretendido, de ahí que el comisario Lord Taggart, jefe directo del capitán y del sargento, presione a sus hombres para resolver el caso y apaciguar al virrey.

Abir Mukherjee sigue, en esta nueva entrega, los pasos de la primera de la serie y mejora incluso algunos aspectos, profundizando ironicamente sobre los atributos del imperio britanico y su falta de criterio para tratar asuntos espinosos al estar siempre más pendientes de la etiqueta y el protocolo que de los problemas de fondo. Así les fue.

El caso criminal está muy bien planificado y mejor resuelto, tanto por su trama y desenlace como por su escritura. Los motivos que inducen al asesinato, la mano ejecutora, el momento elegido incluso el método resulta todo de lo más convincente y su presentación es digna de la mejor mesa.

Si la primera lectura ya resultó satisfactoria, ésta aún lo es más. No hay duda que estamos delante de una magnifica serie que promete mucha emoción e intriga acompañadas de especias picantes que aún excitan más las papilas gustativas. Quedan ganas de más y larga espera parece antojarse si van a traducción por año.

Léanlas rápido a ver si desde la editorial entienden que no deben demorar las entregas.

domingo, 9 de octubre de 2022

Mai Més de Susana Hernández

Sortir, o millor escapar, de la marginalitat no és un desig sinó una necessitat. Viure en un mal barri, estigmatitza. Ho diu el vell aixecant al bastó contra els periodistes: “només veniu quan hi ha escàndol...” i és que fora de la noticia llaminera i morbosa captadora d’audiència, el barri no importa a ningú i a vegades ni tant sols els qui hi viuen.

A la Mina, al Besós, hi ha moguda de pisos de narcotràfic davant una batuda policial i cal moure els caus a nous llocs. Aquesta moguda afecta de retruc la vida de molta gent com la Rosa, el Biel, la Laila, la Hanifa, l’Anwar, la Jeny, el Musta... que intenten mal sobreviure com plantes en un femer.

Mai més és el crit d'un d'ells però que podria ser-ho de qualsevol.

Algunes plantes delicades i de colors vius aspiren a captivar l’atenció de la cara més agraïda i compensatòria de la vida; altres es cargolen sobre si mateixes oferint una imatge esquerpa a la defensiva, com cactus a punt de punxar si algú s’apropa massa.

Europeus, africans, asiàtics... autòctons, marroquins, pakistanesos... en els barris marginals totes les nacionalitats passen la mateixa gana però estructurats com països en miniatura estableixen les seves fronteres i decideixen les relacions amb les altres comunitats i no dubten a lluitar a sang per defensar el, poc, que tenen.

La Susana Hernández relata un episodi que forma part del dia a dia de determinats habitats que els tenim a tocar i en canvi semblen molt llunyans. Habitats d’aquells que només surten a les noticies si hi ha sang, com diu el vell del bastó.

Amb aquesta novel·la negra de barri, novel·la negra social, demostra que el que representa el gènere negre de retrat, exposició i reivindicació el tenim a tocar i no cal un argument ple d’escarafalls per mostrar que la violència no és potestat de psicòpates i que perfectament pot ser filla de les circumstàncies.

No som com ells” diu en un moment la Laila, però no hi ha volta enrere doncs a vegades la força de l’aigua t’arrossega encara que no vulguis i creguis que amb tu no podrà.

La lectura de Mai Més es de les que fa regirar en la cadira, és incomoda, desestabilitzadora, colpidora, inquietant.

D’aquelles que t’evidencien que, en tota població més o menys gran, hi ha un barri marginal i que en ell, a diari, es planten les mateixes frustracions i il·lusions i que es recol·lecta el malviure com constant quotidiana.

És el que és el que provoca que les coses siguin com son; a vegades no es pot escollir entre el bo y el dolent, sinó entre el dolent i el pitjor. Si han tingut un mal dia a la feina, a l’escola o rodalies ha tornat a petar i pensen que tenen mala sort, llegeixin aquesta novel·la i els canviarà la perspectiva.

Les obres de Susana Hernández sempre van acompanyades d’un mirall per tal d’anar aixecant el cap durant la lectura i poder veure’ns i fer-nos reflexionar. 

domingo, 2 de octubre de 2022

Robo en Sao Paulo de Dulce Xerach

María Anchieta acaba de ser nombrada guardaespaldas circunstancial del Presidente de Canarias en un viaje oficial a Sao Paulo con motivo de la celebración del 450 aniversario de la fundación de la ciudad por un jesuita tinerfeño.

Entre los actos está la inauguración de una exposición donde se muestra un manuscrito del propio padre Anchieta de inestimable valor cedido por el Vaticano para tan magna ocasión.

Sí, han leído bien María Anchieta y padre Anchieta pero no, no tienen parentesco alguno; o si, que la genealogía ofrece muchos misterios. De momento dejémoslo en casualidad, aunque es bien sabido que las casualidades, en novela negra y policiaca, no existen.

Cuando el manuscrito desaparece en lo que parece un audaz robo, un inconveniente contratiempo para la delegación española y las autoridades locales, la policía brasileña, la española y la guardia del Vaticano trenzan una alianza para su recuperación.

Así empieza este thriller de Dulce Xerach que, fiel a la etiqueta, presenta dinamismo, traslados, largos recorridos y distintas ubicaciones donde ir sembrando las pistas que han de permitir ir atando cabos en una investigación compleja por estar mediatizada por poderes religiosos y especialmente políticos.

La inspectora María Anchieta aunque sea del norte peninsular, tiene también lazos en Brasil y en Tenerife, donde ejerce actualmente. Por lo que las circunstancias no podían haber elegido a mejor investigadora.

Además su facilidad por el liderazgo la aúpa a tomar las riendas del grupo a pesar de estar pasando unos momentos personales de bajón. La autora le presta tics que provocan unas reacciones y unos comportamientos muy propios en una mujer lo que conforma un personaje muy creíble y humanamente cercano.

Robo en Sao Paulo es un thriller que busca la línea recta, que evita la confusión y facilita la lectura, como tiene que ser en beneficio del ritmo y el suspense.

La edición digital que he podido leer, al liberarla la autora puntualmente, presenta, en el último tercio, faltas de corrección probablemente por no ser la definitiva, lo que no impide disfrutar de su lectura.

Robo en Sao Paulo es la primera de una serie que ya va por la cuarta entrega, y que si en esta primera ya mostraba nivel, es de suponer que las siguientes aún serán mejores. Habrá que ir haciéndoles un hueco.