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jueves, 1 de diciembre de 2011

Natura quasi morta

Natura quasi morta, el 2012 sale en castellano, es una novela escrita a escala humana, o sea no es nada retorcida ni con giros escabrosos que buscan obtener mayor audiencia al presentar el más difícil todavía.

Es una novela cercana por su ubicación, por su motivación, por sus acontecimientos y por sus razonamientos.

Leyéndola, y por proximidad geográfica, a doce minutos en coche, he estado a punto de saltar e ir corriendo a los lugares por donde transcurre la acción para ayudar, para investigar por mi cuenta, para ser un figurante, para participar en la resolución.

Natura quasi morta, ofrece una lectura cómoda y plácida sin exigencias al lector y este es precisamente su punto débil: le falta tensión, generar nerviosismo, angustia. Como lector hay momentos en que se tiene la sensación de asistir a una conferencia soportada en power point y cuya participación se reduce a escuchar.

Tal vez le falte más relleno narrativo, a veces da la sensación de ser unas notas pasadas a limpio, suena a recogida de datos, de ser entre un algo que te han explicado y un algo vivido que adornas un poco para dictar a un tercero.

Tiene argumento, ambiente, personajes secundarios, pero poca interrelación entre muchas partes para conseguir un todo. Muchos personajes, muchos policías, mucho movimiento, muchos que mandan, mucho de todo, tal vez demasiado, pero poco determinismo.

Es como si le faltara alma.

Esa alma negra que solo tienen los escritores de novela negra, los auténticos escritores de género interrobang.

Los acercamientos al género de serie negra por buenos escritores, nadie pondrá en duda a estas alturas la calidad literaria de Carme Riera, tienen el punto de morbo de saber como resolverán el envite pero poco más aportan al género que su nota exótica que tan de moda está en estos tiempos.

Carme Riera resuelve con notable alto su inmersión en aguas negras; juega con la ventaja de presentar un entorno que domina y con un perfil de personajes que conoce y seguro que tienen más rasgos de verdad que inventados, pero aunque hay páginas bien resueltas y párrafos inolvidables se nota que no está cómoda.

Es como el que aprende un idioma y que por muy bien que lo hable siempre tiene dejes que revelan que no es su lengua nativa.

Creo que si ahora, una vez todo el pescado vendido, ya sin los nervios del estreno y con el conocimiento de lo que es escribir novela negra, la autora lo intentara de nuevo podría llegar a conseguir una muy, pero que muy buena novela interrobang.

A pesar de lo que diga en esta entrevista concedida a La Vanguardia.

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