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viernes, 24 de octubre de 2014

Broadchurch, la serie de TV

Acantilado mortal en Broadchurch
Broadchurch, pequeña e imaginaria localidad costera del condado inglés de Dorset, situada al sur oeste de la isla, ofrece a la costa francesa, que tiene enfrente, poderosos acantilados cortados en ángulo recto. Peligrosos abismos desde los que una caída resulta mortal.

Y es al pie de uno de ellos, sobre la arena de la playa, donde se encuentra el cuerpo de Danny Latimer, un pequeño de 11 años. El cuerpo muerto de un niño que aún no había empezado a vivir. ¿Accidente o asesinato? y si es asesinato ¿Quién puede matar a un niño?

Alec Hardy (actor David Tennant) es el detective recién llegado a Broadchurch que se hace cargo de la investigación junto a Ellie Miller (actriz Oliva Colman), la detective a la que ha robado el puesto al que aspiraba.

La química entre ambos es soberbia, pasa por toda la gama de relaciones posibles, y los distintos puntos profesionales de vista enriquecen el ritmo narrativo. Sus chispas mantienen el fuego de la trama que enciende la serie.

Él, forastero y desconfiando de todos ante la conocida capacidad humana de hacer el mal; ella, residente y conocedora de todos los habitantes, humanamente preocupada por el resquebrajamiento de las relaciones entre los vecinos.

Danny Latimer en la cornisa del acantilado
Ambos con el claro objetivo de encontrar al culpable cuanto antes, por el bien de la familia y de la comunidad. Por poder enterrar a Danny en paz.

A lo largo de la investigación, que dura meses aunque no haya referencia explícita sobre el paso del calendario, las debilidades de los residentes, sus miedos, sus frustraciones, sus historias pasadas, van punteando momentos de la historia, añadiendo y despejando desavenencias e interrogantes igual que emergen rocas puntiagudas en el mar cuando baja la marea y vuelven a desaparecer en horas.

La filmación y la fotografía de la serie se soporta en planos largos, generando una calma ficticia; buscando un sosiego que no puede hallarse en ninguna parte.

La clara intención de que no solo veamos lo que sucede sino que lo sintamos como lo hacen los protagonistas, se alcanza plenamente provocando la misma sensación de desconcierto por lo sucedido y desesperación por no haberlo podido evitar.

El ojo de la cámara se recrea en los primeros planos mostrando rostros tan inexpresivos como objetos y realza con travellings los paisajes urbanos, rurales y del mar que ofrecen mayor elocuencia que los comportamientos de las personas.

Y con gran habilidad, realza a cámara lenta las escenas de movimiento rápido haciendolas bailar con una música cadenciosa, angulosa y lánguida para explicar que el tiempo fluye a su ritmo por mucho que hagamos para que pase más rápido.

No hay posibilidad de superar el dolor. Si acaso de convivir con él. De aprender a conocerlo y pactar para que añada el mínimo daño posible a la lacerante herida que nunca ha de cicatrizar.

La serie Broadchurch acaba calando hondo; muy hondo. El pesar por la muerte de un hijo solo lo pueden entender quienes lo hayan pasado, pero la serie consigue acercar muchísimo esa sensación al resto de los espectadores. Con respeto, con delicadeza, con amor. Sin hurgar en el sensacionalismo.

Una serie criminal con el enfoque televisivo más cercano a la lectura de una novela que hoy se pueda encontrar. Un caso whudunit a la inglesa.

Donde cada espectador dispone de información suficiente para ir alimentando sospechas y atreverse a apostar por alguno de los múltiples sospechosos.

Resulta extremadamente tentador jugar a detectives en casa como para no elegir culpable.

Un whudunit que evidencia que alguien de la serie no es tan inocente como hace creer.

La opresión a medida que avanzan los episodios va sometiendo a los habitantes del pueblo y a los espectadores a una sensación de ahogo, a una sensación de claustrofobia que necesita rasgar el cielo para que entre el aire.

Y al acabar los 8 capítulos, un final especialmente sorpresivo, por inesperado, y absolutamente desgarrador por lo que supone a nivel de convivencia y traición.

Serie premiada con tres BAFTA y rodada integramente en escenarios naturales en el mismo perídod, julio, que transcurre la seire y a merced de los cambios de tiempo y de temperaturas buscando el máximo realismo en las actuaciones de los protagonistas.

Mientras se trabaja ya en la segunda temporada de Broadchurch, en EEUU se ha estrenado ya un remake con el título de Gracepoint con actores que repiten papel.

Post scriptum: parecería que en esta serie estaba todo dicho pero se ha hecho una segunda temporada reseñada aquí

2 comentarios:

  1. Muy recomendable. Me gusta sobre todo que se centra en contar las miserias del pueblo y eso lo hace incluso mejor que la investigación del asesinato. El final empieza a cantarse cuando están interrogando a una de las sospechosas y la sueltan. Por poner un pero, la resolución viene un poco de la mano de una casualidad que se acerca peligrosamente a un deux et machina.
    Un placer como siempre leerte, Jordi.

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    1. Efectivamente Roberto, el desenlace tal vez resulte poco para lo mucho que da la serie.
      Un abrazo.

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