La novela negra
japonesa, no nos cansamos de decirlo, es de otra negrura. Distinta y atrayente
como un abismo sin fondo. Requiere otro modo de afrontar la lectura, más
pausado y despierto a otras sensaciones. Otras emociones.
De planteamiento
simple y cotidiano por lo general, se lee con la naturalidad de lo que, por ser
cercano, nos resulta próximo. Y guarda para el sabor final el giro ingenioso y sorpresivo.
Lady Killer es la
historia de una venganza. Una venganza abordada cuidadosamente para infringir
daño de la forma que pueda dar más sufrimiento al que lo padece; el daño no
entendido racionalmente. El daño sumado
al desconocimiento del quien y sobre todo del porqué.
Es una tortura
refinada y pensada hasta el mínimo detalle para dar placer a quien la practica.
Un placer reposado y sensual. Pensada para proporcionar miedo e impotencia
resolutiva a quien la sufre. Un castigo anónimo.
Lady Killer es la
historia de una venganza. Un complot urdido para desarmar los mecanismos
equilibrantes del comportamiento, para desquiciar a la víctima. Un maquiavélico
plan de fuerte componente psicológico y gran resentimiento próximo a la locura.
Honda es
un cazador que ha desarrollado sus habilidades para ligar con mujeres solas en
las noches de Tokio donde pasa la semana trabajando ya que el fin de semana
transcurre en Osaka con su mujer.
Es un ligón
circunstancial, inducido por unos accidentes derivados de su matrimonio. No es
violento ni agresivo. No fuerza la situación, elige y espera a ser elegido. Es
un maestro en el arte de la seducción.
De repente empiezan
a aparecer mujeres asesinadas. Mujeres que han tenido relación con Honda. Mujeres
con las que ha estado y con las que ha podido dejar rastro de su contacto.
Y éste, acuciado
por los hechos, toma consciencia de que su rol de cazador, de mujeres
necesitadas de afecto, puede derivar a cazado, por la policía y la opinión
pública.
Masako Togawa ha
confeccionado esta novela negra como si bordara una preciada ilustración sobre una
seda: con delicadeza, femineidad y sensualidad.
La ha
estructurado en forma de capas, con diversas voces, donde cada una aporta
elementos que explican la parte de los hechos que les corresponde y enriquecen
el conjunto al que van cambiando de significado con cada nueva aportación.
Aparentemente
algo tan fácil como diseñar un jardín Zen. Pero tan complejo en su significado
y tan rico en las sensaciones despertadas como un jardín Zen.
De Masako Togawa
ya se comento la magnifica ‘La llave maestra’.
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