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viernes, 5 de diciembre de 2014

Seis días de diciembre de Jordi Sierra i Fabra

Seis días de diciembre transcurre en Barcelona desde el domingo 4 al viernes 9 de ese frío mes del año de gracia de 1949.

El ex-inspector Mascarell coincide con un ratero menor al que otrora detenía y con el que ahora tiene una deuda de gratitud. Es por eso, por la ética, y porque tiene una especial inclinación por los perdedores, por lo que decide ayudarlo en algo que parece una nimiedad y que el destino juguetón, por decirlo de forma suave, envuelve en muertes, vigilancias, golpes y mucho suspense.

Agustino Ponce, alias Lenin, ladrón por vocación vivencial y hábil aprovechador del despiste, ha robado una maletín de un taxi abierto esperando encontrar un botín que le asegure la supervivencia de su familia, mujer y parejita de hijos, durante un buen periodo de tiempo pero, para su decepcionante sorpresa, el maletín solo contiene papeles cuya importancia, si la tienen, no logra identificar aunque la imagina.

Pero hay algo más en todo el asunto y cuando empieza a complicarse decide que Miquel Mascarell es la persona más adecuada para echarle una mano que le saque del embrollo y si de rebote agarra un dinerito no le va a hacer ascos.

En Barcelona siguen los días grises. La cacareada paz sigue siendo una mordaza de silencio. Las fotos que gritan en blanco y negro desde las portadas de La Vanguardia Española solo vitorean al régimen y al clero. El resto no existe, salvo que se salga de la línea trazada en cuyo caso despunta para desaparecer de la circulación. Dura menos que la luz de una cerilla.

Miquel Mascarell luciendo sentimientos que no cayendo en el sentimentalismo, en su faceta más humana que le conocemos de las anteriores entregas, se debe una vez más a su código de justicia para no dudar en iniciar una investigación aún sabiendo que sus enemigos son muy poderosos. Y que el peligro no juega con pistolas descargadas.

En Barcelona no solo los días son grises, también lo son las calles, las plazas y los semblantes de los transeuntes. Por eso es imposible resistirse a esa belleza pelirroja que vestida a la europea aparece de la nada con una decisión y determinación envidiables.
Imposible resistirse a no volver la cabeza para admirar a esa joven de piel blanca, a esa "...mata de pelo rojo. Un color maldito, casi prohibido en la nueva España" que desplaza su cuerpo como una llamarada de fuego y luz.

Seis días de diciembre es una historia potente, de las mejores de la serie.

Identificando el arte, como cultura que es, como una víctima más de las guerras y convirtiéndolo en objeto de tráfico ilegal descontextualizándolo para reducirlo a mero dinero.

La trama de esta quinta novela de la serie es más rica al reflejar las colateralidades existenciales que conviven con el nudo argumental policiaco. Un nuevo caso para un Miquel Mascarell completamente asentado en la historia negra de este país. En la novela negra de este país.

Jordi Sierra i Fabra vuelve con uno de sus personajes más logrado, más querido, más vital. Vuelve con su repaso a esa época turbia en la que nunca hubo paz real, solo represión, venganza, torturas, cárcel y muertes certificadas por tuberculosis o debidas a intentos de fuga. Y vuelve para que nadie olvide.

Ahora que ya sabemos que la trilogía inicial dió paso a una serie con solución de continuidad esperamos con ansiedad la próxima entrega.

Recuérden en este mismo blog las reseñas de cada una de las novelas que conforman la saga y que no deberían dejar de leer o regalar:


2 comentarios:

  1. Poco puedo añadir a tus comentarios, la leí y la sufrí, paradojicamente la disfruté.
    es un libro que no puede desaparecer de nuestras estanterias porque es la historia de
    esta época tan tremenda que nunca debe ser olvidada y la ficción ayuda mucho a ello.
    Me alegro de que le estés dando publicidad.
    Un abrazo.

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    1. Es de esas series que ningún lector debería dejar de leer: una lección de Historia a través de una trama de novela negra. O acaso la verdadera novela negra no es Historia?.

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