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jueves, 8 de octubre de 2015

La misteriosa botella de Petrus de Jean-Pierre Alaux y Nöel Balen

Solo en Francia se podía dar una serie policial que tuviera el vino, sus variedades, sus bodegas, sus viñedos y sus gentes como protagonistas. Si el vino en Francia es una forma de vida, era lógico que tarde o temprano se le diera la vuelta y se convirtiera en una forma de muerte.

La serie La sang de la vigne, La sangre de la vid, tiene a fecha de hoy 23 novelas de las cuales solo dos se han traducido al castellano, entre ellas la que nos ocupa: La misteriosa botella de Petrus; que, secuencialmente, ocupa la novena posición.

Benjamin Cooker es una enólogo de renombre y autor de una exitosa guía de vinos que cuenta con la ayuda del joven Virgilio Lanssien, un buen aprendiz aún en formación y tienen por costumbre no solo poner su nariz en las copas sino también en asuntos criminales por lo que queriendo o sin querer participan activamente en los casos con los que topan y a pesar de la reticencia policial.

El planteamiento argumental de La misteriosa botella de Petrus resulta francamente cautivador y en la línea de novela policiaca más clásica: un anciano es asesinado en su casa, en algo parecido a un crimen ritual ya que se encuentran doce copas, once vacías y una con vino. Petrus para mayor exactitud. De 1940 a primera impresión de Benjamin Cooker.

Petrus, palabra muy, pero que muy mayor cuando se habla de vino. Un vino que trasciende al vino. Un Pomerol excepcional que debe beberse con servil agradecimiento y en honor al santo que preside la etiqueta, con devoción casi religiosa.

Pero a medida que la trama avanza y los asesinatos se suceden, no en balde hay tantas copas expuestas, e intenta volverse compleja para explicar los motivos de tales crímenes y se remonta a la segunda guerra mundial va perdiendo su forma y su compostura como beber sin saborear. Una lástima echar a perder un vino así.

Jean-Pierre Alaux y Nöel Balen, sobradamente conocedores de la cultura vinícola y del jazz, a quienes hay que envidiar por esas razones, derivan hacia el chauvinismo, bien entendido, y dedican más páginas a explicar y elogiar al vino que a tejer la trama criminal. Y en este caso y teniendo buenos elementos: vino, jazz e Historia, el resultado final no está a la altura. No es un vino redondo. Y esto en un Petrus no es aceptable.

En estos tiempos en que la novela negra y policial vende hasta lo que no está escrito resulta curioso ver como esta serie no tiene tirada por aquí; claro que si la leen los lectores habituales del género les va a saber a poco  y si los lectores son bebedores de buenos vinos la cata les resultará igual de insustancial.

La primera novela de esta serie, Muerte entre los viñedos, ya fue tratada en este blog. Pinchen aquí para leer la reseña. En esa ocasión el vino escogido fue un Sauternes, nada más y nada menos que un Château d’Yquem.

Yo aún no he tenido ocasión de probar ni uno ni el otro y para evitar seguir babeando durante las lecturas y poner las novelas perdidas voy a dejar de leer esta serie caso de que se sigan traduciendo.

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