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domingo, 5 de junio de 2016

Codeflesh de Joe Casey y Charlie Adlard

Un código de barras como máscara.
Codeflesh es un cómic noir de apariencia simple pero con un trasfondo complejo en su planteamiento del uso de la violencia como droga euforizante.

Cameron Daltrey es un agente de fianzas de la condicional que contrata a un cazarecompensas cuando alguno de sus clientes no cumple con las obligaciones de presentarse ante el juez y en consecuencia está en riesgo recuperar el dinero invertido. Hay que localizar al presunto delincuente y reconducirlo al camino legal y soliendo emplear la fuerza bruta como método de convicción más eficaz que la palabra.

El cazarecompensas, que cubre su cabeza con una cutre máscara casera con un código de barras impreso por cara no es otro que el propio Cameron que adopta ese disfraz para no ser reconocido ya que no tiene potestad para ejercer esa tarea desde que un juez se la retirara.

Cuenta con un socio, Staz, simple figurante en el trabajo y en el cómic, para guardar las apariencias y está enamorado de Maddie, una striper, que aún lo está más de él lo que no impide que se pueda hartar de su falta de atención y de sinceridad y dejarlo plantado.

A lo largo de nueve capítulos, en realidad nueve historias autoconclusivas, se va desvelando el carácter del protagonista y el porque de su necesidad vital para involucrarse de lleno en esas peleas: está enganchado al subidón que le proporciona la liberación de adrenalina.

Los argumentos de Joe Casey son bastante simples, que no planos, y la trama sigue un esquema y se resuelve con rapidez: se conoce de un presunto que estando en libertad bajo fianza no se ha presentado ante el juez, Cameron se encasqueta la máscara, lo localiza, la consecuente pelea se lleva las ¾ partes del total de páginas, y una vez capturado hay escaso tiempo para reflexionar sobre las cosas importantes de la vida. Entre ellas que está distanciándose de su novia y si sigue así la perderá.

A pesar de este esquema reiterativo y fácil el cómic consigue atrapar la atención ya sea por el elenco de extravagantes personajes que parecen habitantes de un catálogo de lo sobrenatural por su variedad de súper poderes o bien por la de palos que recibe Cameron que parece poco más que sea él quien tenga súper poderes para poder encajar tales palizas y seguir tan fresco.

Este cómic fue un embrión nacido en el 2000 que no llegó a desarrollarse en su plenitud y de ahí que sepamos poco de las motivaciones de los personajes y de sus inquietudes (incluso del título, de la máscara…) aunque el guionista Joe Casey consiga en muy poco espacio compensar habilidosamente pinceladas psicológicas en una trama con mucho ritmo e intensidad y diálogos ásperos como barba de dos días.

Codeflesh capítulo 1
Charlie Adlard dibuja, despachando el argumento con solvencia, sin ceñirse a estructura alguna de viñetas, adaptándolas según necesidad, y con un dibujo de líneas duras y un empleo del color basado en tintas planas de colores sucios con lo que consigue transmitir esa sensación de abandono y marginación que predomina a lo largo de la serie y hace palpable esos excesos de testosterona del protagonista que incapaz de encauzar su vida sentimental se desfoga con ráfagas de violencia.

Un cómic en la mejor tradición del género negro clásico americano dando juego a un elenco que generalmente está de relleno y ocupa papeles secundarios como agentes de la condicional, cazarecompensas, strippers… y que revisa el concepto de súper poderes sin mallas de colores ni glamour mediático.

Probablemente no figurará en ninguna lista de indispensables pero eso no significa que no sea una obra elogiable y merecedora de atención.


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