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domingo, 27 de noviembre de 2016

La Brigada de Anne de Capestan de Sophie Hénaff

Un cruce entre Caso abierto
y Modern family.
La Brigada de Anne Capestan es de esas novelas que vienen a renovar el aire enrarecido en la actual habitación donde habita la novela negra. Una novela negra cada vez más autocomplaciente seducida por las alabanzas de editoriales y que cada vez denostan más lectores, de los de verdad. Si Fred Vargas abrió la puerta para dar entrada a nuevos paradigmas, ahora Sophie Hénaff abre una ventana para que salgan rancios tópicos.

Anne Capestan es una comisaria de policía readmitida después de ser investigada por Asuntos Internos pero relegada a un edificio secundario y asignada como jefa de una brigada compuesta por todos aquellos elementos, indistintamente del rango: agentes, comandantes, capitanes, tenientes… que son una piedra en el zapato y que por ese motivo son agrupados como un pelotón de apestados y desterrados para que no molesten.

Forman una banda de la que Anne Capestan es la jefe. Si fuese de música bastaría con que no desafinasen.

Claro que nadie contó con su prurito profesional y que el hecho de que no encajen en un sitio o con algún jefe con ojeriza no quiere decir que no sirvan, ni tampoco se pensó que este ostracismo lejos de sumir sus actos en la indiferencia iba a ser acicate de sus ánimos y sus deseos de vindicación profesional en busca del prestigio perdido.

El elenco lo conforman la comisaria a la que le cuesta controlar su ira, un normativista de asuntos internos rechazado por gay, un gafe al que nadie quiere por compañero, una escritora con serie de televisión propia, una ludópata, un chivato, un alcohólico, un exboxeador con conocimientos informáticos y un adicto a la conducción temeraria de vehículos.

A pesar de sus etiquetas no hay desesperación ni lamentos ni amargura por su destierro, así la brigada consigue positivizar su situación y conjuntar esos distintos caracteres e investigar varios casos abiertos que acumulan polvo olvidados por todos. O tal vez por todos no.

La trama es ágil sobre todo teniendo en cuenta que hay que presentar a cada uno de los brigadistas, nada menos que nueve, y a los altos mandos y que las investigaciones simultanean tres casos y que hay que acondicionar el edificio y que hay que moverse por París e incluso desplazarse a las afueras.

Es una novela policíaca de tratamiento ligero y diálogos con visos de humor  capaz de mantener la intriga del argumento criminal de cada investigación con lo que conforma una estructura narrativa muy rica en matices y escenas costumbristas en la que no hay descanso alguno.

Sophie Hénaff
Por su tratamiento ligero, a las antípodas del trascendentalismo tremendista, de la exposición sociológicamente trágica de los psicópatas y connotaciones morales, Sophie Hénaff  ha escrito, seguramente influye que haya sido columnista en Cosmopolitan, una novela que se asemeja a esas novelas inglesas de la edad de oro policiaca donde prima la investigación en entorno pintoresco con dosis de humor inteligente.

La novela otorga voz a la colectividad frente la autosuficiencia del héroe solitario y demuestra que el éxito también puede ser cosa de fracasados. Y que dos más dos pueden llegar a sumar cinco.

Es una lectura fácil y estimulante de la que habrá que esperar nuevas entregas para ver su evolución. Parece que se está pensando en su adaptación televisiva, lo que perfectamente podría parecerse a un cruce entre Caso abierto y Modern Family, lo que no deja de resultar interesante.

4 comentarios:

  1. Hace unos días que acabé esta novela y me ha encantado. Es completamente diferente a lo que la novela policíaca que he leído últimamente.

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    1. La renovación debe ser el primer mandamiento al que se apuntan los autores franceses cuando de novela negra o policiaca se trata.
      Saludos!

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  2. Jordi, excelente reseña. Voy a por ella. Por cierto ¿ a qué te refieres en concreto cuando dices "que viene a renovar el aire enrarecido en la actual habitación donde habita la novela negra" Me interesa tu opinión. Un abrazo

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    1. Hola Julio, por renovar me refiero a que, en general, en las publicaciones actuales hay mucha similitud argumental, mucho postureo trascendente y reclamación de la etiqueta de crónica social que adozena y uniforma. Y que los franceses, sobretodo, están haciendo algo distinto y creo que, el tiempo lo dirá, muy valioso para el género que es aunar la condición de entretenimiento y retrato social costumbrista trivializando su importancia y dejando la crítica para los ensayistas. Más o menos. No se si te lo he aclarado o te líado más.
      Un abrazo!

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