Páginas

domingo, 26 de febrero de 2017

Agatha Raisin y la jardinera plantada de M. C. Beaton

En primavera se plantan flores
pero siempre hay quien decide
opciones más drásticas.
En una novela convencional una jardinera plantaría plantas, arbustos  e incluso alguna hortaliza o verdura, pero en una novela con Agatha Raisin como protagonista no es extraño encontrar con que es la jardinera la que resulta plantada.

Y claro, si se planta una persona se obtiene un cadáver y el cuerpo no florece más bien se marchita.

Así son los argumentos de las novelas protagonizadas por Agatha Raisin: sarcásticos en su planteamiento y sembrados de fina ironía británica en cada diálogo y en cada nueva situación, divertida hasta el absurdo.

En Caserly, villorrio situado en los Cotswolds donde vive Agatha desde que abandonara su vida profesional en Londres, han decidido convocar un concurso de jardines y premiar al más esplendido.

Todos los participantes están algo nerviosos y ansiosos por ganar, algo que a Agatha se le antoja una necesidad, por razones amorosas que no vienen al caso, o si, y cuando Agatha quiere algo no hay línea roja que la detenga. Recuerden el trasiego con la quiche de la primera entrega e imagínense lo que puede barruntar.

El nivel de tensión entre los concursantes es alto, espoleados por Mary Fortune, una recién llegada al pueblo que tiene a todos hombres y mujeres comiendo en su mano, por razones distintas, y que parece conocer el punto débil de cada cual y que no duda en apretarlo para favorecer sus intereses.

A la gente no suele gustarles que se aireen sus inseguridades o sus aspectos vulnerables y alguien acorralado puede sentir la necesidad de atacar como medida defensiva.

M. C. Beaton autora de la serie
de novela policiaca con
Agatha Raisin como
protagonista
M. C. Beaton ha vuelto a implicar a su protagonista en un nuevo caso criminal.

Entre cortinas de ganchillo, floridos y olorosos arbustos y educados comentarios se desarrolla una investigación tan ligera como agradable.

La novela mantiene ese tono jocoso que sostiene quien se ríe de sí mismo y esa redacción sencilla, sin más pretensión que ofrecer una historia entretenida y divertida a partes iguales como los ingredientes de un buen plumcake casero hecho por la mismísima Mary Fortune.

Tómensela entre horas (entre lecturas más indigestas) saboreándola despacito para entender todas sus ironías y acompáñensela con té solo, con leche o con gotas.

Agatha Raisin y la jardinera plantada es la tercera novela de una serie que tiene suficientes títulos como para dar muchas satisfacciones.

Anteriores novelas de Agatha Raisin reseñadas en el blog:


domingo, 19 de febrero de 2017

Los renglones del destino de Rubén C. Morató

Los renglones del destino están escritos
de forma retorcida.
Si Dios escribe derecho con renglones torcidos es de desear que estos se refieran a otro ya que si lo que llamamos destino se tuerce es capaz de llevarse por delante a quien encuentre en su camino.

La novela Los renglones del destino es un thriller noir que pinta un retrato sociopolítico donde se encuentra de todo, como en botica, pero también como en ella aparece todo perfectamente ordenado y dosificado en su precisa medida.

Asesinatos, corrupción en altos mandos y altas esferas, especulación urbanística, robo y mercadeo de objetos de arte, sagrados secretos de confesión y confidenciales secretos de estado.

Todo empieza mucho antes con el caso rápidamente, demasiado rápidamente, aclarado del crimen del matrimonio Palacios, una anodina pareja encontrados muertos en su domicilio.

Muchos años después lo que parecía olvidado vuelve a ser noticia en el presente por una mano reveladora de detalles que, poderosos de la época, tuvieron a bien, según sus intereses, silenciar en su momento.

Caramelos de violeta, el pequeño
placer de Alicia Cepeda
En el ahora dos sucesos absolutamente inconexos como un robo y un accidente de tráfico tienden a converger en una misma investigación en la que Casimiro Santamaría, subinspector de la Brigada de Patrimonio Artístico, y Alicia Cepeda, inspectora de la Brigada Central de Investigación de los Delitos contra las Personas, trabajaran juntos por eso de los renglones del destino.

Los dos casos, en apariencia simples, tienden a su vez a ramificarse en variantes que implican a terceras personas y a centros de poder. Y es que a veces el aleteo de una mariposa puede ser el preludio de un tornado. Y así tramas y subtramas van desplegándose tratadas a ritmo de thriller y con buenas dosis de suspense.

Altos miembros del gobierno central y municipal, de la policía y de la iglesia, los poderes fácticos de toda sociedad, se entrecruzan con distintas intenciones en un argumento que aúna verdades fabuladas con fábulas verdaderas.

La trama presenta muchos hilos de los que hay que ir tirando con cuidado para no enredarse y que hay que intercalar para que el tapiz vaya cogiendo color, las formas vayan adquiriendo significado y la obra tenga sentido.

Rubén C. Morató
autor de thrillers
El autor Rubén C. Morató, que cuenta ya con experiencia en este tipo de thrillers cóctel noir, político e histórico (de hecho en esta novela hace un guiño a un personaje de su novela anterior El Arcano como si de otra investigación se tratara) es el tejedor al que hay que agradecerle esta obra que cumple con su finalidad de entretener yendo un paso más allá al docuficcionar un secreto que el Gobierno español de la época se empeñó en ocultar y cuya silenciada finalidad abre paso a cualquier especulación. Maná para un escritor de thrillers.

La prosa es distendida y fácil para que la lectura no se vea complicada ante la simultaneidad de acciones que en el mismo tiempo y en distinto lugar se van narrando, lo que da lugar a una novela entretenida, en ocasiones arrítmica pero sin penalizar la lectura y que viene a ratificar la buena salud del thriller español.

El final elegido, muy metido en contexto, es de los que confirman que los renglones del destino no solo son torcidos sino absolutamente retorcidos.



lunes, 13 de febrero de 2017

The player serie de TV

The player la serie de juego en donde la apuesta
es la propia vida. 
The player, El jugador, es una serie de televisión de género thriller noir que transcurre en Las Vegas y como no podía ser de otro modo, pasando en esta ciudad que nunca duerme y en donde el tiempo está suspendido (los casinos no tienen ni ventanas ni relojes) la trama va de apuestas.

Pero no las apuestas con máquinas tragaperras, ruleta o Black Jack, que serían recurrentes y aburridas para jugadores de altos vuelos sino de otro tipo de apuestas.

Apuestas donde está en juego algo más que acertar la casilla donde finalizará de dar vueltas la bola de la ruleta o en acertar con la carta al repartir una mano.

Los adinerados del planeta han promovido un aliciente a su monótona y ociosa vida que consiste en apostar sobre hechos delictivos a partir de un estudio de probabilidades.

Jugador de la casa contra jugador forastero. Bueno contra malo sin importar quien gane. Vida contra muerte en la mayoría de los casos.

Pero sin atisbo de moral alguno ya que solo les importa ganar en su apuesta. Hayan apostado por uno u otro. No hay preferencia: el dinero no entiende de simpatías.

En cada capítulo un nuevo juego mortal; una nueva apuesta. Johnson (interpretado por Wesley Snipes, hay que comer cada día) como jefe de sala, Cassandra (Charity Wakefield) es la croupier que cuenta con la ayuda de un inestimable sistema informático de múltiples conexiones y alto rendimiento y Alex (Philip Winchester) es el jugador que representa a la banca.

Alex es reclutado a partir de ser atacado en su domicilio a raíz de un complot de secuestro de la hija de un magnate y a partir de ahí el juego no ha hecho más que empezar y cada episodio una nueva apuesta encima la mesa.

Como subtramas lineales la identidad de Johnson y quienes apuestan desde el anonimato; la desconocida infancia de Cassandra y la evolución de su relación sentimental y por último ¿dónde está la mujer de Alex?

La opinión pública no fue del todo negativa, otras series de menos calado han permanecido en antena durante más tiempo, pero el bajo share y la demoledora crítica no dejaron que esta serie ni tan solo culminara la primera temporada.

Cierto es que empieza mal, todo muy circense con muchos fuegos de artificio y mucho ruido y no es que vaya mejorando capítulo a capítulo pero intención había.

Una pena o quizás no; lo cierto es que algunos apasionantes interrogantes se han quedado sin respuesta. Quizás otra cadena rescate sus restos, como ya ha sucedido antes en este mundillo, los recomponga y la lance de nuevo a las ondas.

jueves, 9 de febrero de 2017

La trilogía de Marsella según Jean-Claude Izzo

Total Khéops, Chourmo y Soleá
son las novelas que conforman la
trilogía marsellesa de Fabio Montale
escrita por Jean-Claude Izzo
La imagen de una Marsella hardboiled se refleja en una demoledora trilogía tan compleja y visceral como solo lo es la amistad y tan intensa como solo lo son los sentimientos desbordados.

Marsella no es esa ciudad que elijan facilmente los turistas porque no hay nada que responda al tópico que pueda ilustrar la llamativa cubierta de un folleto de agencia de viajes. Marsella es pues una ciudad de marselleses ya sean nacidos dentro o venidos de fuera.

Marsella es ante todo un puerto y como tal una puerta de entrada y salida a Francia, empleada sobre todo para lo primero por distintas oleadas de inmigrantes, algunos franceses (de segunda) provenientes de antiguas colonias africanas y otros no. Verdadero crisol de razas y lenguas y donde las rencillas no solo son verbales y la mafia se apodera de los negocios como las palomas las migas de pan.

Tras el nombre de mafia hay una realidad que responde a unos intereses que involucran a mucha gente y que se nutre de soldados fácilmente prescindibles. Esa realidad no se detiene ante palabras,

Como en cualquier otra ciudad el extrarradio es lugar donde se expansiona la construcción más barata y donde se desdibujan sus límites entre ciudad y amalgama de edificios de bajísimo presupuesto y materiales de idéntica calidad. Nada bueno puede salir de esos lugares; y si algo sobresale la vida/muerte suele recordarle de donde proviene y hasta donde le permite llegar. Esa es La Marsella de Jean-Claude Izzo.

En esos ríos revueltos de desesperación es fácil tentarse en buscar el dinero fácil y la mafia puede ser un instrumento para ello.

Fabio Montale es un policía que vive solo acompañado de los recuerdos de sus relaciones, las que ha abandonado y las que lo han abandonado, y de whisky y nostalgias de si hubiera hecho o hubiera dicho y oyendo, escuchando, sintiendo jazz, mucho jazz y evocando poesías y lecturas de juventud y reivindicativas letras oídas en cualquier rap.

Su desorden emotivo va cambiando a medida que avanza la trilogía hasta entender que el pasado sirve para tomarle la medida al tiempo y que vivir el presente es aceptar comprometerse con la vida.

Su enfoque policial basado en la conciliación y no la represión le ha hecho acumular fama de legal entre quienes viven marginados pero le ha restado credibilidad en el cuerpo más partidarios de la mano ligera para golpear, para disparar bien y para esconder unos billetes.

La trilogía recorre las calles de esa Marsella donde no solo es fácil ensuciarse las suelas de los zapatos sino además acabar pringado de arriba abajo. Una serie hardboiled de arriba abajo.

En Total Khéops, caos total como dice la letra de un rap, Fabio debe abordar dos casos muy delicados para su equilibrio emocional; de esos que te gritan que los resuelvas tú y no la justicia, que no se sabe cuan justa puede llegar a ser. El presente le hace revivir el pasado y el recuerdo de los amigos de entonces Manu, Ugo y Lole y los de ahora, Leila, le despiertan emociones que no creía capaz de sentir.

En Chourmo Fabio no puede evitar que el desorden que genera la violencia impune le afecte tan directamente como para que llegue a dudar de su axioma conciliador y piense en métodos más expeditivos para vengar la muerte de un joven inocente en un caso en que la mafia sigue engrandeciéndose sin escrúpulos.

En Soleá todo se desborda; emociones, sentimientos, recuerdos, pasiones y se enzarzan en una violencia que parece no tener fin ni solución. La novela sirve para delimitar los espacios de libertad amenazados en las dos anteriores y para que Fabio pueda poner por fin orden en sus prioridades.

Esta trilogía es una de las mejores elecciones de lectura de novela negra, dura y realista, que puede hacerse hoy en día. Merece leerse completa y seguida para no distanciarse de la atmósfera con la que Jean-Claude Izzo, fallecido en el 2000, consigue impregnar la escritura y en la que es fácil sumergirse desde el primer momento con total intensidad y una entreverada sensación de angustia esperanzadora hasta el mismo punto y final.

Total Khéops, Chourmo y Soleá son una reflexión sobre lo que cuesta la muerte y lo que vale la vida; donde la lucha por defender los principios puede ser la causa de perderlos; donde la amistad es hasta que la muerte nos separe y más allá.

La televisión francesa adaptó las novelas en 2002 en una mini serie de tres episodios con Alain Delon interpretando a Fabio Montale

sábado, 4 de febrero de 2017

La mirada de Chapman de Pere Cervantes

La Mirada de Chapman es
la mirada de quién horas después
iba a asesinar a su ¿ídolo?.
Mark Chapman tuvo la osadía, la grosería, el desprecio, la satisfacción, de mirar a los ojos de John Lennon sabiendo que al cabo de un rato lo iba a matar. Ese instante, esa mirada de quien ha desafiado a Dios el disponer sobre la vida humana, de quien se agencia ser el Armagedón, fue captada por un fotógrafo, mientras Lennon le estaba dedicando un álbum de Double Fantasy a su asesino. Pero horas después Chapman ya no tendría el valor de mirarlo a los ojos y por eso le disparó por la espalda.

La mirada de Chapman es el tic que todos los investigadores desearían poder identificar en sus sospechosos; el detalle que permite diferenciar a un asesino entre quienes no lo son; el que haría posible detener a los criminales ya que las víctimas de asesinato no pueden contar si sus asesinos las miraron fijamente a los ojos mientras las mataban y por tanto no pueden describirla.

En Menorca se prepara todo para la celebración de La Semana Negra de Ciutadella, y en esos actos, ya se sabe, no pueden faltar ni escritores, ni editores, ni periodistas, ni lectores, ni fans, ni libros para firmar.

Es el lugar donde los egos se subliman embebidos en alcohol, de marca, y en donde las envidias y los rencores son difíciles de retener en boca cerrada, ya que esta permanece mucho rato abierta. Ya sea hablando, bostezando, bebiendo, comiendo o tragando.

Y algo que no debería faltar nunca en ese tipo de eventos es un buen asesinato, pero claro no es buen reclamo turístico y no puede planificarse en el programa, por eso cuando se produce, los asistentes no saben si están ante un ardid promocional o es realmente un crimen presentado en sociedad.

Pronto la calma de Menorca, ya turbada por el run-run del evento, es barrida por el viento de crímenes y noticias.

Y para cuando la policía consigue relacionar hechos puede ser tarde para salvar víctimas ante la mirada hierática e impasible de la Naveta des Tudons que con sus 3.000 años a cuestas poco le queda por ver.

La novela es una narración policiaca que va desgranando pistas suficientes pero habilmente camufladas como para que la lectura permita ir recorriendo la investigación como si en ella se participara.

Es la segunda entrega protagonizada por la ex-pareja de puertas afuera pero no de corazón pa dentro que son María Médem, a quien el bosque del delito no le deja ver el árbol de la traición en su jardín, y Roberto Rial, gallito en comisaría y gallo en el corral de las gallinas, aunque lleve camino de quedarse sin plumas y sin cascarón.

Pere Cervantes
Pere Cervantes ha compuesto, nuevamente, una novela policiaca muy interesante para una lectura cómoda y placentera donde el paisajismo, el de la naturaleza y el de la condición humana, tienden a mecerse en la misma hamaca.

De nuevo, como ya pasara con su novela anterior:

No nos dejan ser niños (reseñada aquí)

combina hábilmente los asuntos propios e internos de una comisaría con los familiares y domésticos y a su vez conjuga correctamente el entorno ambiental y geográfico con los crímenes y la investigación policial.