Eros y Thanatos. Atracción y repulsión. La fuerza y el reverso tenebroso. |
Desde la publicación de
las lejanas Bélver Yin y Opium nada había vuelto a saber de este
autor hasta ahora que me he encontrado con El
beso de la sirena negra, una interpretación de la novela negra muy en su
estilo y en la que resuenan ecos de las dos citadas.
Esa búsqueda del yo
existencial, esa sublimación de lo terrenal como medio para elevarse al plano espiritual,
esa forma tan visceral de entender el deseo y el placer, la lujuria y la pasión,
ese confundir contornos de ilusión con realidad. Esos personajes fieles a su
propia ética y moral siempre a contracorriente.
Como los que se creen
personas viendo el reflejo del espejo pero que en realidad son solo el animal, en
su caso desatado, que todos llevamos dentro.
Novela
breve de trama policial simple, trufada de provocaciones que pretenden
escandalizar; algo que se podía lograr en 1981, pero que ahora solo pueden
despertar alguna emoción a los nacidos después de esa fecha y aun con reticencia.
La
calidad de su prosa se mantiene intacta pero si antes se exhibía como ariete de
originalidad trasgresora ahora lo hace al servicio de otros intereses sino ¿qué
necesidad había de enfocar sus disertaciones sobre la dualidad humana desde el
punto de vista de novela negra? ¿Acaso la moda de la etiqueta tiene algo que
ver?
Jesús Ferrero |
En
las novelas de Jesús Ferrero brilla la estética, omnipresente, y se antepone
como vestido de gala a las disertaciones filosóficas frente a las morales que
pretenden contextualizar la existencia de la virtud para poder diseccionarla
psicológicamente y convenir cuanto de ella es goce y disfrute y cuanto es
censurable y pecaminoso.
Eros
y Thanatos. Atracción y repulsión. La fuerza y el reverso tenebroso.
Ágatha
Blanc es la detective a la que Lucía Valmorant, madre de Alize, contrata para conocer
el paradero de su hija y saber que clase de vida lleva.
Una
investigación fácil hasta para un aprendiz que Ágatha resuelve con celeridad; argumento endeble y pueril, excusa
para revisitar los límites de la seducción y la tentación, de la sumisión y el
dominio, de la permisividad y el prejuicio a un nivel de mucho envoltorio y
poco contenido y la sombra de Freud tamizando la luz.
Es
una novela de la que no se sale indemne y que abre interrogantes pero etiquetarla
como novela negra es innecesario. El autor no debería necesitar ese reclamo.
Si
no han leído nunca a Ferrero es una buena ocasión para conocerlo, la novela es
un compendio del manifiesto literario del autor.
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