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jueves, 16 de marzo de 2017

Saga policial Candela Luque de Mercedes Gallego

El asesinato de una cantante
de jazz ...
Operación maletín, Matar al mensajero, La trampa y Nada será igual  son, por este orden, las cuatro novelas publicadas del primer ciclo de la saga de novela policial protagonizada por la [inspectora] Candela Luque y escritas por Mercedes Gallego.

Secuenciales en contexto y en cronología de tiempo real ya que la autora así lo ha decidido utilizando la patina del tiempo para ir evolucionando a la protagonista en su oficio a la par que España lo hace en su regreso a las aulas para aprender tolerancia, apertura y convivencia cívica anticipando el post franquismo.

Todo empieza cuando en 1974, en el entonces Ministerio de Gobernación, a alguien se le ocurre que las mujeres también deben formar parte del paripé con el que se pretende vender al mundo una imagen de franquismo renovado, y que su aptitud en el mundo laboral bien puede también estar presente en la policía y no en un papel de secretaría administrativa sino en uno más activo vinculado a la investigación de casos criminales.

Candela es una de las que no solo cree que las mujeres sirvan para ello sino que se empeña en demostrarlo en un alarde de feminismo sin etiquetar y que la lleva a defender su elección mientras que continúa sus estudios de derecho ya que se ve más como abogada defensora que como miembro de un cuerpo represor.

Su origen, medio alemana medio malagueña, sus diferencias familiares (no explicadas hasta la última novela), sus ansias de justicia, a quien en sus inicios confunde con la ley y su dificultad por socializar hacen que sea un personaje rebelde, tozudo y enormemente incomodo de tratar, llegando incluso a traspasar, en algún momento, el papel y anidar este sentimiento de rechazo por infantil e impertinente hasta el mismo lector. Todo un logro de la autora que consigue un personaje tridimensional.

Las novelas van de menos a más, como debería ser siempre, tanto en su fondo como en su forma. Y la última destaca por ofrecer mayor complejidad psicológica de los protagonistas (verdaderos artífices de toda la serie y exponentes representativos de las diversas sensibilidades que concurren en la ciudadanía), claro que no se entiende sino se ha seguido la serie desde el principio ya que las decisiones que en ella se toman no son arbitrarias y tienen su explicación en los años acumulados estando de servicio y en la influencia social y política del entorno.

La decepción por constatar la lentitud con que se instala el ansiado y anunciado cambio político, la frustración por comprobar como la apertura es solo una rendija y el desánimo al experimentar que los ideales suelen ser solo eso hace madurar a los protagonistas que lidian día a día no solo con delincuentes sino con actos de machismo, nepotismo y corrupción fuera y también en su propio oficio.

Mercedes Gallego
La obra de Mercedes Gallego es un hibrido entre novela policiaca clásica, pinceladas de novela negra y sobretodo procedimiento policial que, aunque Candela sea la primera en saltárselo e incitar a sus compañeros a hacer lo mismo (lo que cuesta no pocos disgustos) está muy presente en todas las novelas cuyas tramas giran en torno a los delitos y sujetos relacionados objeto de investigación.

El delito lo cometen las personas y no la sociedad y por tanto los culpables tienen nombre y apellidos y se mueven por intereses particulares por lo que no se puede culpar a la sociedad de su inclinación a hacer daño.

En su forma la serie adolece de un modo narrativo formato agenda, donde se pormenoriza cada gesto, cada acto, cada ida al bar, cada consumición, cada acción, cada noche, cada día, en una suerte de reiteración perfectamente elipsable. Se centra en narrar la sucesión de hechos consecuentes y coherentes en la trama que a veces se olvida la parte estética de la narración.

Unos hechos basada en diálogos y acciones tan centrados en la trama que inhiben cualquier atisbo de reflexiones o crítica social, que solo aparecen por necesidades del guión, despejando el camino para que la lectura sea tan ágil, tal vez demasiado, como leer un briefing y tan enfocada al caso que su resolución suele exponerse demasiado acelerada.


1. Operación maletín Una joven engatusada por un anuncio de empleo en un periódico viaja de Canarias a Barcelona y en lugar de encontrar una salida laboral que le permita encarar el futuro se topa con negocios turbios que la única salida que le ofrecen es su muerte.

Operación maletín es el primer caso, el bautizo criminal, para Candela Luque de la mano de Andrés Salgado, su jefe y tutor, un policía que no responde a los arquetipos de la época y con quien se lleva mejor que no esperaba, adscritos a la Jefatura de Policía de Barcelona.

La trama nos sumerge en un contexto social difícil, 1976 es el año de la transición en España. Recién muerto Franco asoman las orejas de la democracia, aún muy temerosa ya que no hay garantías de que no vaya a ser devorada por los lobos.

Los militares siguen ostentando puestos de poder, los afectos al régimen mantienen sus privilegios, los miembros de las fuerzas del orden, son aún muy temibles, siguen llamando al orden.

2. Matar al mensajero tiene como eje la homosexualidad femenina, una joven es asesinada en un ascensor de un portal cercano a un bar de ambiente. Los policías masculinos que ya de por si entienden la homosexualidad como una aberración merecedora de todo tipo de castigo, en el caso específico del lesbianismo su desprecio es cercano al odio.

Candela Luque con el apoyo de un nuevo compañero, Manel Romeu no duda en introducirse en un ambiente lésbico que para ella resulta desconocido y novedoso para investigar la resolución del caso. Es 1977 y todo en España se sacude, es una época convulsa de cambio y la policía no está exenta y Candela lo vive, como miembro del cuerpo, como mujer y como abogada.

3. La trampa transcurre en 1979 y sigue la investigación de tres asesinatos, cuyos cuerpos, a intervalos, han sido encontrados en el barrio chino, un lugar donde se ve, se oye y se calla en la misma proporción; en paralelo el asesinato de una cantante de jazz pone en jaque la actuación policial al enfrentarla a la obligación de cumplir órdenes y respetar reglamentos.

Candela Luque ostenta el cargo de inspectora después que el experimento de incorporar mujeres se haya formalizado en concurso de oposiciones. Aunque sea cuatro años mayor su carácter rebelde e inconformista no ha menguado y su facilidad por saltarse las normas, que ha contagiado a su compañero Manel Romeu, los lleva a enfrentarse con sus superiores y cuestionarse su continuidad en el cuerpo.

4. Nada será igual es, hasta la fecha, la última novela publicada de la saga de Candela Luque y concluye un ciclo. Transcurre en 1981 en el momento en que se produce un golpe de estado en el congreso de los diputados que luego queda solo en anécdota pero evidencia que los afectos al régimen siguen teniendo un gran peso en los distintos estamentos desde los que se gestiona el poder en cualquiera de sus manifestaciones.

Varias investigaciones coexisten en la brigada, por un lado el asesinato de una mujer en trámites de divorcio, por otro la desaparición de un profesor pederasta y por último una acción de contrabando de armas que exigen a los inspectores un sobreesfuerzo que acaba pasando factura.

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