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domingo, 1 de abril de 2018

Tarde, mal y nunca de Carlos Zanón

Un graffiti deslavazado.

Tarde, mal y nunca es una historia negra que al escribirse toma hechuras de novela negra en el uso más marginal y visceral del género.

Epi no duda en coger un martillo y matar con el a su colega de farras y trapicheos Hussein al enterarse que se está tirando a su novia Tiffany. La herramienta es el arma del crimen; los celos, el motivo.

Ya está. Algo que no merece discusión alguna, ni explicación, ni justificación. La tocas y te mato. No hay reflexión a consecuencias, no hay razonamiento previo, solo esa cortina translucida frente a los ojos que enturbia la mirada y la necesidad de vengar el ego herido, la hombría mancillada.

Y es que con la hombría de según con quien, en según qué lugares y circunstancias, no se juega. A veces es lo único que se tiene; y no se puede, no se debe perder. Aunque luego pase lo que pase.

Carlos Zanón cuenta la historia de unos protagonistas con una visión mediatizada por el desengaño y la desesperación hacia eso que algunos llaman vida y otros malavida.

Una malavida que viven desde las entrañas, porque es ahí donde corroe el hambre y donde se enquistan los sentimientos no correspondidos y los deseos insatisfechos, donde se forjan los versos aunque nunca se declamen.

Carlos Zanón
Carlos Zanón escribe sobre personas y sus circunstancias, escribe sobre el entorno y como este influye en las gentes y estas en él. Escribe sobre la vida y la malavida.

Esa vida que como te pille desprevenido o en el lugar y momento equivocados te hace girar frenéticamente y sin control como una peonza decorada con colores de neón que si no te marean igual te dejan ciego.

El resto es gris sucio: edificios y personas. Ambiciones y realidades. Pasado, presente y futuro. Todo gris como un poema desesperanzado.

Los protagonistas de Tarde, mal y nunca son gente corriente de clase baja baja que tienen en común ser todos perdedores en una partida en la que no pidieron entrar y de la que no quieren salir.

No son hijos de la crisis, al menos no de esta. En todo caso nietos o bisnietos de otras anteriores. Son el fruto no recogido del árbol y que tiende a pudrirse por dejadez. Son los no elegidos.

Una novela dura, negra, una crítica social desde la primera línea, un graffiti deslavazado, un retrato costumbrista sin edulcorar de barrio bajo, un grito por sobrevivir a los sueños rotos.

6 comentarios:

  1. La tengo pendiente y has hecho que pase al principio de la lista. Es la única novela del autor que me queda por leer.
    Un abrazo.

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    1. Espero que te guste como a mí. Ya me dirás que tal.
      Un beso

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  2. Muy buena tu reseña, no conocía este libro ni al autor. En este momento no es el tipo de lectura con el que disfruto pero no la descarto. Un saludo

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    1. Hay un momento para leer esto y otro para leer aquello y después de uno sigue otro y habrá más momentos puesto que hay muchos libros.
      Saludos!

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  3. Las historias de Zanon siempre tienen cosas interesantes.
    ¡Un placer leerte como siempre, Jordi!

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