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lunes, 23 de julio de 2018

Hawaiian Dick de B. Clay Moore y Steven Griffin

Un cómic noir tropical.

Pensar en noir y Hawai es pensar inevitablemente en Hawai 5.0 y en Magnum P.I., en sus versiones retro por supuesto: ventajas de la edad, y de ahí que nada más empezar a leer Hawaiian Dick hace que nos sintamos ante algo familiar.

Y aunque Hawaiian Dick transcurra en los ’50 los escenarios y los personajes de ficción, incluidos los sobrenaturales, son atemporales y por tanto extrapolables de las series indicadas al cómic y del cómic a las series.

Byrd es un investigador privado, antes fue militar, al que se le encarga investigar el robo de un coche; pero la cantidad de dinero que le ofrecen por tan nimio asunto hace que sospeche que haya gato encerrado. Y vaya si lo hay: un zoológico entero encerrado. Claro que no en el maletero, ya que en este se encuentra un cuerpo humano.

Como la miel a las moscas el caso atrae a mafiosos, policía, brujos y zombies donde cada cual persigue la satisfacción de sus propios intereses. Cada elemento por si solo resulta sabroso pero al mezclarlos se diluye el sabor.

Clay Moore escribe un guion con el que aúna historia y tópicos personajes de cine negro con elementos sobrenaturales, magia negra, espíritus y prácticas de vudú para conformar una aventura alocada y que por momentos parece andar como pollo sin cabeza. Cosas del vudú sin duda.

El personaje de Bird tiene una gran carga vivencial y emocional que en esta primera entrega no da tiempo a desplegar ya que queda absorvido por la historia, y nunca mejor dicho, pero que da a entender que tiene recorrido.

Hawaiian Dick página interior
Steven Griffin dibuja el cuerpo humano buscando las redondeces y difumina cuando el misterio esotérico planea por las páginas y donde realmente se luce es en el coloreado donde, a pesar de la oscuridad de la mayoría de sus viñetas, crea verdaderas atmósferas ambientales gracias a los contrastes de luz que delatan su dominio del pincel y el estilo pictórico.

Hawaiian Dick es un comic noir tropical que lo tiene todo para ser imprescindible y sin embargo no alcanza, y aunque su lectura resulta interesante no acaba entusiasmando. Y es que el peso de lo sobrenatural, que  debiera ser solo un complemento, acaba arrebatando el protagonismo al caso policial y arroja dudas sobre la intención de la historia y su desenlace.

El álbum es el primer volumen, con un arco argumental concluyente de tres números (El caso del maletero, Arrastrados y Volveremos a encontrarnos). La serie, en versión original, va ya por el cuarto volumen y parece querer continuar. En castellano solo está disponible, y actualmente seguramente solo de segunda mano, el volumen reseñado.

2 comentarios:

  1. El estilo de la página tiene un aire al de Agustín Ferrer Casas.
    ¡Un placer leerte como siempre, Jordi!

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    1. No tengo el placer de conocer su obra, pero su nombre me sonaba. Así que he ido a la libreta de interesantes y me lo he encontrado como autor de 'Cazador de sonrisas'. Espero leerlo algún día.
      Un abrazo!

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