La costa rosa de la Bretaña escenario de una novela negra. |
Para el comisario Georges Dupin la inactividad es una enfermedad que atrofia el
cuerpo, asola la mente y acaba devorando el alma, por eso cuando su novia
Claire lo arrastra a un paradisíaco enclave de la costa bretona para pasar
quince, ¡quince! días sin otra ocupación que estar todo el día en la playa, se siente como un náufrago sin otro menester que aburrirse como una ostra.
Dupin no gusta vestir pantalón corto, no quiere ponerse
crema solar ni protegerse la cabeza con una gorra. Así que solo le queda andar
recorriendo la costa y entrar en el agua y nadar; pero incluso las cosas
agradables se vuelven tediosas a fuerza de repetirlas.
Trégastel es un oasis rosa, una costa salpicada de rocas de
granito rosa y un mar de aguas tan trasparentes que en el fondo reluce la arena
rosa a los rayos del sol. El hotel donde se alojan es L’Île Rose y una cantera
cercana ostenta el original nombre de Carrière Rose, incluso al cadáver de una
chica encontrado hace años se le recuerda como La Muerta Rosa. La vie en rose!
Pero incluso en el paraíso hay maldad y el rosa presenta
toques de gris claro en forma de robo, en forma de allanamiento y en forma de
agresión, de gris marengo en forma de desaparición y de negro en forma de
asesinato.
Dupin ya tiene donde agarrarse: un buffet libre de variados delitos
a su alcance para investigar; lo malo es que ni Claire ni nadie de su equipo,
bien adiestrados por su eficiente secretaria Nolween, le va a permitir
inmiscuirse en nada que no sea decidir qué comer y beber literalmente. La vie n’est plus rose!
Pero Georges Dupin, personaje tenaz y singular, pondrá su ingenio
a disposición de sus intereses y logrará su objetivo: hacer vacaciones y
divertirse.
Mapa de la zona |
Jean-Luc Bannalec consigue en esta nueva novela, sexta entrega de la serie protagonizada por el comisario Georges Dupin, transmitir
todo el encanto de la novela policial clásica británica al ubicar los delitos
en un idílico pueblecito, perfilar convenientemente un reducido número de
sospechosos e incluir red herrings en
forma de secretos y misterios.
Por momentos la estancia de Dupin en el hotel evoca a otras
parecidas de Poirot y el estilo narrativo consigue transportar al lector a los tiempos en que las
vacaciones eran para unos pocos y no había aglomeraciones, como si escribiera la mismísima Agatha Christie.
Resulta muy bien orquestada la confabulación de gente del pueblo para que Dupin pueda
estar al corriente de las pesquisas de la policía local sin que Claire sospeche, lo que genera una compleja
trama de situaciones equivocas en el más puro estilo de comedia de enredo, donde todos esconden y amagan sin que ni Claire ni Nolween consigan salir indemnes.
Sin duda la novela más divertida de la serie, mantiene el
interés policial hasta el final y, fiel a su ideario turístico, sigue
ilustrando sobre las bondades paisajistas de la Bretaña, sus leyendas y su
apetitosa gastronomía.
Lean las reseñas de otros títulos de la serie:
03. Un crimen bretón
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