Poniente es tradicionalmente el punto cardinal Oeste. |
En general, en las fuerzas de orden público donde la muerte
acecha hasta en los momentos más insospechados los cambios de destino suelen ir asociados
a motivos traumáticos. Suelen ser soluciones terapéuticas.
Aitor Etxeazarreta, es un ertzaina que, afectado por
asuntos propios, abandona el frío Cantábrico por el cálido Mediterráneo
y cambia su trabajo en Bilbao por un nuevo puesto en Málaga.
Ni su especialización en criminología, ni su facilidad para
definir perfiles de asesinos ni la pronunciación de su apellido es algo que sea
fácilmente asumido por sus mandos: microclimas siempre reacios a admitir un
nuevo habitante. Labrarse un porvenir en tierra extraña cuando lo tenía todo en
su lugar natal se antoja castigo excesivo para sus quitas consigo mismo.
Condicionado por sus estudios y sus calificaciones ve
motivos de sospecha en cualquier caso que entre en su jurisdicción pero topa
con el recelo de una plantilla que entiende que el método de investigación debe
basarse en hechos y pruebas y no en cuestionables interpretaciones.
Incluso Carmen García su actual compañera de patrulla se
muestra disconforme con su modus operandi. Pero podría ser que Aitor tuviera
razón y Málaga se estuviese enfrentando a un problema serio y ominoso, mucho
más allá de el que ya supone de por si una población multiplicada con la
llegada de turistas y por tanto de incidentes
Jesús María Sáez vuelve a crear con Poniente una novela negra dinámica y
sólida tanto en su argumento como en la forma de perfilar los personajes como
ya hiciera con su anterior Siberia, si bien algunas puntadas podrían ser más elaboradas.
En esta ocasión lo hace desde dentro de una comisaría,
siguiendo su día a día, sus casos habituales y los más extraordinarios,
relatando el funcionamiento de la cadena de mando y el trabajo de papeleo.
Proyecta desde dentro hacia fuera mostrando la naturaleza humana de las
personas que cada día, de uniforme o de paisano, salen a la calle sin saber si
llegaran vivos a la noche.
Jesús María Sáez |
Y aprovecha para enlazarlo con una trama criminal trenzada
con hilo tan fino que resulta casi invisible si no se mira con ojos adecuados. Solo a vista de pájaro se puede elaborar
el mapa de un territorio y apreciar esas líneas; solo una mente entrenada puede
atisbar un patrón.
En los detalles están las evidencias y aunque nunca hay que dar nada por sentado de primeras y hay que abordarlo con cautela incluso el propio Aitor cae presa de la precipitación.
Poniente es una novela negra que claramente va de menos a más, tras un inicio
titubeante de un viaje excesiva e innecesariamente pormenorizado alcanza
rápidamente una velocidad de crucero estable y permite deleitarse con una
narración sostenida que va ganando intensidad y emoción y consigue el mejor
final que se le podría pedir, dándole a cada personaje lo que la vida le tenía reservado.
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