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domingo, 23 de febrero de 2020

Otoño lejos del nido de Ángel Gil Cheza

Novela policiaca con la suficiente
carga de denuncia social para
que se tiña de novela negra.

Salir del nido literal y metafóricamente significa afrontar de forma autónoma el inicio de la madurez. Regresar a él significaría, en cambio, un retroceso, un buscar refugio en un entorno asumido como protector.
Toda decisión importante en la vida supone un salto al vacío como el que se precisa para abandonar el nido. Hay incertidumbre, habrá inconvenientes, incluso problemas serios y se pondrá en riesgo la vida pero dado el primer paso ya solo falta avanzar sin detenerse.
En esta novela hay muchos abandonos de nido, los protagonistas se enfrentan a situaciones y decisiones que sobrepasan las fuerzas pero que no admiten esquivo, afrontarlas es la única solución. Y seguir adelante el único camino.
Un nido también puede convertirse en un féretro, como ha sucedido con la chica cuyo cadáver ha sido encontrado en uno en medio del bosque. La sargento Ivet Portabella y el cabo Xavier Tarrós, que en otra vida fuera Eva, van a tener un caso cuyo avance sugiere, evidencia y despista de una forma limpia y sin trampa para quien lea la novela; el despiste viene dado por los mismos protagonistas que, siendo humanos, se equivocan y deducen erróneamente.
Edgar Brossa, a quien la crisis le golpeó y aprovechó que estaba sin norte para arrebatarle todo lo material que tenía, dedica sus escasas fuerzas a la supervivencia. No dan para más y lo de reinventarse lo ve tan lejano como la línea del horizonte del mar vista desde la Barceloneta.
Sin dinero para pagar su habitación en piso compartido, se alimenta en comedores sociales tragando amargamente su desgracia. El realismo de la situación magníficamente descrita por el autor es piel con piel.
Edgar descubre porqué la amistad sigue siendo palanca que mueve el mundo y ante la perspectiva de una investigación, que para el periodista que lleva dentro es aire puro en los pulmones, acepta presintiendo que ya nada más malo puede suceder.
Ivet y Edgar van a cruzar sus caminos por culpa o gracias a sus respectivas investigaciones y la suma de esfuerzos les va a ayudar a avanzar en ellas y mejorar su respectiva autoestima que, de tan certeramente tocada por circunstancias dispares, estaba a punto de hundirse.
Ángel Gil Cheza

Ángel Gil Cheza ha completado una novela que se mueve por muchos frentes y consigue hacerla verosímil cuando no se revela directamente veraz. La transitan múltiples personajes como los que recorren cualquier calle, representantes de un amplio rango de culturas y clases distintas, moviéndose como pez en el agua en sus ambientes y como tortuga en pista de esquí cuando los sacas.
Emociones exteriorizadas por desbordamiento de tanto sentimiento imposible de seguir conteniendo y un argumento que se entreteje en una trama donde cada subtrama es de distinto color. En tono apagado, no hay alegría en ninguna casa, pero de variados matices según el momento y la hora del día.
Otoño lejos del nido es una novela policial con la suficiente carga de denuncia social para que se tiña de negro y suministra una lectura poderosa y emotiva a escala humana 1:1. Sin artificio, solo personas y con sus ideales, sus deseos, necesidades y su lucha diaria para evitar ser devoradas. No dejen de leerla.

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