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lunes, 30 de marzo de 2020

Asesinato en el laberinto de J. J. Connington

Novela policiaca de la golden Age.

Un laberinto se ve siempre como un lugar donde algo o alguien indeterminado, con intención ominosa, parece acechar a cada paso. Por muy luminoso y colorido que sea siempre se presenta como un lugar donde enfrentarse a los propios miedos y del que nada más entrar ya se desea salir.

Un escenario concebido para dar cabida al misterio y la sorpresa. Un exuberante alarde de verde naturaleza dominada y moldeada con geometrías contranatura que se contrapone a la salvaje libertad de los bosques, pero además un eco de violencia y sangre proveniente de cuando el Minotauro.

Y si el laberinto tiene dos centros con dos recorridos distintos, aunque sean simetricos, la ansiedad se multiplica por dos. Y claro si tiene que cometerse un asesinato, justo en el centro, también va a multiplicarse por dos. Y el misterio también va a ser doble.

Estamos ante una novela policial, que no novela negra, de la Golden age británica respetando en su estructura argumental y su ambientación los cánones establecidos, incluso adoleciendo del parsimonioso ritmo narrativo al que le hubiera beneficiado mayor dinamismo y mejor comprensión dramatica.

Comprensión no por lo que sucede o se describe sino por el motivo del crimen y que por eso la explicación final, esclarecedora e imprescindible, es de por sí misma un pequeño e interesante relato.

Sir Clinton Driffield y su amigo Wendover, en un papel que recordaría el del Hastings de Poirot o del Watson de Holmes, encarnan la investigación mientras que el jefe de policía local aporta el cariz legal y oficial, y contrapunto a la inteligencia, a los extravagantes gestos y solicitudes de los citados.

J. J. Connington
17 novelas policiacas es el aporte de J. J. Connington (1880-1947), seudónimo de Alfred Walter Stewart, a la historia del género y Asesinato en el laberinto, Murder in the Maze, data de 1927 y sería la quinta publicada.

Y en esta hay que reprocharle que haya trabajado tan poco los personajes que cueste hacerse con ellos, que la trama presente algún salto temporal que no se acaba de justificar cuando podría haber empleado otros recursos narrativos más afables. Y la traducción, y eso ya no le corresponde, tampoco ayuda al emplear sustantivos y expresiones en desuso para el momento en que se ha publicado.

En el conjunto se evidencia la bisoñez de la obra y que probablemente a lo largo de su producción mejoró. Habrá que esperar a ver si se edita algo más.

Mientras pueden echarle un vistazo a las primeras páginas, gracias a la editorial, en este enlace

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