Novela negra en travelling. |
No es Alabama, Luisiana o Georgia en tiempo pretérito: es Nueva York en tiempo
presente; no son inabastables campos de algodón: son anchas avenidas y estrechas calles; no se vive
en cobertizos solo en pisos resquebrajados como voluntades y hacinados como
pateras. No es lo mismo pero es igual. O parecido.
Negros, portorriqueños, latinos tanto da el origen si no se
es blanco. Todos en el mismo saco, todos eternos sospechosos, todos víctimas de
un sistema que no quiere darse cuenta que los convierte en verdugos.
Respirar, andar, fumar, fornicar, robar, matar. Nada
distingue una acción de otra. Todas acaban en ar. Primera terminación verbal de acciones necesarias.
Su vida no es un proyecto de futuro, su vida es ese
pedazo de tiempo que media entre el anterior y el siguiente. Un confuso presente atemporal. Y para vivir este momento que se repite en bucle, hace falta dinero.
Una noche tres blancos regresan de una especie de
celebración y se encuentran con dos no blancos que les exigen el dinero. Un
blanco se resiste, el dedo en el gatillo se encoge y la bala se lleva una vida.
Así de simple. Así de absurdo. Así de innecesario.
La
vida fácil no es solo una novela, es un único e inacabado
travelling, en donde el homicidio aparece en las primeras secuencias y su
investigación ocupa la atención a lo largo de todo el resto de metraje. Inacabado
porque la vida sigue mal que bien para unos, mejor que mal para otros.
Richard Price |
Las novelas tienen final. Las personas también. La vida no y sigue entonando un lánguido y lastimero blues para los oídos que lo quieran o sepan escuchar.
Richard
Price demuestra que no todos lo que andan arrastrando los pies,
con los brazos flácidos a los costados, cabeza ladeada y mirada perdida son
revividos, pero sin excepción también son zombis.
Describe una vida poblada de personas que dan lástima, que
se interpretan a si mismo revertidos a personajes a su vez lastimados. Los hace
hablar con las palabras que se repiten cada día buscando justificar sus
acciones y queriendo creer que todo es por un fin. Aunque nadie sepa cuál es ni
nadie acierte la respuesta.
Hay novelas que cuentan dramas; hay dramas que se cuentan
de forma novelada. Sea como fuere La
vida fácil, que de fácil solo tiene el título, es una novela negra tan dura
por la sinrazón y sordidez de sus actos y tan blanda por los personajes
indefensos ante tanta sinrazón que parece de plexiglás.
Una porra extensible con la que la vida da latigazos que
dejan marca ¿por qué a mí? ¿Por qué yo?
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