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domingo, 4 de octubre de 2020

La centrocampista murió al amanecer de Antonio Castro-Guerrero

Esta novela breve bucea en aguas turbulentas cuando se atreve a sumergirse en un tema tan, incomprensiblemente, controvertido, como es el fútbol practicado por mujeres ¿acaso no pueden practicar el deporte que deseen? ¿O es que aquello de que es cosa de hombres sigue acaso vigente?

Por suerte para las practicantes de este deporte, desde que las televisiones le han visto rendimiento económico y han empezado a retransmitir partidos su visibilidad ha aumentado exponencialmente, lo que ha posibilitado un reconocimiento largamente reivindicado que ya se ha traducido en reglamentación laboral favorable para las jugadoras, aunque todavía quede mucho camino por recorrer.

La centrocampista murió al amanecer es una novela policiaca que evidencia como el patriarcado sigue (des)considerando al futbol femenino. Recoge el guante del debate pero se conforma con soltar tibios guantazos, cuando deberían haber sido puñetazos.

Denuncia con boca pequeña, como andar de puntillas sobre un césped recién sembrado, que la aleja de la novela negra de fuerte contenido social para desarrollarse con las premisas de una novela policial de corte clásico que sigue canónico proceso de investigación y trabaja con pocos sospechosos.

Sabemos más de los problemas vivenciales de las dos policías encargadas del caso que de la víctima, una chica joven, poco recorrido, cuyo cuerpo ha sido encontrado de forma fortuita en el Estadio Calderón del Atlético de Madrid que está siendo demolido.

El cuerpo se identifica como el de Nadia Coronado, una jugadora con gran proyección, de 22 años, y centrocampista de un modesto club de futbol femenino, que había desaparecido sin dar noticias dejando al equipo huérfano de convicción en su lucha por evadir el descenso.

Antonio Castro-Guerrero demuestra que sabe redactar, la trama atrapa desde el inicio y el entretenimiento y la tensión se mantienen hasta el final; lo que permite suponer que puede aún dar más de sí en novelas con mayor extensión. En esta, el campo se le ha quedado pequeño.

El caso policial está bien planteado, resulta veraz y tanto su desarrollo como su solución interesan y convencen y además la pareja investigadora, la inspectora Sol Trocás y la sub-inspectora Gemma Silom, podría tener recorrido en otras entregas, según como se resuelvan sus propias vidas, habida cuenta de su carisma.

La novela ha obtenido el Premio Carlos Matallanas de Novela Breve en su 2ª edición, un premio impulsado por la Asociación de Futbolistas Españoles, Prisma Publicaciones del Grupo Planeta y FUNDELA (Fundación Española para el Fomento de la Investigación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica) a la que se destina la recaudación de las ventas del libro.

Una buena ocasión para leer sobre ese, demasiadas veces considerado, submundo del deporte femenino en el que aún mandan los hombres y entretenerse con una novela policiaca a escala humana como deberían ser todas.

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