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jueves, 7 de enero de 2021

Vivar de David Braña y Pedro Segade

Vivar ha dejado la policía por una situación traumática de la que es difícil recuperarse, si es que acaso es posible, lo que ha acentuado su sentido de la justicia y su particular modo de entenderla.

Económicamente sobrevive aceptando encargos como investigador, es tuerto y tenaz, y partiéndose la cara en peleas clandestinas, es duro y luchador. Tal vez en su apellido se encuentren genes de aquel otro De Vivar, tan particularmente justiciero según su cantar.

Tiene un encargo sobre la mesa: una mujer desea que le confirme que su hija está bien ya que tiene el presentimiento de que algo va mal y teme por ella.

Este caso da pistoletazo de salida al argumento de este comic, va a jugarse el tipo más de una vez y con más peligro que en esas luchas a cuerpo, donde no hay más norma que la de acabar la pelea cuando uno, caído, ya no puede más.

El argumento se despliega plenamente en la trama principal pero mantiene una secundaria, latente, sin casi pistas, pero omnipresente por su aparente ausencia, que se resuelve dando sentido al todo.

Un todo con evidentes influencias del noir estadounidense por encima del nacional. Y es que tanto las situaciones, especialmente las violentas, que se dan, como las relaciones entre los protagonistas y los lugares donde tienen lugar las acciones, tienen mucho de serie policial americana.

David Braña ha guionizado una historia que no se aleja de los cánones del género negro y son los tópicos lo que la hacen verosímil. La historia se resuelve de forma apresurada seguramente debido al número de páginas: con 62 seguro que hubiera desarrollado una trama más compleja y ofrecer unos desenlaces mejor argumentados; pero no es un desmerecimiento sino un loable reconocimiento al esfuerzo que supone concentrar tan interesante historia en tan poco espacio.

El dibujo de Pedro Segade, de trazo fino y limpio, trata a los personajes con formato realista, casi rozando el expresionismo en algunos gestos y muecas, lo que le permite emplear el lenguaje visual como refuerzo del texto escrito. Resuelve las, siempre difíciles, escenas de acción con gran dinamismo y el tratamiento del color resulta muy acertado.

Guion y dibujo van a la par y consiguen un conjunto armónico para acaba ofreciendo un álbum fácil de leer, con secuencias espectaculares y una resolución que cierra los casos abiertos y ofrece un nuevo inicio para algunos personajes y, porque no, la posibilidad de continuar la serie. Se agradecería.

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