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viernes, 17 de diciembre de 2021

El cuento del Lobo de Blas Ruíz Grau

Un título tan engañoso como su cubierta y como su reclamo publicitario: Conoces el final del cuento. ¿Serás capaz de cambiarlo?, que parece escrito por alguien que no se ha leído la novela. Nada que ver con su contenido.

Una familia de buena posición económica y social se acerca a un centro comercial el viernes por la tarde para comprar ropa para asistir a una comunión. Mientras el marido espera, cargado de bolsas, sentado en un banco, su mujer y su hijo entran a una tienda, poco antes de la hora del cierre, para desaparecer a continuación.

Ni rastro. Siendo hija de quién es se debería contemplar la posibilidad de secuestro para atacar a su padre, aunque tampoco se debería descartar un abandono voluntario, aspectos que la policía duda en contemplar.

Con este punto de partida el autor pretende sumergirnos en un torbellino de emociones y angustia que no logra por distintas razones.

Al narrador omnisciente hay que reprocharle que el uso del recurso Cliffhanger al final de capítulo se convierta en abuso y por tanto no solo pierda su intención sino que aburra. Y al autor que abra subtramas para explicar los conflictos emocionales de sus personajes y ni los cierre y, en algunos casos, ni tan solo aporten nada a la trama principal, lo que supone sortear piedras en el camino de la lectura, frenar el ritmo y ralentizar la tensión.

Aparte que recurre a un recurso (desvelarlo sería spoilear en demasía) que no solo resulta censurable, desde los tiempos del Detection Club, sino que además deja en evidencia la poca rigurosidad policial, que en todo momento parece moverse por impulsos y no por procedimiento.

Y es que la investigación brilla por su ausencia en una trama que solo coge carrerilla en el último tercio de la novela, y eso que cuenta con una especialista venida exprofeso, y que evidencia la incapacidad policial para resolver un caso que va abriéndose por sí solo y que soluciona quien menos se esperaría que lo hiciera.

Un thriller sembrado de recursos manidos y personajes cliché: unas elecciones a la vista, un político corrupto con un asesor turbio, una periodista salida de la nada con recursos ilimitados, un narco gallego bondadoso, un sicario ruso apodado el checheno muy malo, unas policías que arrastran problemas emocionales y que no dudan en fundirse en abrazos entre mares de lágrimas (algo que tal vez si fueran personajes masculinos no se daría) a la mínima ocasión…

Una lectura que hará las delicias de las personas lectoras de prêt-à-porter.

PD: a lo de “señora no, señorita” solo faltaría añadirle será porqué usted quiere...

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