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domingo, 20 de febrero de 2022

Proyecto Silverview de John Le Carré

Una novela póstuma suele contener un alto grado de componente personal en su vertiente ideológica. John Le Carré así lo entendió y así lo escribió y el resultado es Proyecto Silverview.

Proyecto Silverview es una gran novela de espionaje, y también de espías. De espionaje entendido en su realidad: burocracia y politiqueo, y no en la idealizada imagen que le diera James Bond. De espías, entendido como personas humanas con oficio, ejemplos del disimulo, del anonimato y del recogimiento y no mostrados como superhéroes.

En Proyecto Silverview, sus personajes son personas, aparentemente, normales y corrientes. De vidas comedidas y casi anodinas. Personas hogareñas, familiares y vecinales. Y es que no hay que olvidar que las y los espías también son personas.

Proyecto Silverview es un intimista canto de cisne al servicio secreto que fue y que tiempo ha dejó de serlo. Una glosa a un modo de patriotismo donde había sentimiento de orgullo nacional y no solo intenciones estratégicamente geoeconómicas.

Narrando, aparentemente, unas relaciones intrascendentes en una trama, aparentemente, sin resalto alguno, el autor define ese mundo en el que la organización en la que trabajó está siempre con el oído parado y atento a cualquier disonancia. Por eso cuando se percibe un chirrido se articula rápidamente un procedimiento de comprobación y Proctor es el encargado de llevarlo a cabo.

Julian Lawndsley, un joven y exitoso gestor económico en la City, cansado del estrés se ha retirado a una localidad costera para llevar una librería. Poca clientela, mucha tranquilidad y Edward Avon, quien le propone ubicar en su sótano La República de las Letras: una cuidada selección de lecturas indispensables. Un proyecto humano e intelectual al que Julián no se puede resistir.

Los agentes de esta novela arrastran su desesperanza, su desánimo y su desconcierto por vivir en una sociedad a la que ya no reconocen como propia. La ilusión por ayudar a mejorar el mundo se ha disuelto en la rutina de las normas y las ordenanzas, en gestiones de despacho, en redacción de informes y memorándums bajo el dictado de los políticos que no de la política. El derrotismo se ha instalado en sus vidas y la decadencia en los valores sociales.

John Le Carré nos deja su último texto, corregido por su hijo, y con él nos regala su experto dominio del lenguaje críptico, propio de un agente, que tantas veces hemos disfrutado en sus obras y que ahora, más si cabe, se despliega en una clase magistral de redacción. Contando sin contar, diciendo sin decir, pasa cuentas con quien le empleó y a quien ayudó.

Es una novela de agentes secretos, o espías como prefieran llamarlos, en la que habita la nostalgia. Es la lectura perfecta para el adiós a un grande. Hay quien siente placer tomando un café doble, o un whisky doble; leer este Le Carré es placer doble.

Del mismo autor y reseñada en este blog Una verdad delicada su última novela publicada en vida.

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