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viernes, 27 de enero de 2023

La Señora de Chicago de Marc Tinent y Pablo M. Collar

En 1913 Alice Clement es una de las primeras mujeres policía de la historia de Chicago. Ni su acceso al cuerpo ni sus primeros meses en él ni en la calle han sido fáciles.

El rechazo de la sociedad y el menosprecio de sus compañeros, a quienes cuesta digerir ese avance femenino en territorios tradicionalmente asociados a hombres, y especialmente a rudos y distantes, que infunden respeto y, todavía más, temor.

El físico de Alice Clement, menuda con ligero sobrepeso y cara de luna, suscita comentarios injuriosos, pero pronto es temida en el mundo del hampa y con su tesón, sus métodos y sus brillantes resultados consigue que se le respete y, ni que sea en privado, se empiecen a reconocerle aptitudes y méritos y obtenga un grado mayor de confianza de sus superiores.

En esa época Blanche Labadie es la Reina de las Estafas en la ciudad, y su modo de hacer se aleja tanto de los delitos de sangre como de la temible Mona Allen: una rival que tiene atemorizados los bajos fondos.

A Mona Allen se la conoce como la Reina de los Timos, es la Señora de Chicago ofrece protección a cambio de remuneración, y para la agente de policía Alice Clement se convierte en su particular enemiga público número 1 en su lista de delincuentes a capturar. Y no va a desistir hasta conseguirlo.

Estamos en 1917, el crimen organizado florece por doquier y Alice Clement enfila su carrera para ser la primera inspectora de policía de Chicago, un hito en la lucha feminista, por lo que no duda en aliarse con Blanche, intereses distintos pero mismo objetivo, para capturar a Mona.

En el argumento de La Señora de Chicago se va narrando la biografía de Alice Clement, su vida particular, su vida familiar y su vida profesional, intercalándolas entre sus investigaciones, y enfrentándola a un gran caso criminal.

Y lo hace de tal modo que la investigación policial sea el centro de una historia costumbrista y no al revés lo que hubiera supuesto alejarse del noir y adentrarse en el melodrama.

Marc Tinent ha escrito un guion muy medido para mantener el equilibrio en la delgada cuerda que separa la realidad de la ficción, y la documentación de la fantasía. Combina con mucho acierto ambos extremos con lo que consigue un dialogo fluido con mucho ritmo que, como buen thriller, no da respiro.

El dibujo de Pablo M. Collar recuerda a los planos del cine mudo con poco movimiento de cámara, reiteración en los encuadres y en las expresiones y poco detalle en los escenarios, ya que el foco está donde está la acción. La paleta de colores tiende a languidecer el tono de la historia.

El subtítulo: Un caso de Alice Clement, hace sospechar, e ilusionar, que sea el inicio de una serie con continuidad, lo que se agradecería notablemente.

La obra se acompaña de un apéndice al final que, con una biografía sucinta y un buen archivo fotográfico, facilita el acercamiento a la Alice Clement real.

domingo, 22 de enero de 2023

Bajo una luz fría de Garry Disher

Alan Auhl, ha vuelto a la policía, después de una ausencia de cinco años. Es mayor, tanto que las burlas sobre su edad o sobre los achaques asociados a ella, le resbalan. Ya se sabe que la juventud se cree eterna y suele ser despiadada en su avance hacia la gloria.

En la policía la edad puede ser sinónimo de experiencia, de madurez, de reflexión. De no tomarse nada a la ligera, de ser cuidadoso con los detalles, de ser paciente y aceptar que no todo se resuelve como en la tele.

Alan es mayor pero no es, nunca lo ha sido, tonto; al contrario es muy capaz y busca el lado humano en el enfoque del caso criminal.

No solo porqué los humanos son las víctimas y verdugos, sino porque hay sufrimiento y daños colaterales que, si se puede, hay que intentar minimizar al máximo.

La novela transcurre en Melbourne, Australia, y tiene como punto de partida el temor a un ofidio. Con las serpientes hay que tener cuidado, pueden ser letales y es mejor capturarlas y soltarlas en un entorno donde no haya humanos que puedan convertirse en víctimas potenciales.

Y no porqué se metan en un agujero hay que dejarlas. Podrían ser hembras, podrían estar embarazadas, podrían crear una colonia, podrían invadir tu casa y atacarte a ti y a tus hijos.

No, con las serpientes no se juega.

Alan Auhl va a tener que lidiar con varios casos simultáneos y parecidos. Con humanos que reptan como serpientes y que tienen veneno. Alan sabe cómo hay que tratar a esos humanos y a su edad, los reparos los deja para quienes ven la vida desde la comodidad de un sillón creyendo que la realidad es lo que muestra la televisión y que la justicia es justa y no un contubernio de letrados y clientes con posibles. En sus años de oficio Alan sabe que hay quien desayuna, come y cena corruptelas.

El escritor Garry Disher nos regala a un personaje maravilloso. Una persona muy digna, justa, equilibrada, sensata y resolutiva. Un personaje que destroza el cliché que de su profesión la novela negra ha convertido en estereotipo.

Con una vida privada muy interesante y una convivencia estimulante por la diversidad de caracteres que pueblan su casa, reconvertida en varios hogares temporales.

A Alan Auhl, AA, lo vamos conociendo a través de sus relaciones personales y trabajando en unos casos criminales, simultáneos, porque la vida es así: repleta de simultaneidades cotidianas que se entremezclan con el trabajo y que hay que ir resolviendo al unísono.

Matar, acosar, humillar, maltratar, engañar, son acciones que están ahí, como las serpientes, y que precisan ser combatidas con tolerancia 0. Comporte eso lo que comporte.

Bajo una luz fría reflexiona sobre la eficiencia en la resolución de problemas; recrimina a la justicia su comportamiento y le pide que gesticule menos y actúe más y no duda en emplear a su protagonista de justiciero cuando la justicia no resulta justa.

Es una muy buena lectura, que hay que aplaudir al terminar y luego reflexionar sobre todo lo que ha evidenciado, todo lo que ha denunciado, que no es poco.

Una lectura pausada, emotiva y crítica con el interior de la condición humana y que avanza a su ritmo pero no da puntada sin hilo. No se la pierdan

domingo, 8 de enero de 2023

Mi hermana, asesina en serie de Oyinkan Braithwaite

A veces lo fácil resulta lo más complicado. Y eliminar un novio, o sea matarlo, cuando ya no interesa puede que no sea la solución más adecuada pero es la más efectiva y una vez llegados a este punto se impone deshacerse del cadáver sin dejar pruebas ni rastro.

Ayoola es la hermana pequeña de Korede. Es una mujer voluble a la que ningún hombre se puede resistir y que emplea las redes sociales para comunicarse con el mundo. Korede es enfermera, responsable y aspira a un cargo superior.

Ayoola es simple. Actúa como niña que lo quiere todo ahora y aquí. Y mata sin el conocimiento de la gravedad del hecho. Mata como se desharía de una camiseta manchada o pasada de moda. De hecho matando no elimina una vida humana, la sustituye por otra. Renueva sus relaciones como renovaría un armario.

Y es Korede, la que respeta las normas establecidas, la que valora el orden y la responsabilidad, la que carga con toda la logística que supone la limpieza y desaparición del cadáver. Quien vela porque a su hermanita lo le suceda nada malo y quien a cambio debe soportar sus desplantes, sus veleidades y sus antojos, frutos más de la inconsciencia que de la malicia.

Pero cuando Ayoola se fija en el hombre que supone el sueño romántico de Korede, un doctor del hospital donde trabaja, sabe que tiene que influir para que esa relación no avance so pena de que pueda acabar en una desgracia que lamentaría el resto de su vida.

Oyinkan Braithwaite bucea en sus raíces nigerianas para mostrar-nos una realidad que nos es desconocida por lejana pero la sitúa en un contexto actual y consigue que con la globalización de los deseos y las realidades podamos comprenderla sin problema alguno.

Un dilema sobre lo que se ambiciona, lo que se posee, lo que se desea y lo que se sueña con una historia desenfadadamente trágica, y diálogos cortos y punzantes que dicen más de lo que se oye.

Mi hermana, asesina en serie es una historia criminal sostenida por los pilares del humor negro y de la tensión del thriller. En su dosis de crítica social pone de nuevo sobre la mesa que a los familiares no se les escoge sino que vienen de serie y que las relaciones fuera de ese círculo, si bien son elegidas libremente, no siempre resultan ser lo que se espera.

Un entusiasta debut en el género de una autora que promete más alegrías noir.

domingo, 1 de enero de 2023

Caballos lentos de Mick Herron

El intrigante mundo de los agentes secretos, de los espías, de las agencias gubernamentales que se supone que no existen, de los pisos francos y de los documentos clasificados es tan irresistiblemente atractivo que resulta impensable no escribir sobre él.

Leer thriller de espías es un clásico al que no se debe renunciar y si se tropiezan con la serie protagonizada por el, aparentemente, indolente, abandonado y maleducado Jackson Lamb, escrita por Mick Herron, no dejen de leerla.

La Ciénaga es un edificio tan deprimente y anodino como la gente que se da cita en su interior. Tan falto de cuidados y atención, como necesitados de lo mismo están sus residentes. Un edificio del gobierno; uno de los que no son del dominio público.

Jackson Lamb tiene a su cargo La Ciénaga, el edificio donde trabajan agentes secretos marginados. Currículos manchados que se dedican a hacer trabajo administrativo, aburrido y desmotivador.

Resulta más barato hastiarlos para forzar su dimisión que despedirlos, de ahí que su cubícular zona de trabajo sea gris e insulsa a juego con sus tareas.

Todos añoran los tiempos de trabajo activo, de campo, cuando trabajaban en misiones y no en recados. Todos ansían volver a Regent’s Park pero aquello es el hipódromo. Allí es donde se corren carreras de verdad, mientras que La Ciénaga es la cuadra donde se recluyen los caballos lentos.

Pero nunca hay que menospreciar el pundonor de un agente relegado: puede no estar en primera línea pero eso no significa que no mantenga intactas sus habilidades ni que haya olvidado sus prácticas.

Los inquilinos de La Ciénaga van a tener la oportunidad de demostrar sus aptitudes en un caso inesperado y con más trascendencia que la sospechada inicialmente.

Mick Herron se aleja del prototipo James Bond y de los antihéroes de Graham Green o John Le Carré para crear unos propios y distintos. Sus personajes son lobos solitarios, caballos lentos, pero son agentes comprometidos y entusiastas.

Caballos Lentos es un purasangre en las caballerizas de las novelas de espías.

Esta novela es la primera de una serie que ya lleva cuatro títulos traducidos y saber que hay más para leer reconforta y tranquiliza. Si son de este subgénero, empiecen ya con la primera y no se arrepentirán.