El anhelo de ser alguien en la vida suele tener como consecuencia renunciar a ser uno mismo. Es el precio que hay que pagar al diablo por alcanzar la notoriedad.
Madeline Maddie Schwartz está en el paréntesis
previo obligado por su religión y avalado por su tradición, o sea, y, en
definitiva, su ley, para obtener el divorcio.
A punto de cumplir 38 es mayor para, por ejemplo, encontrar
según qué empleo, pero es joven para, por ejemplo, darle un giro y un empujón a
su estrenada, desconcertante, inquietante y ansiada condición de mujer libre e independiente.
Su participación en la búsqueda de una niña desaparecida,
será el primer paso para un objetivo ambicioso: ser redactora en un periódico.
Periodista. Y el cuerpo encontrado de otra joven, Cleo Sherwood, en la fuente
de un lago dará pie a una tarea de periodismo de investigación que puede
terminar con su sueño o bien abrirle las puertas a conseguirlo.
Laura Lippman, a quien conocimos en la magnífica Piel Quemada, nos ofrece una versión sorprendente de su talento como escritora. Un cambio de registro absoluto del que se sale airosa, dándole un nuevo enfoque al concepto noir tradicional. Todo muy medido, muy mesurado, para ir conociendo a la nueva Maddie a la par que se va descubriendo la trama.
A partir del hilo narrativo en tercera persona que supone el ir desarrollando el argumento, va otorgándoles voz a los secundarios que van apareciendo para que en primera persona ofrezcan su versión sobre la joven muerta y aporten detalles que vayan conformando el conjunto de la historia.
Una apuesta arriesgada ya que ralentiza el ritmo, pero
interesante por la vertiente psicológica que permite conocer más y mejor el
interior de cada cual.
Una novela negra, policiaca, que se apoya en el hallazgo del cadáver de una joven negra para denunciar la sumisión a los preceptos religiosos, la segregación racial y la discriminación por género.
Y para demostrar, a esa sociedad blanca y patriarcal, que incluso una joven
negra muerta puede y debe tener interés público y ocupar espacio de información en un
periódico; y que una mujer viva puede y debe tener oportunidad para decidir
libremente que hacer con su vida y elegir profesión.
La Dama del Lago es una
crónica social partir de unos hechos relatados por todas las personas que de
una u otra forma tuvieron participación en ellos. Es también una defensa del derecho
de toda mujer a ser, ante todo, persona. Es una investigación sobre un caso
criminal llevado a cabo por una aprendiz de periodista, contra la opinión de
sus jefes y ante el desdén de la policía que no ve relevante investigar la
muerte de una negra.
Así de contundente. O blanco o negro.
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