Al otro lado del Atlántico norte, los duros comen a destiempo, poco y mal y destilan todo lo que beben, que es mucho y nunca suficiente y además aguan el café.
Al otro lado del Canal de la Mancha, los remilgados creen que comen bien, pero tampoco y beben té a todas horas aunque los más modernos le dan al centeno líquido, entre porridge y pudding.
En este lado del Atlántico, los nortes se tocan. Auroras boreales, noches blancas, y nada de graduación alcoholica que esté por debajo de los 40º.
En el centro se fabrican bigotes de espuma mientras la comida es generosa en cantidad, calorías y colesterol.
Solo al mediodía geográfico, en la zona mediterránea, los Carpantas tienen claras las prioridades y les dan a los ágapes la importancia que les corresponde, eso si, hasta donde les permite su bolsillo, y disfrutan del vino como el nectar de los dioses.
Por el contrario los malos, sean quienes sean, estén en la época que estén y se ubiquen en donde se ubiquen, urbana, rural o insularmente hablando, siempre disfrutan de platos de refinada elaboración, de manjares exquísitos y exclusivos, degustados en mesas impecablemente servidas, con cubertería de oro y copas de cristal musical llenas de bebidas para babear, siempre en ambientes de lujo y confort y siempre en agradable compañía, siempre.
Ya lo ven, en materia gastronómica, no lo duden, pídanse malos.
Me ha gustado enterarme que sin saberlo estoy desayunando un combinado de avena como los modernos. Os lo recomiendo, tiene muchísimas propiedades buenas y además creo que ni es pecado ni engorda.
ResponderEliminarPor la temática del blog, debería haber sido obvio que el post se refiere a detectives y miembros de los cuerpos de policía y judicial, protagonistas ficticios del género y no a ciudadanos de a pie.
ResponderEliminar;-)