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martes, 28 de diciembre de 2010

Ahora está claro

Esta mañana el día ha despertado mostrando la escarcha sobre los brotes verdes y los retazos de niebla como bufandas enredadas en las puntas de las ramas. No he sabido interpretar las señales.

Suerte de internet, y de WikiLeaks, me he enterado de todo. Seguro que al mismo tiempo que ustedes, y seguro que, como yo, no salen de su asombro.

Lo sospechabamos; teníamos algunas piezas que encajar pero el dibujo ya se adivinaba claramente y con él la amenaza ha quedado al descubierto. La trama mejor urdida de invasión ha estado a punto de culminar en victoria pero afortunadamente no ha sido así y todavía somos libres; la esclavitud a la que hubieramos sucumbido no ha podido encadenarnos y con ello se han venido abajo los esfuerzos de varias generaciones que como un solo ser se han venido volcando en un solo objetivo: conquistar el mundo.

Efectivamente WikiLeaks los ha desenmascarado, no nos extraña que no sean gratos, y ha puesto sobre papel los escalofríantes planes con sus fases y sus hitos ya cumplidos y prometen continuar la publicación con el libro de ruta de lo que todavía está por materializarse y que por suerte ya no se podrá llevar a cabo.

Al parecer todo empezó con la irrupción en nuestras televisiones de Pipi Langstrum, niña rebelde huérfana de madre y con un padre pirata siempre ausente, que jugaba en su villa Kunterbunt con Tommy, Anika, el caballo Pequeño Tío y el mono Señor Nilssonn.

Fue la cabeza de playa, camuflada perfectamente en la inocencia infantil. Toda una generación abducida por la red nórdica de forma y manera que parecía que veían la serie a voluntad cuando en realidad esta ya no les pertenecía. 

Y para adolescentes y mayores estaban Bjorn Borg primero, y Stefan Edberg después para atrapar en su vaivén hipnótico a golpes de raqueta la atención de los escepticos ante series demasiado imaginativas.

Borg con su melena rubia y su cinta al pelo provocaba suspiros entre hijas y madres, acallados por el shhhhiiii! de los hijos y padres que querían seguir los desenlaces de los partidos de Copa Davis. Era la viva encarnación del díos del trueno, aunque esto tuviera distinto significado según el sexo de quien lo contemplara.

La operación ABBA había de ser la culminación para procurar mantener a los ya iniciados y captar nuevos adeptos de distintas edades y condiciones sociales, y hay que reconocer que fue un éxito de estrategia  que logró plenamente su objetivo sin bajas ni daños colaterales.

Los nombres de Anni-Frid Lyngstad, Benny Andersson, Bjorn Ulvaeus y Agnetha Faltskog, eran para ir educando nuestro oído a la nueva fonética que iba a venir.

¡Mamma Mía! que ingenuos fuímos.

Después de ABBA, IKEA y pronto los hogares se llenaron de madera nórdica quien sabe si al hacerlo no se dió entrada a microprocesadores o micromicrófonos que han estado enviando información del quehacer doméstico para ajustar el plan milimetricamente.


Y luego el desembarco perfectamente programado de los primeros escritores para convertirse ahora ya en una marea interrobang incontrolable que en estos momentos nos estaría anulando y convirtiendo en Nexus III o en cualquier otro androide de consumo programado.

Hoy 28 de diciembre se ha puesto todo en boca popular. Hoy hemos aprendido que la inocencia tiene sus riesgos.

Y el hecho que junto con el periódico me haya comprado un libro de Camilla Lackberg, no tiene ningún significado oculto ni visos de traición. Pero no olviden que toda precaución es poca.








jueves, 23 de diciembre de 2010

Kyle Hyde

Las aventuras gráficas siempre han tenido más mercado en los usuarios de PC generalmente más adulto que en los usuarios de consolas, tradicionalmente un sector más infantil y más dado a juegos de acción-reacción instantánea.

Por eso la aparición totalmente en castellano de Hotel Dusk: Room 215 para Nintendo DS, en 2007 de puro género interrobang sigue siendo una agradable sorpresa.

Estamos ante una aventura gráfica con toques de cómic y de novela negra que atrapa desde el primer momento en que cargamos el juego, ya que su argumento presenta una historia inquietante que se desenvuelve dentro de una atmósfera de misterio, punteada por unos personajes bien definidos psicológicamente y con una evolución que va ganando en emoción para cautivar al jugador.

En el juego somos Kyle Hyde, un ex-policía que deviene en vendedor a domicilio en su búsqueda de Bradley, otro ex, que traicionó a sus compañeros. A partir de aquí imagínense el desarrollo propio de una aventura gráfica. Y solo una advertencia: elijan bien los diálogos ya que tanto el personal del hotel como los otros huéspedes son muy susceptibles y a la mínima nos vemos rechazados.

No es país para niños frenéticos, si para viejos, adultos y adolescentes pausados. Da para bastantes horas de juego lento, detectivesco, de análisis de minúsculos detalles y de coordinación de movimientos con o sin objetos previa deducción lógica. Es como un libro interactivo que además tiene movimiento y música.

La historia de serie negra está bien dibujada y el juego está cuidado casi al detalle: el nivel gráfico es aceptable, las conversaciones responden a un buen guión, los ruidos de ambiente resultan creíbles y la banda sonora es para escucharla placenteramente, nada que ver con la seudo musiquilla repetitiva de los arcade.

Y tiene la ventaja de portabilidad que ofrece la consola. Ideal para esperas involuntarias en aeropuertos. Además les saldrá muy barato: los juegos antiguos tienden a estar en estanterías de saldos.

Y si hablamos de Hotel Dusk es porque acaba de salir su esperada secuela: Last Window: el secreto de Cape West que no sorprenderá a los que ya fueron Kyle Hyde pues el juego presenta similar factura, mejorando, eso si, todo lo mejorable, primero porque técnicamente los tres años transcurridos equivalen, en este tema, a tres lustros y segundo porque la jugabilidad ha mejorado en la interacción con los objetos y en los diálogos, aparte de incorporar gadgets de ayuda.

La trama está más tramada y los personajes, ¡más de 20! son complejos con una personalidad que los vuelve creíbles, lo que facilita que sustenten una historia construida a partir de relaciones entrelazadas en donde no faltan tópicos ni tampoco apuestas arriesgadas con giros novedosos.

Seguimos estando ante una buena historia de serie negra: ha transcurrido un año desde la aventura del Hotel Dusk y ahora Kyle se debe enfrentar al desasosegante caso de aclarar el antiguo asesinato de su padre y desvelar aspectos oscuros de su pasado familiar, ya que todo esto parece tener relación con un caso del presente, de turbia venta de inmuebles. Sin olvidar que habrá que localizar “La estrella roja”. ¿Es o no es un buen arranque?.

La atmósfera que se respira en los apartamentos es más inquietante y opresiva si cabe que la que transmitían los pasillos y habitaciones del Dusk; Kyle se muestra más perdido y frágil que nunca porque el caso le toca más de cerca y su carácter, solitario de por sí, se vuelve más meditabundo y escéptico.

Es un detective de serie negra al uso, con el que simpatizamos inmediatamente y dejamos de lado nuestra personalidad para meternos en su piel y empezar a jugar conscientes de que solo descubriendo la trama aportaremos un poco de sosiego a su existencia. Y es que esta es la
ventaja de la interactividad del juego frente la pasividad de la lectura, que jugando, jugando, tomamos decisiones y emprendemos acciones que nos hacen sentir, por un momento, que somos verdaderos detectives.

No necesitan el primer juego, si quieren pueden optar directamente por éste. Cualquiera de los dos tienen asegurada la misma atracción fatal que una buena novela de género interrobang, ¡incluso la consola hay que ponerla en vertical como si fuera un libro!.

Es un buen regalo para estas fiestas. No hay posibilidad de pinchar en hueso. Creánme.



sábado, 18 de diciembre de 2010

Un cadáver a los postres: Navidad en familia

Quien más quien menos se prepara mentalmente para afrontar las festivas comidas y cenas de estas fechas navideñas; esos festines que inseminan la mente con pensamientos obscenos como que alguno de los comensales se podría morir un poquito, eso si, con todo el cariño y sin mala intención.

Está feo alimentar estos bajos instintos, más que nada porque la frustración de su incumplimiento no compensa el buen rato soñado, y combinados con turrón pueden llegar a indigestar.

Por eso más vale tomárselo por el lado bueno. Y les recomiendo que se sienten a la mesa con la familia de género interrobang, no con la propia no con la política, y disfruten de cada uno de sus gags, de cada palabra del guión, de cada elemento de decoración y mobiliario del comedor, de la cocina y de cada una de las habitaciones, del preciso vestuario, de los efectos sonoros y de la caprichosa climatología que regala la particular película:
Un cadáver a los postres” (Murder by death).

No siempre se tiene la suerte de compartir una mesa bien dispuesta con la flor y nata de los/las cinco detectives más chic, más brillantes y caricaturizantes del universo interrobang del momento, a saber: Sam Spade, Nick Charles (ambos de Dashiell Hammet), Hércules Poirot, Jane Marple, (ambos de Agatha Christie) y Charlie Chan (Earl Derr Biggers); claro que en la película son, respectivamente,: Sam Diamond*, Dick Charleston, Milo Perrier, Jessica Marbles y Sidney Wang.

Un cadáver a los postres nace, del dramaturgo Neil Simon, con la idea de ridiculizar los infalibles métodos de los inefables detectives de ficción más conocidos, parodiándolos en una mélange de sus propios argumentos, sus manías y sus tópicos. Finalmente acaba resultando una ingeniosa y brillante reflexión sobre el género y deviene un rendido homenaje que la ha convertido en película de culto.

El inicio, una invitación a resolver un asesinato en un lóbrego y aislado caserón ya da una idea de que se van a suceder situaciones tópicas de género pero cuando entra en acción el mayordomo ciego las situaciones giran a hilarantes, surrealistas, del más puro absurdo y lanzan la película por una serie de pistas llenas de despropósitos que no tienen lógica ni sentido alguno.

Los diálogos son rápidos y brillantes, los juegos de palabras inteligentes, los constantes guiños y las referencias cinematográficas son tan sutiles que si no se lee al respecto o se ve la película varias veces solo pillamos una parte. Como ejemplo, el grito que sirve de timbre de la puerta es el proferido por Fay Wray en el King Kong en blanco y negro. ¿Es o no es sutil el guiño?.

Los actores y actrices están impagables y aunque Alec Guinnes sobresale y de que manera, hay que agradecer a Peter Falk, David Niven, Elsa Lanchester, Truman Capote, Maggie Smith, Peter Sellers y el resto, que se avinieran a una interpretación colectiva sin dívinos protagonistas y se prestaran a ser ridiculizados al desnudar los puntos más débiles y tics de sus personajes y de sus alter ego de otros films.

Una inmejorable cena en familia. Den la receta a su entorno, se lo agradecerán.
*Spade y Diamond son, respectivamente picas y diamantes en la baraja francesa, de ahí la analogía al buscar apellido.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Interrobang BookCrossing

Si les dijera que desde que libero libros mi vida ha cambiado, sonaría a secta y no me creerían, por tanto no lo voy a decir, de momento. Cada cual con lo suyo, los hay que liberan enanitos de jardín, en el bosque y estan cuerdos.

Pero si les voy a pedir que lo prueben, que entren en http://www.bookcrossing.com,

• Dense de alta, e-mail y contraseña y perfil opcional
• A continuación cojan el libro que deseen dejar en libertad (no se preocupen hay gustos para todo) y entren el título y el autor en la página de registro
• Ahora Bookcrossing les devolverá un número identificador único para ese libro.
• Escríbanlo en la cubierta, en la solapa, en páginas interiores, en una etiqueta y péguenla e indiquen que se trata de un libro libre.

Y ahora lo mejor: el momento de liberarlo. Es una sensación como de hacer algo prohibido que en lugar de culpa genera satisfacción.

Es un instante flash. Y además la primera vez nunca se olvida.

Pueden liberarlo en un café, en una granja, en la sala de espera del dentista, en un tren, en la mesilla de noche de un hotel, envuelto en plástico por si llueve y ocultado en la oquedad de uno de esos enormes árboles que hay por las ciudades y que en otoño alfombran las aceras de hojas marrones y crujientes, en fin en cualquier lugar que se les antoje, pero con disimulo para evitar que nadie diga aquello de “¡eh, que se olvida el libro!.

Y si lo dejan en un lugar público y se apostan a vigilar, viene la segunda disfrutada: el acto de voyeurismo que supone ver como el libro es cazado. Y por quien. Y como. Y si hay tiempo, ¿porque no?, seguir al cazador.

Y disfruten cuando reciban noticias del periplo del libro quien sabe de cuantos lectores, en que país o en cual continente.
Hagan la prueba, elijan cualquiera de estas fechas cercanas antes de que acabe el año y liberen una novela interrobang. Y cuenten en comentarios como les ha ido su primera vez.

Predico con el ejemplo:
el lunes 20 de diciembre sobre las 19:00 liberaré "Muerte entre poetas" de Ángela Vallvey, en el McDonal's de la estación de Sants de Barcelona.

Liberar un libro es sembrar semillas de nuevos lectores.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Detective

Terrible dilema: ¿estamos ante un cómic con cuadros deconstruidos en viñetas?, ¿estamos ante una exposición de cuadros presentada como viñetas de un cómic?, ¿el cómic es la historia y el cuadro el sujeto?, ¿es el cuadro la historia y el cómic el medio?, ¿es el crimen el lenguaje?.

Todas las interpretaciones de la realidad son verdaderas porque todas son falsas.

Un día http://hernandezlandazabal.blogspot.com/, pintor entre otras artes, le dijo a su amigo http://www.antonioaltarriba.com/, escritor entre otros menesteres, algo que debió sonar como: tengo un montón de cadáveres y necesito una explicación coherente que lo justifique, ayúdame a darle una apariencia normal; o tal vez fue más bien como: tengo un montón de pruebas de asesinato vamos a cometer un crimen.

Por suerte Altarriba no solo no se negó sino que le puso ganas y hoy tenemos en nuestras manos una obra original, única, arriesgada, rompedora, inclasificable y del más puro genero interrobang suma de unos cuadros excepcionales y de un guión a medida. Por primera vez se debe haber hecho un traje y luego retocar al sujeto para que encaje como un guante.

¿Pero en este caso, cómo se pinta un cuadro y después se le añade el soporte de tela, tablex o lino?. Parece imposible sostener pintura en el aire, pero este cómic es la constatación. Y recuerden que una vez eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, ha de ser la verdad.

Y la verdad se llama Detective, un cuadro/cómic o un cómic/cuadro. Ejecutado a medias entre Landazal y Altarriba, prologado por Andreu Martin y editado por Ikusager con un mimo exquisito a sus autores y sus indicaciones: grosor del papel, color distinto para cada caso, puzzle a pie de página en lugar de número; y estrenando la colección Quasimodo. Aquí si que de nuevo hay interpretación: el jorobado perfecto.

La edición fue de corta tirada aunque su recorrido sea largo y por eso puede que ya no se encuentre en ninguna librería ni comiquería, pero el señor Google les dará pistas donde encontrarlo y conseguirlo como fin de una investigación es ¡doble placer!

Y cuando lo tengan disfruten un rato de su cubierta que muestra un cuadro asesinado de un balazo (por eso la sangre es pintura), denle la vuelta y y vean por donde salió la bala y comprueben que efectivamente es un cuadro y no un cómic por el papel de estraza que se utiliza en la encuadernación, por el sello del encuadernador y por que aún está puesta la hembrilla.

Y después ábranlo para conocerlo. El marco del cómic es un cuadro, que contiene cuadros encuadrados en los cuadros que son viñetas. Y el guión es redondo.

Detective es para enamorar a los ojos y seducir las mentes. Es para ver y releer, y rever y volver, volver, volver, a sus páginas otra vez.


Y cuando acaben con él siempre les quedará la duda de si guardarlo en la estantería o colgarlo en la pared.

Post Scriptum: Otro cómic de este genial guionista que es Altarriba es Yo, asesino realizado junto con el dibujante Keko.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cuando llueve, diluvia.

Los que alguna vez hemos sufrido la travesía del desierto estamos ahora a punto de perecer ahogados, tal es la avalancha de títulos que hace algún tiempo inunda librerías: la novela negra parece volver a estar de moda.

Y uno de sus daños colaterales, es la pertinaz lluvia de títulos con la que las editoriales ponen a prueba nuestra impermeabilidad.

A veces nos sorprendemos deseando que fuese como ayer cuando esperabamos las novedades como agua de mayo en lugar de recalar entre aguaceros de gotas frías especuladoras.

Pero ¡cuidado! no toda el agua que cae es pura y cristalina.

Y hay que aprender a nadar entre este denso mar de libros para no naufragar en el intento y también para no ir hacia un islote con palmera que no sea más que un espejismo ilusorio.

No hay dinero para comprar todo lo que flota; casi no hay tiempo para leer todo lo que se compra y en medio de la tormenta encontrar la luz del faro salvador no es fácil.
 
Hasta lo que gusta puede acabar cansando si se abusa de ello y la calidad no acompaña.

Además la lluvia viene fuertemente racheada y ahora que estamos en pleno frente norte, claramente nórdico, viene acompañada de frío por lo que sea la época del año que sea, nuestro fondo de armario deber estar convenientemente equipado para dar cumplida respuesta a todas las latitudes: desde una guayabera a un forro polar de doble capa.



Hace años cuando alguien se acostaba con un nórdico o una nórdica, este/a solía ser de piel blanca y ojos azules.
Con el tiempo cuando alguien se acostaba con un nórdico en realidad lo hacía con un edredón.
Y ahora cuando alguien dice que está en la cama con un/a nórdico/a no pregunto para evitar meter la pata, pero apostaría a que se refiere a la compañía de una novela de género de entre las prolijas novedades de estos días.
Y es que en este país el norte siempre nos ha conducido a la infidelidad, y si no vuelvan a ver las pelís de suecas y compruebenlo.
Y con un pie en el círculo glaciar ártico, con tan poca densidad en las poblaciones, y tanto sortear icebergs tenemos miedo de perder el norte por no entenderlo ni conocerlo como es debido.

¡Que alguien curtido en esos mares nos marque el rumbo!.

¡Que alguien nos preste su rosa de los vientos, por favor, por babor, por estribor y por Thor!

Ahora mismo no hay escaparate de librería, ni artículo de prensa, ni monografico, ni concurso, ni festival, ni blog que se precie que no presente, hable, comente o recomiende literatura de género islandesa, noruega, sueca, finlandesa, rusa, danesa...




Un buen marino nos diría que no es aconsejable bogar a contracorriente. Es tiempo de comer ahumados y caviar.

Llamamiento a la calma. Volveremos a tener noticias de cercanías, si las averías no lo impiden. El sur también existe.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Interrobang: fake II

" Según dice el forense, parece que el arma le atravesó la médula, o algo por el estilo, y que si se logra acertar el punto exacto, la muerte sobreviene de un modo fulminante"


La muerte de lord Edgware
Agatha Christie

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Monk

Se nos ha ido Monk, pero siempre nos quedaran las reposiciones.

Monk se ha ido por honestidad (si. Existe, de verdad) en un momento álgido de audiencia. Sus guionistas, directores, productores, cadena de televisión, han decidido acabar con él antes que lo hiciera la repetición y el aburrimiento.

 La frescura y comicidad absurda que quisieron imprimir y lo consiguieron podía acabar en cualquier momento y no esperaron un final doloroso e imprevisto y aplicaron una eutanasia piadosa para con los protagonistas, de forma que sus televidentes siempre los pudieran recordar en plena forma y no agonizando en un rincón de la parrilla televisiva.

Adrián Monk, para quienes no lo conozcan o no hayan sido asiduos, tiene un antes y un después del asesinato de su mujer. Antes, un brillante porvenir como policía en San Francisco, después un incierto futuro provocado por el traumatismo sobrevenido a pérdida de su mujer y al pensamiento de que la explosión en el coche en realidad le buscaba a él.

A partir de este momento pasa tres años encerrado en su casa y el desvarío psicológico lo convierte en un compulsivo obsesivo (TOC) lleno de miedos a todo lo que le rodea, ya sean farolas del alumbrado público o, sobretodo, gérmenes microscópicos y lleno de manías y fobias, por ejemplo a que sus calcetines esten perfectamente ordenados al igual que lo esté la comida que aparece servida en el plato.

Poco a poco consigue afrontar, que no superar, sus adicciones con la ayuda de una enfermera que le hace de asistente, le soluciona todo lo concerniente a la intendencia; de terapeuta, le da confianza ante los retos cotidianos, y de colaboradora, ya que ejerce de ayudante en los casos delictivos que se presta a resolver.

Y es que, efectivamente, no ha perdido para nada su habilidad innata para descifrar enigmas y solucionar misterios y ha accedido a convertirse en detective privado y no duda en echar una mano, siempre en casos enredados, a su antiguo jefe de policía que lo considera una mente brillante. Sus singulares razonamientos le permiten establecer conexiones entre pistas y determinar patrones de conducta que ni tan solo un sistema informático sería capaz de identificar.

Monk es más que un personaje de ficción, es una apuesta por una humanidad sensible y se gana las simpatías dentro de la serie y entre los que la siguen. Detrás de ese aparente autismo hay alguien a quien le importa el sufrimiento que sienten los demás puesto que lo conoce muy bien.

En esta época en que parece que para ser relevante en el género interrobang se necesita inventar criminales supersofisticados y asesinatos de escabrosidad nivel 10 sobre 10, Monk da el contrapunto sin excesos, sin FX, solo con guiones que combinan sabiamente los temas de género interrobang con dosis de comicidad que hacen más accesible el personaje.

Original, entretenida, divertida, tierna..., pruébenlo si no me creen.  Aunque solo sea por culturilla. Y opinen. En comentarios, como siempre.