Páginas

viernes, 11 de mayo de 2012

La Tabla de Flandes

Hace unos pocos meses, en un blog literario y a propósito del análisis de una obra actual de Arturo Pérez Reverte, comenté que los reparos a comulgar con un autor y con su obra provenientes del conocimiento que tenemos de él por sus apariciones públicas, son inherentes a nuestra percepción humana pero no deberían de ser el único motivo para acercarnos o alejarnos de su obra, aunque sea difícil la disociación.

Esto venía cuento de que había comentarios que descalificaban al autor por conocerlo solo en su faceta de tertuliano polémico y twitter exacerbante sin opinar sobre su obra que era de lo que trataba el post. Algo parecido a lo que sucede con, la ahora novelista negra, Maruja Torres, que despierta simpatía y animadversión a partes iguales.

Yo defendía su obra aludiendo que, aunque su carácter, su actitud para con la vida, pueda gustar o repeler, es un magnífico prosista y que nadie al que le guste la buena literatura debería dejar de leer alguna de sus novelas que me atrevía a clasificar en tres facetas:

•  el contador de ficción donde descubrimos su imaginación y su erudición cultural (p.e. La Tabla de Flandes)
•  el contador de realidades donde deja gotas biográficas e históricas de sangre y sudor ya sea en primera o en tercera persona (p.e. Territorio Comanche)
•  el crítico social de verbo rápido (p.e. sus artículos periodísticos agrupados en varios libros).

Y al hilo aprovecho para recomendar, a quien a pesar de todo aún no la conozca, la lectura de La Tabla de Flandes (la versión cinematográfica como si no existiera por favor).

Es esta una novela de 1990 que aunque tiene más de enigma que de negra, no es ni lo uno ni lo otro sino algo nuevo resultante de mezclar ambos géneros y añadirle una patina de Historia.
La parte de genio literario que tiene Pérez Reverte se muestra en su habilidad para flexibilizar los cánones que enmarcan los géneros pero sin romper esquemas para conseguir una trama en la que todo tenga razón de ser y pueda ser explicado.

El autor recoge la esencia de la novela enigma, detectivesca, léase la falsa sospecha, las pistas de interpretación analítica, la perspicacia del detective aficionado y la esencia de la novela negra representada en el determinismo de las clases sociales, el desarraigo, la corrupción y la ley, y con todo ello ofrece una alternativa que asegura que hay vida más allá de los clásicos.

Claro que esto que ahora resulta tan habitual e incluso pueda parecer pueril, veintidós años atrás, en este país, era novedad y casi atrevido.

En La Tabla de Flandes hay enigmas a resolver y asesinatos a investigar. Hay espacios cerrados (¡más cerrado que un cuadro!) y abiertos (¡más abierto que una ciudad!). Hay reposos deductivos y acciones dinamizadas. Hay bien y mal. Hay justicia legal y justicia arbitraria. Hay ley y hay honor.

Todo gira sobre un cuadro, La partida de ajedrez, de Pieter Van Huys y el trapicheo del submundo del arte, las subastas y el coleccionismo.

Perfiles, caracteres, actitudes conforman a cada personaje como si fueran las piezas de ajedrez de una partida empezada hace cientos de años.

Es una partida de ajedrez empezada que se juega para atrás (absolutamente recomendable y una gozada para quienes sepan jugar; inténtenlo) y que se juega para adelante (más difícil pero no menos estimulante; pruébenlo), en una clara alusión a que si alguien mató entonces nada impide que alguien lo haga ahora.

No se enroquen i acepten el envite. La partida está servida.

10 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, hay saber distinguir entre el escritor y el personaje público. Aunque no coincidamos con la ideología de Pérez Reverte, esto no debe ser un obstáculo para conocer su obra. No he leído La Tabla de Flandes, aunque la apunto para futuras lecturas, pero sí El Club Dumas y La piel del Tambor. Creo que es un buen autor, que sabe guiar al lector y que es capaz de sorprender con sus historias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La Tabla de Flandes es anterior a las dos que mencionas y es más fácil y menos esotérica que El Club Dumas y con menos vericuetos de La piel del tambor. Creo que te gustará.

      Eliminar
  2. Con Pérez Reverte no solo lees sinó que aprendes. Es un escritor meticuloso y sus historias aunque sean ficción son totalmente creibles. Lees y entras en sus escritos poco a poco hasta que despiertas y sales de un mundo escrito maravilloso.

    ResponderEliminar
  3. Montse: estoy totalmente de acuerdo contigo. Veo que eres conocedora y fan de su obra. Gracias por comentar.

    ResponderEliminar
  4. Pues a mí es un autor que aparte de gustarme (soy seguidor fiel de las aventuras del Capitán Alatriste), me parece un articulista que pone el dedo en la llaga, y de esos hacen falta unos cuantos.
    Como siempre un placer pasar por aquí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por eso decía que en cualquiera de sus facetas creativas tiene su punto. Saludos Roberto.

      Eliminar
  5. Me acuerdo cuando leí este libro, hace ya años. Así como tiene cosas bastante aceptables, tiene otras de juzgado de guardia. Me salté todas las páginas que metió sobre la vida del pintor, sacadas directamente de cualquier enciclopedia y aplicables a cualquiera. Una torpeza narrativa como cualquier otra. También recuerdo los bufidos que solté cuando la protagonista, perseguida por alguien real o no (no lo recuerdo con exactitud), quería cruzar una calle y esperaba que el semáforo se pusiese en verde, según el autor "verde esperanza". Puaf. Estaba en cama y me rechinaron todos los dientes. Mi marido me preguntaba a cada poco por mis protestas y reconocía, cuando le leía el motivo de mis quejas, que, en efecto, el autor no había estado muy lucido.
    Tengo que aclarar que mi manera de leer no es muy lúdica, porque no puedo evitar analizar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, Ja, vaya Peke no recuerdo este detalle pero efectivamente no es perdonable; yo lo leí cuando salió y no tengo el recuerdo tan fresco, me atrapó más rehacer la partida de ajedrez...
      Gracias por pasar y ser tan sincera!

      Eliminar
  6. Con las novelas de Pérez Reverte me pasa lo mismo que con sus artículos: algunas las he dejado sin terminar y otras me las he bebido en dos días. Unas veces tiene más razón que un asunto y otras mete la pata (a mí entender, claro).
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me pasa exactamente lo mismo que a ti Ethan! recuerdo con mucho cariño sus primeras novelas (El maestro de esgrima, La sombra del águila, Cachito, La tabla de Flandes) y el abandono de otras... y artículos magistrales cortos y certeros y otros totalmente desmarchados...
      Gracias por tu visita!

      Eliminar