Un thriller que empieza en Sevilla, en Semana Santa y cuya investigación avanza a ritmo de costalero. |
Los casos de corrupción existen y han existido en España
desde hace mucho pero ahora, cuando más se conocen, se divulgan y se persiguen,
son perfecta carne de cañón para los escritores de thrillers y de novela negra.
La corrupción conlleva asociados muchos más delitos y es
lícito que los escritores fabulen sobre esos hechos imaginando escenarios y
tramas y quedándose cortos ante lo que ofrece la realidad.
Cada país adecua los argumentos de su novela negra y sus thrillers
a su entorno social, a su nivel de criminalidad y a la tipología de esta para
ser creíbles y favorecer así la complicidad de la comunidad lectora que a pesar
de saber que lee ficción necesita que esta se sustente en aspectos comprobables.
El modus operandi ha
de concordar con el modus vivendi.
El título A dúo
era suficiente, deja con ganas de saber más; añadirle la coletilla: un thriller sobre la delincuencia de cuello
blanco encorseta y etiqueta la novela que ofrece más de lo que anuncia. El
afán de posicionar el libro frente a competidores nos desvela de qué va el
argumento: un intrincado thriller de corrupción empresarial y urbanística.
Por suerte la trama, de gran complejidad y embrollo, con
muchos protagonistas tanto en el bando investigador, que combina policías, como
el comisario Juan Noceda, con la agencia de detectives privados Sierpes &
Cool (una asociación tolerada que no concertada) como en el bando investigado
da juego, giros y sorpresas propias de un thriller que se precie.
El entorno familiar, de amigos cercanos y empresarial de
la víctima alberga las primeras sospechas. Habrá que profundizar en sus
relaciones personales y profesionales para confirmarlas o descartarlas, aunque
la mano de alguien profesional parece estar al acecho.
La trama transcurre en 2011 cuando los estragos de la crisis
son motivo de conversación constante y de desesperación permanente. Un thriller
que empieza en Sevilla, durante las fiestas religiosas de Semana Santa, con el
asesinato de un alto directivo de un importante grupo empresarial y cuya
investigación va avanzando lenta y pesadamente a ritmo de paso de costalero con visión limitada.
Los costaleros no tienen una visión global de la realidad |
Los entresijos económicos fruto de la contabilidad
creativa de las empresas con ánimo de delinquir son madejas entremezcladas por
gatos juguetones y recomponerlas no es tarea fácil: a cada tirón de hilo puede
obtenerse un nudo.
Concha
Román, la autora, ha trasladado a literatura
apuntes de periodista de investigación; el estilo es detallado pero conciso sin
contemplar el adorno. El ritmo narrativo tiene algo de urgente y a veces provoca
la sensación de estar leyendo notas extraídas de un bloc o de una agenda y
otras veces de leer un memorándum lo que permite que la lectura se desarrolle como
participante activo de la investigación.
A
dúo consigue soliviantar, lo que para una novela es un lujo; consigue que los ciudadanos de a pie, buenos cumplidores de sus deberes sociales se
indignen todavía un poco más ante la clara evidencia de que siendo malo se vive mejor.
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