El Queen Mary cerca de o Porto de Espasante |
En uno de los entrantes marinos a la costa gallega se
encuentra el Porto de Espasante habitado por buena gente: pescadores, criadores
de ganado y algún que otro amable contrabandista además de la pareja de la
Guardia Civil.
Pizzano y Pataquiña, mueven pequeños alijos, trapichean con su barca para ir
tirando; no aspiran a enriquecerse solo a vivir con humildad y decencia, pues
no hay nadie más decente en ese mundo de delito que ellos.
Pero hay un encargo que les puede proveer de dinero
suficiente como para alejarse, sino definitivamente si al menos por un año, de
los riesgos de faenar delictivamente. Y ahora que andan necesitados de una nueva
barca no hacen ascos a esa oportunidad y aunque con recelo se adentran en ese mar, nunca mejor dicho, al que no hay que tenerle miedo pero si respeto.
O Porto es de esos cómics que mientras va desarrollando la trama
central va contando brevísimas historietas en pocas viñetas que van
componiendo pequeños solos dentro de la melodía principal. Un festival narrativo.
Así queremos saber si Pedrero va a perder un diente y
pronto lo descubrimos; también queremos saber si Burato conseguirá conquistar a
Regina; de que diario saca tan surrealistas noticias el mismo Burato; que va a
pasar con el nombre de Sanson, aún con el acento por poner, pintado a la barca; nos sorprende ver como en la reclamación de un daño a un abogado hubiese sido
mejor no cobrar la deuda y lamentamos la suerte de Antón aunque otro vendrá
como otro hubo antes
Hércules Poirot utiliza sus celulas grises |
Y en O Porto aún
hay más, está también el transatlántico Queen Mary que sorprende que esté navegando
tan cerca de la costa gallega y que entre su pasaje se encuentre a un Maharajá presumiendo
de El Ojo de Shiva, una joya de lumínosos perfiles, ante una Bianca Castafiore extasiada,
que recuerda a Montserrat Caballé, al lado de Hércules Poirot “el mejor
detective de todos los tiempos” y que va a tener ocasión de ejercer.
Guiños más que notorios a Hergé y a Agatha Christie en una historia tierna
y humana, en la que el contrabando solo es un trabajo alternativo a la pesca, siempre fluctuante y siempre incierta, sin ánimo criminal ni lucrativo más allá de que dé para vivir.
José
Manuel Mata Argüelles, es un pintor al que se le da muy bien el
cómic. En este es el guionista y dibujante de una aventura que emociona por la humanidad
que desbordan cada uno de sus protagonistas y por la bien trenzada historia de
robo y gánsteres que mantiene en vilo durante toda la obra; una obra dibujada
por él mismo echando mano de ese trazo tan agradecido como resulta la línea
clara y que ofrece una cubierta tan espectacular como las vistas, aunque haya
niebla, de la costa gallega.
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