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domingo, 30 de diciembre de 2018

Green Manor de Fabien Vehlmann y Denis Bodart

Tapa dura y rugosa, páginas gruesas. Calidad
tanto en el envoltorio como en el contenido.

Green Manor es un cómic compendio de 16 historias cortas, de 7 páginas cada una, de género policiaco ambientadas en el Londres de finales de 1800. En plena época Victoriana.

Cada historia, que gustosamente hubiera firmado el mismo Poe, plantea un acto criminal de materialización tan difícil que se diría imposible y que se resuelve con una brillantez racional tan prosaica como tienen los juegos de ilusionismo con cartas.

El Club Green Manor, uno de esos atildados lugares británicos reservados para hombres de noble condición o quehacer profesional remarcable, es un lugar de chismorreos y apuestas, como anteriormente lo fueran los literarios Diógenes, Reform o mucho más allá en el tiempo el Pickwick de Dickens.

Un lugar cerrado a mujeres en el que si las paredes hablaran no callarían. Un lugar donde bajo la apariencia de relamidos prohombres se encuentran latentes bajas pasiones y tendencias delictivas, cuando no directamente asesinas, de pensamiento y obra. La crueldad también viste levita y sombrero de copa.

Green Manor es el espectador pasivo de dimes y diretes que afectan tanto a realeza como a nobleza como a burguesía.

Colores compensados y bien combinados con el
trazo fino de la  línea clara.
El cómic es una delicia en contenido y continente, una vez más chapeau para Dibbuks que ha adecuado grosor del papel y la textura de las tapas a como deberían ser los ejemplares de aquella época. Un enjambre de guiones inteligentes, un rompecabezas elegante, un tratamiento gráfico de personajes amables e interesantes y todos los finales sorprendentes. Y un bonus track de bocetos muy agradecido.

Fabien Vehlmann se ha estrujado las meninges para elaborar unos guiones dignos de los mejores relatos policíacos de la edad de oro de este género. En pocas páginas consigue hilvanar historias completas y redondas, con diálogos cargados de ironía y astucia.

Los dibujos, a cargo de Denis Bodart, de línea clara y estilo cartoon o dibujo animado y suficientemente detallistas complementan perfectamente las narraciones y resultan brillantes en las expresiones de los rostros rozando la caricatura sin caer en la deformidad, y todo en una estructura de página de contenido clásico y empleando básicamente planos medios y generales.

El color, a cargo de Scarlett, el propio Denis Bodart y Ètienne Simon, de amplia paleta con predominio de tonos cálidos, secunda a la perfección los finos trazos y conforma los ambientes, sobre todo los cerrados, con un nivel de realismo equiparable al confort de los sillones, los sofás y el calor de una chimenea.

Nada sobra y el todo es una satisfacción visual y una placentera lectura. Un título que deben añadir ya a su colección noir. Un Club en que tramitar inmediatamente la solicitud de membresía. A ver si nos aceptan.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Ciudad para ser herida de Francisco Veiga

Una obra de entretenimiento serio.

Ante la lectura de un thriller de espionaje, de política ficción, siempre asalta la duda de cuanto es ficción y cuanto realidad. El síndrome conspiranoide hace acto de presencia a poco de empezar la lectura y ya no te abandona ni después de haberla acabado.

Los thrillers de espionaje tienen, por necesidad, mucho contenido político. El espionaje entre países, excepto por intereses industriales y aun así, no se comporta igual entre ideologías afines que contrarias. En ambos casos hay recelo pero en uno además hay, cuando menos, intenciones desestabilizadoras.

Y eso sin contar los actos bajo falsa bandera, cuyas  intenciones dejan de ser oscuras para pasar a ser completamente negras. No es nada fácil adentrarse en una novela de este tipo. La complejidad de los personajes, el enrevesamiento de los hechos, la planificación de las acciones... todo pensado para que el misterio y la sombra de la duda no se despejen en ningún momento. La incógnita es la respuesta.

Para leer una novela de espías no hay que beber más allá de los límites para ver doble. Todos los personajes y todos los hechos tienen, o por lo menos lo sugieren, doble intencionalidad cuando no triple, por lo que la lectura ha de ser medida en el tempo justo a fin de no perder comba.

Igual de difícil es para quien la escribe. Mantener el equilibrio para que la ficción parezca real y dotar al contenido de vocablos y siglas que aporten convicción sin parecer un artículo de wikipedia, no está al alcance de cualquiera que lo desee: hay que tener un poso de conocimientos y gran capacidad para enlazarlos.

Francisco Veiga
Francisco Veiga ha conseguido con Ciudad para ser herida, adentrarse en una historia que vehicula un sinfín de condiciones: terrorismo, espionaje, relación entre cuerpos de seguridad, intereses económicos, intereses independistas, coincidentes todas ellas en la Barcelona de 2016 hasta el atentado en las Ramblas de agosto de 2017.

Su prosa y su vocabulario, parecen adecuarse a esa jerga que emplean los profesionales que pertenecen a esas órdenes secretas y misteriosas; que viven en lugares recónditos y oscuros y que se relacionan más consigo mismos que con el resto de la humanidad. Leyendo, se diría que el lector forma parte del equipo y por tanto obligado a respetar los protocolos de seguridad.

Ciudad para ser herida es una alerta a lo poco que sabemos de lo mucho que nos rodea. Una obra de entretenimiento serio a la que no resulta fácil entender ni su finalidad ni el propio final. Al fin y al cabo es espionaje y solo se puede hablar de lo no clasificado y aún y así cuanto menos mejor.

Es una manera de contar los hechos distinta a como nos los han contado; pero no hay de qué preocuparse: todo es ficción. ¿O no?

domingo, 23 de diciembre de 2018

Ella lo quiso de Javier Martín Betanzos

Un thriller psicológico que no tensiona.

Bruno Zambrano va al psiquiatra porqué siente que vive, casi físicamente, sus pensamientos de contenido sexual. Y no le parece normal ni conveniente. Y mientras se encuentra en la sala de espera experimenta uno de esos episodios con la mujer que, entretenida con una revista, aguarda, paciente, sentada frente a él, a que le llegue el turno.

Todo viene de su infancia, nada original pero que se le va a hacer si suele ser así como bien se encargan de descubrir los psiquiatras.

Con ese arranque potente y prometedor, Ella lo quiso, se anuncia como una novela negra protagonizada por una mente turbada y enferma a la que poco le falta para dar el salto de la ficción a la realidad. Poco, también, para materializar actos que hasta ahora solo se dan en un plano regido por la imaginación. Y poco para pasar de una violencia pensada a una realizada.

Al mismo tiempo se están encontrando cuerpos asesinados con peculiares heridas lo que sugiere la acción de un asesino en serie. ¿Estamos ante el mismo sujeto con desdoblamiento de personalidad? ¿Coinciden en tiempo y espacio dos seres enfermos incapaces de discernir entre el bien y el mal y entre el placer y el dolor? ¿Tienen las muertes otra intencionalidad que la que se aparenta?

Ella lo quiso, título, ya de por sí, de reprobable justificación machista que da una idea de hacia dónde van a ir lo tiros, parece prometer.

Y eso que promete se cumple pero sin la tensión ni el ritmo que se le espera a la novela y a cualquier thriller psicológico que quiera hacer honor a su condición y sobre todo a su apellido.

Javier Martín Betanzos no consigue tensionar en una lectura que se desliza lenta y sin giros. Protagonistas planos como obleas y, si fuera cine, podría muy bien ser una película muda habida cuenta de lo poco que aportan los diálogos.

Da la impresión de que se está ante una obra realizada en poco tiempo, nada reposada y poco contrastada. En caso contrario el resultado hubiera podido ser notorio.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Reikiavik de Pablo Sebastiá Tirado

Reikiavik es un thriller que aúna
novela negra con
novela de anticipación.

Quien es capaz de acercarse al precipicio hasta dejar las puntas de los pies colgando en el vacío y mirar abajo, como si nada, no tiene vértigo. Ni miedo. O quizás es que no sepa lo que son ni el vértigo ni el miedo.

Sentir está relacionado con las emociones del ser humano y emocionarse ¿es una fortaleza? ¿o una debilidad? Infinito dilema.

Las reacciones ante una caricia o una bofetada son respuestas cognitivas a partir de una experiencia de satisfacción o dolor ya conocida y almacenada.

La ciencia sabe entender las reacciones a estímulos y por eso puede inducirlas. Todo parece poder ser explicado pero no es así y por eso en unas recónditas instalaciones, de tecnología punta y equipo de escogidos profesionales, en la remota Islandia, se están llevando a cabo pruebas de recuperación cognitiva y emocional con vistas a un experimento que puede cambiar la percepción de la humanidad sobre el tiempo y el espacio.

Mientras en Islandia son científicos y física cuántica, en Barcelona son mafiosos y trata de mujeres, drogas y lo que sea rentable a poco coste. Lo divino y lo humano. El pensamiento iluminado proyectado hacia la evolución y el pensamiento abyecto ocupado en la depravación.

Reikiavik es el título de un thriller que aúna novela negra con novela de anticipación, que no ciencia ficción. Reikiavik es la capital de Islandia. Reikiavik es el nombre de un rottweiler, negro como la oscuridad, de un metro de altura y sesenta kilos de peso.

Hannu es el humano que lo acompaña. Son compañeros de vida y de muerte. Ambos viven y matan. Ambos se dedican a purificar la sociedad; a limpiarla de quienes la corrompen: “Raeré de la faz de la tierra a los hombres que he creado”. Se diría que son ángeles de Dios o justicieros o asesinos y se acertaría en la elección a partir de la creencia de cada cual.

Pablo Sebastiá Tirado
Pablo Sebastiá Tirado ofrece una más que interesante novela negra que busca respuestas a la trascendencia de estar vivo y de sentirse vivo. Una reflexión filosófica desde el punto de vista humanista, ético y religioso de lo que inquieta a la sociedad desde que se creara y desde que los que la habitaron hicieron amplio uso del razonamiento.

La novela abre interrogantes, expone dudas, argumentos y contrargumentos y formula preguntas. Y deja que sea quien la lea quien decida lo que quiera pensar y creer. Este segundo nivel de lectura resulta tan atractivo como el primero, donde prima la trama de novela negra. Y ya es sabido que el negro es la ausencia de todos los colores.

Alternando capítulos, que transcurren en Barcelona y alrededores en tiempo presente con otros que transcurren mayormente en Islandia en tiempo pasado, consigue que, siendo cualquier lectura un medio de teleportación a otra realidad, en ésta, tal es el ritmo vertiginoso que alcanza, la teleportación sea una constatación dentro de la propia realidad.

Y que sea así no solo lo logra el ritmo, sino también la magnífica forma en que fluye la escritura sin detenerse ni chocar con nada. Se nota que se le ha allanado el camino para que fuera así. Se nota que la obra ha sido trabajada para conseguir ese fin.

Y se agradece con una lectura que una vez iniciada ya no puede detenerse. Búsquenla en librerías o pídanla en bibliotecas, y si aún no la tienen pregúntenles que a qué esperan. No se sorprendan si luego, también la regalan por Navidad.

Pablo Sebastiá Tirado es también el autor de La sonrisa de las iguanas y si pinchan sobre el título podrán acceder a su reseña en este mismo blog.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Venjaré la teva mort de Carme Riera

La reseña en castellano Vengaré tu muerte a continuación de esta en catalán

Venjaré la teva mort
Venjaré la teva mort

Catalans i canelons van tan lligats com pessebre i caganer, i d’això tracta aquesta novel·la negra: dels lligams.

Els lligams en els negocis, els lligams en les famílies, els lligams amb les amistats i els lligams amb les mascotes.

Si algún es trenca, l’estabilitat emocional també pot arribar a fer-ho i llavors qualsevol desgavell es posible.

Elena Martínez Castiñeiras, catalana, catellanoparlant i d’ascendència gallega, avui cosidora, recorda quan treballava d’investigadora privada per la patriarcal empresa de detectius Holmes&Holmes SL i relata com va esdevenir la seva darrera investigació fent pública ara una informació amb la que espera reobrir el cas i canviar la sentencia.

Tot va començar a l’encarregar-li la recerca de l’empresari Robert Solivellas que havia desaparegut uns dies abans. Un cas d’aquells que en comissaria es resolen fent una porra de si rossa o morena i si de vintipocs o trentaiescaig, per això la seva dona, Montserrat Bofarull, espiritualment aconsellada per una vident, sabent que el seu marit no la deixaria per cap joveneta va contractar els serveis de l’agencia per que el trobessin i el portessin a casa sa i estalvi.

A Carme Riera, en aquesta segona incursió en la novel·la negra, la primera fou Natura quasi morta després de la qual va dir que havia finalitzat el seu apropament al gènere, se la nota molt més còmode, potser te a veure que ella mateixa l’etiqueti com a novel·la gris fosc; això suposa que malgrat ser un argument de novel·la negra hi te més pes les històries que en ella s’expliquen i es que Carme Riera, com a bona escriptora que es, es molt bona contant histories.

Els delictes, les investigacions, la resolució judicial i la resolució del cas, son necessaris i intel·ligentment tramats però en el fons no deixen de ser fites en el camí quin objectiu es contar una historia de persones del carrer tot aprofitant per ventar algún clatellot, amb força humor, als que cometen frau, als que trafiquen, els que okupen, els masclistes, al patriarcat i al franquisme.

I els representa creant personatges ad hoc, ja que sense ells les histories no s’aguantarien, arquetips ridículs que fan riure i més pena que gloria.

Es una comèdia negra amb resultats funestos; tothom perd quelcom o a algú. Real com es la vida: per molt que sembli que guanyem sempre anem perdent.


Vengaré tu muerte
Vengaré tu muerte

Catalanes y canelones van tan de la mano como pesebre con caganer, y de eso va esta novela negra: de los lazos de unión. De los lazos que atan.

Las ataduras en el mundo de los negocios, las ataduras en las familias, las ataduras con las amistades y las ataduras con las mascotas.

Si alguna se rompe, la estabilidad emocional también puede llegar a hacerlo y entonces cualquier desastre es posible.

Elena Martínez Castiñeiras, catalana, catellanohablante y de ascendencia gallega, hoy modesta modista, recuerda cuando trabajaba de investigadora privada para la patriarcal empresa de detectives Holmes&Holmes SL y relata cómo transcurrió su última investigación haciendo pública una información con la que espera reabrir el caso y cambiar la sentencia.


Todo empezó al encargarle encontrar el paradero del empresario Robert Solivellas desaparecido días antes. Un caso de aquellos que en comisaría se resuelven haciendo una porra sobre si rubia o morena y si de veintipocos o treintaalgunos, por eso su mujer, Montserrat Bofarull, espiritualmente aconsejada por una vidente, sabiendo que su marido no la dejaría por ninguna jovencita contrató los servicios de la agencia para que encontrasen a su marido y lo devolvieran sano y salvo al hogar.

A Carme Riera, en esta segunda incursión en la novela negra, la primera fue Naturaleza casi muerta después de la cual dijo que había finalizado su acercamiento al género, se la nota mucho más cómoda, tal vez tiene que ver que ella misma etiquete esta obra como de gris oscuro; lo que supone que a pesar de tener un claro argumento de novela negra pesan más las historias que en ella se cuenta y es que, Carme Riera, como buena escritora que es, es mucho mejor contando historias.

Los delitos, las investigaciones, la resolución judicial y la resolución del caso son necesarias y están inteligentemente entrelazadas pero en el fondo no dejan de ser hitos en el camino cuyo objetivo es contar una historia de personas comunes, o no tanto, aprovechando para dar algún capón, con mucho humor, a los que cometen fraude, a los que trafican, a los que okupan, a los machistas, al patriarcado y al franquismo.

Y representa a este elenco creando personajes ad hoc, ya que sin ellos las historias no se sostendrían, arquetipos ridículos que hacen risa y dan más pena que gloria.

Es una comedia negra con resultados funestos; todos pierden algo o a alguien. Real como es la vida: por mucho que parezca que vamos ganando en realidad vamos perdiendo.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Los ojos de la muerte de Samantha E. King

Una novela que aterra y
conmueve por igual.

La muerte vive en la muerte de los demás. Para no dejarla vivir lo mejor es matarla. Pero, ¿cómo se mata a la muerte?

Los ojos de la muerte es una novela con comportamiento sobrenatural que busca sobrecoger al lector. Donde la muerte es alguien a quien temer de verdad ya que no solo arrebata existencias, sino mucho peor: arrebata las vidas de los que aún viven.

Una novela río que abarca varias generaciones donde la protagonista principal es la mujer. Así respectivas hijas, madres, abuelas y bisabuelas mantienen la trama entrelazada cual cordón umbilical que transmite sus genes, sus miedos, su felicidad y su dolor.

La novela está estructurada a partir de las diversas voces de sus protagonistas, combinando hábilmente la tercera persona con la primera en forma de conversación telefónica, de carta o de diario personal y consiguiendo adecuar cada voz a la época, edad y condición de quien la proyecta estableciendo así la identidad de cada cual que va ligada a las penosas decisiones que deben tomar a lo largo de su vida y que no solo las condicionan a ellas sino que, por estar vivencialmente unidas, afectan a todas las partes.

Las protagonistas nacen, viven su infancia, su adolescencia, su juventud, su madurez y desaparecen. A lo largo de su tormentosa existencia experimentan todas las emociones posibles, buenas, malas y peores. Aman y sufren. Reciben y pierden. Aprenden a vivir con lo que hay.

Los ojos de la muerte es una novela de terror en la que el suspense absorbe la lectura hasta aguantar la respiración. En la que además se evidencia el maltrato psicológico y físico que sufren a diario las mujeres ya sea laboral, paterno filial, de pareja, o en instituciones tuteladas como hospicios e instituciones psiquiátricas.

Pero aún en medio de tanta desconsideración resuena la esperanza y se lanza un mensaje optimista que no por ello es ingenuo, sino todo lo contrario: es con los pies en el suelo cuando se sabe dónde es abajo y donde arriba.

Samantha E. King
Samantha E. King, pseudónimo de la autora Eba Martín Muñoz, consigue que nos metamos en la piel de esas mujeres y sintamos el mismo dolor, el mismo miedo y la misma esperanza ante esa muerte que amenaza con absorber la vida y ante esa injusticia social que ejerce el hombre por ser de esa condición en una bula otorgada desde que la fuerza bruta se impuso al raciocinio.

Y lo logra con una prosa cargada de lirismo, sin recurrir a tópicos fáciles del género y con un dominio del sentido del ritmo que lleva en volandas la lectura que aterra y conmueve por igual.

Una novela que merece atención. Una escritora indie que apuntaba maneras y que las está confirmando.