Un tratamiento valiente e innovador dentro de un género, la novela negra, sobre explotado. |
Cuando alguien mencionó este título pensé “ya lo he leído”
y me olvidé. Pasado un tiempo, en otro foro, el título volvió a salir y en los
subsiguientes comentarios se mencionaba una trama que no recordaba en absoluto
(no es extraño, leo mucho, mi sastre es rico, y si no hago reset acabo mezclando argumentos y
protagonistas de forma lamentable).
Una consulta en Google me aclaró la confusión: resulta que
según la investigación de David Sánchez es uno
de los títulos más repetidos en la oferta literaria.
Una vez aclarado el misterio me zambullí en su lectura y
aún ahora, en el momento de escribir esta reseña, sigo desconcertado por el
particular enfoque de su argumento y su peculiar narrativa.
Es la primera novela (de una larga serie) protagonizada por
el inspector Tabor Süden, un investigador del Departamento de desaparecidos en
Münich. Su modo de actuar resulta atípico en el género porque sus acciones no
responden a las del investigador policial clásico, tampoco investiga asesinatos
sino desapariciones que no tienen que coincidir necesariamente con cadáveres, y
sus necesidades informativas en entrevistas e interrogatorios son ligeramente
distintas.
Investigar una desaparición comporta ahondar más si cabe en
la psicología y el comportamiento de la persona en cuestión pero es que además
Süden es particularmente minucioso en conocerlo todo siendo difícil establecer
cuanto es preciso para resolver el caso y cuanto responde a una necesidad ¿patológica?
del propio inspector de intimar virtualmente con esa persona desaparecida.
Quien sabe, puede ser que la persona haya desaparecido
voluntariamente respondiendo a una llamada interior de reinventar su vida. O
puede haber sido descuartizada y esparcida por distintos sitios por alguien
ominoso que interrumpió su línea de vida.
En este caso, el zapatero Maximilian Grauke, sobradamente
conocido en todo el barrio, ha desaparecido. La denuncia la interponen su mujer
y cuñada, hermana de ésta. Ha sido una desaparición que sorprende a todos lo
que lo conocen; ningún indicio apunta a esclarecerla. Ni motivos de suicidio,
ni enfermedades psíquicas o físicas determinantes, ni relaciones ilegales, ni
relaciones extramatrimoniales, ni deudas de juego, ni ganancias de juegos de
azar, nada que sugiera que sea voluntaria o involuntaria. Y con numerosos
pedidos por servir, algo que atendiendo su sentido de la responsabilidad
resulta atípico.
Friedrich Ani |
Atípico como la temática de esta novela para lucimiento de
un investigador atípico. Un tratamiento valiente e innovador dentro de un
género sobreexplotado. Explorar sobre los sentimientos y los niveles de
felicidad de las personas, y no tanto sus hechos, para interpretar sus acciones
y deducir su destino, anteponer su actitud a las pistas físicas es más propio
de un terapeuta que de un investigador policial.
¿Ante qué perfil protagonista
estamos? Una cosa es cierta: es un solitario que solo parece empatizar con el
sujeto de su investigación; el resto de seres vivos presentes no le provocan
mayor interés que ser instrumentos que ayuden en sus pesquisas. Silencio antes
que ruido. Soledad antes que compañía. La lectura de la segunda novela seguro
que dará más pistas sobre tal particular acuerdo de vida.
Cuando se sumerjan en su lectura la frialdad les golpeará
con dureza. En el trato, en las relaciones, en el clima. Novela negra alemana,
centroeuropea, funcional, alejada de estereotipos americanos, británicos,
nórdicos o mediterráneos.
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