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domingo, 13 de junio de 2021

Un plan perfecto de Iván Farías

Para que una novela negra lo sea, debe tomarse en serio a sí misma.

Y para eso basta con mostrar vidas anónimas y circunstancias a juego nada alejadas de la realidad. En lo cotidiano se encuentran magníficas ideas que dan origen a mejores argumentos. Y entre perdedores se encuentran los personajes más idóneos.

Un plan perfecto es una novela negra que sabe leer esa oscura partitura y traducirla a música.

Diego tuvo un pretérito, pluscuamperfecto primero y perfecto después, tanto por lo que se refiere a tiempo verbal como vida real. Ahora tiene un presente y una idea y si le sale bien tendrá un futuro, condicional.

Y es que los verbos lo son todo. Indican acción, movimiento, existencia, consecución, condición o estado de un sujeto. No se puede estar vivo si no hay verbo y la novela negra, y la latina por las dictaduras vividas, sabe mucho sobre lo que significa estar vivo ya que se sustenta en pequeñas vivencias para construir grandes historias. El futuro suele ser la hora siguiente.

Y es que incluso de las grandes pérdidas pueden obtenerse pequeñas ganancias. A veces basta con degustar un cantinero para sentirse en el cielo y es suficiente con no meterse en donde no se sepa salir basta para seguir degustándolo más veces. Eso es el futuro.

Diego tiene un plan, o mejor tiene una idea, una intención y una ilusión. Por ese orden y si los tiempos verbales encajan puede ser que conjugue su vida de forma correcta. O lo que es lo mismo: que acabe vivo.

Diego El Soñador planea un atraco y si sale bien puede hacer realidad su sueño y hacer que su papá, allá donde esté, sonría feliz de que sus enseñanzas se aplicaron y no se deshicieron como manoseadas y viejas páginas de enciclopedia.

Para ello cuenta con la colaboración de Sonrisas aunque la súbita aparición de Danilo y su obsesión por resolver un asunto pendiente con un joyero puede complicarlo todo o tal vez lo simplifique, y es que en eso la vida y el destino a veces juegan de pareja y otras como rivales.

Iván Farías toma unos retazos de vidas de unos personajes y los conjuga verbalmente para mostrar un pedazo del lado oscuro de esa cotidiana realidad.

Nuestra vida transcurre paralela a muchas otras de las que ni sospechamos su condición y mientras leemos el periódico otro congénere humano está siendo asesinado, y mientras hacemos cola en el súper alguien está sufriendo tortura, una violación está en curso y un móvil está siendo hurtado.

Y es que la grandilocuencia en el empleo del lenguaje, en la construcción del argumento y en el dibujo de personajes de novela negra no es sinónimo de nada más que de su propia vacuidad. La novela negra bien entendida toma la realidad y no la refleja en pulidos espejos sino en charcos de la calle. Y por eso Iván Farías busca calles sin asfaltar.

Y el verbo se hizo novela negra y se dejó leer. Un plan perfecto es una muestra de ello. Su final puede sorprenderles, pero nadie dijo nunca que la vida fuese el guion de una película ¿tienen un plan mejor que leer esta novela?

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