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miércoles, 6 de abril de 2022

En la sangre de Laura Gomara

La sangre es lo que ata familias y compromisos. La sangre es lo que libera el cuerpo cuando es herido. La sangre puede enfermar y contagiar. La sangre es vida y sin ella es muerte.

Hay parejas que fundamentan su relación en encuentros y desencuentros. Eva y Oleg forman una de ellas. Oleg trabaja en el restaurante familiar y en un taller de reparación de motos.

Eva Valverde trabaja hurtando en el metro, en la calle y en pisos de alquiler turístico para luego revender. Podría no hacerlo pero lo ha escogido como forma de vida para satisfacer una necesidad autoimpuesta con la que busca reafirmar lo que no se le permitió en la adolescencia.

Una desafortunada e inesperada carambola en forma de chantaje la coloca en una situación de vulnerabilidad que la obliga a enfrentarse a sus principios al asumir unos riesgos para los que se descubre preparada pero no dispuesta.

Es consciente del conflicto interior que le suponen sus tortuosas relaciones, cuando no conflictivas, que se mueven en círculo, sin avanzar: con sus amigas, sus confidentes, su novio, su madre, sus víctimas y su perista. Sabe que en parte es culpa suya pero no está dispuesta a flagelarse, en todo caso a iniciar de nuevas.

Un nuevo suceso viene a desequilibrar su quehacer diario lo que le hace tomar conciencia de que la vida es eso que pasa dentro de un autobús mientras ella va a pie i tiene claro que quiere dejar de ser peatón, aunque calce unas Ferragamo.

En paralelo la mafia rumana marca territorio en una partida de altos vuelos, y ella, experta ajedrecista, sabe que un simple peón solo tiene poder si resiste hasta el final y puede coronar.

Laura Gomara escribe una novela a ritmo de monologo acelerado, donde el ambiente es opresivo y pesado y amenaza con aplastar a quien no se aparte a tiempo.

La autora repite escenario, Barcelona, y sigue consiguiendo ofrecer una imagen de la ciudad como la que tiene quien vive en sus barrios y conoce sus límites. Así logra que la ambientación arrope la trama y blinde su verosimilitud.

La escribe en primera persona, es Eva quien nos cuenta lo que pasa, pero parece en tercera y es que Eva se mantiene a distancia sin mostrar empatía por nada ni nadie. Una voz dura de quien parece enfadada con el mundo.

En la sangre es una novela negra de barrios urbanos, clases sociales y conflictos personales. Y evidencia como una inadecuada gestión de ellos puede conducir al asesinato y como una circunstancial solidaridad a una redención, en un acto de máxima generosidad.

Su final es consecuente con todo el camino recorrido; digno de una enconada partida de ajedrez, y demuestra que el empoderamiento femenino no es algo que el patriarcado otorgue sino algo que nunca le ha pertenecido.

Una novela negra valiente por alejarse de estereotipos, como ya hiciera la autora con su anterior Vienen mal dadas y demuestra como en la novela negra cuando los conflictos internos de los personajes los llevan al límite, pueden llegar a tener más trascendencia que los propios delitos.

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