Hay parejas que fundamentan su relación en encuentros y desencuentros. Eva y Oleg forman una de ellas. Oleg trabaja en el restaurante familiar y en un taller de reparación de motos.
Eva Valverde trabaja hurtando en el metro, en la calle y en
pisos de alquiler turístico para luego revender. Podría no hacerlo pero lo ha
escogido como forma de vida para satisfacer una necesidad autoimpuesta con la
que busca reafirmar lo que no se le permitió en la adolescencia.
Una desafortunada e inesperada carambola en forma de
chantaje la coloca en una situación de vulnerabilidad que la obliga a
enfrentarse a sus principios al asumir unos riesgos para los que se descubre
preparada pero no dispuesta.
Es consciente del conflicto interior que le suponen sus tortuosas
relaciones, cuando no conflictivas, que se mueven en círculo, sin avanzar: con
sus amigas, sus confidentes, su novio, su madre, sus víctimas y su perista.
Sabe que en parte es culpa suya pero no está dispuesta a flagelarse, en todo
caso a iniciar de nuevas.
Un nuevo suceso viene a desequilibrar su quehacer diario lo
que le hace tomar conciencia de que la vida es eso que pasa dentro de un
autobús mientras ella va a pie i tiene claro que quiere dejar de ser peatón,
aunque calce unas Ferragamo.
En paralelo la mafia rumana marca territorio en una partida
de altos vuelos, y ella, experta ajedrecista, sabe que un simple peón solo
tiene poder si resiste hasta el final y puede coronar.
Laura Gomara escribe una novela a ritmo de monologo acelerado, donde el ambiente es opresivo y pesado y amenaza con aplastar a quien no se aparte a tiempo.
La autora repite escenario, Barcelona, y sigue consiguiendo
ofrecer una imagen de la ciudad como la que tiene quien vive en sus barrios y
conoce sus límites. Así logra que la ambientación arrope la trama y blinde su
verosimilitud.
La escribe en primera persona, es Eva quien nos cuenta lo
que pasa, pero parece en tercera y es que Eva se mantiene a distancia sin
mostrar empatía por nada ni nadie. Una voz dura de quien parece enfadada con el
mundo.
En la sangre es una novela negra de barrios urbanos, clases
sociales y conflictos personales. Y evidencia como una inadecuada gestión de
ellos puede conducir al asesinato y como una circunstancial solidaridad a una redención,
en un acto de máxima generosidad.
Su final es consecuente con todo el camino recorrido; digno
de una enconada partida de ajedrez, y demuestra que el empoderamiento femenino
no es algo que el patriarcado otorgue sino algo que nunca le ha pertenecido.
Una novela negra valiente por alejarse de estereotipos,
como ya hiciera la autora con su anterior Vienen mal dadas y demuestra como en la novela negra cuando los conflictos
internos de los personajes los llevan al límite, pueden llegar a tener más
trascendencia que los propios delitos.
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