Hay novelas en las que el titulo no deja entrever la historia y otros en las que lo proclama. En esta, Manuel Martín Ferreras, el autor, ha elegido airear al protagonista de su historia a modo y manera de cómo se anunciaban en épocas pretéritas espectáculos circenses o grandes estrellas de las bambalinas o de las artes del ilusionismo: El Gran…
Lo cual significa jugar con
las cartas sobre la mesa: estamos ante una gloriosa aventura de un grande de la
investigación criminal. Nada por aquí, nada por allá, y aparece Byron Mitchell,
El Gran Detective que ha encandilado a toda Europa, lanzado a resolver un
intricado caso no exento de misterios y complicaciones.
Byron Mitchell, vive de
alquiler en la mansión de unos burgueses catalanes en la Barcelona que se afana
por salir del siglo XIX con curiosidad por entrar en el XX, donde ha recalado en
un periplo no finalizado.
Y por atención a la familia
debe aceptar llevar a cabo una investigación, su fama le ha precedido a pesar
de haber proclamado a los cuatro vientos que está retirado, que limpie el
nombre del patriarca que parece en entredicho al hallarse el cadáver de quien
fuera uno de sus abogados.
La época, 1901, condiciona una
investigación donde el ir de un sitio a otro y hacer muchas preguntas es el
método. No hay tecnología, y si pocos medios y mucha voluntad.
Byron se topará con enemigos y
aliados al tiempo que deber sortear a la policía, nada contenta de tenerle
metiendo las narices en un asunto que es exclusivo de su negociado.
El costumbrismo de la época
refleja una ciudad que en 1901, en
pleno esplendor del modernismo como corriente artística, a nivel urbanístico se
está construyendo a sí misma y aún no conoce sus posibilidades y a nivel
social, delimita claramente la posición de cada cual según su estatus. Y Byron,
un extranjero, aún está acostumbrándose a ciertas normas y comportamientos.
El Gran Detective Byron Mitchell es una apasionante historia de detectives de la vieja
escuela con mucha interacción entre personajes, mucho movimiento y trasiego, y
una trama lo suficientemente compleja para no dejar entrever sus intenciones, y
con un final muy intrigante y a la vez revelador.
Manuel Martín Ferreras ha construido en Byron Mitchell un arquetipo de detective barcelonés, de adopción pero como si no, destinado a dar muchas alegrías a los lectores de la novela policiaca de época con ribetes folletinescos.
Un argumento, donde las
relaciones humanas tienen mucho peso, que a la par que se va revelando la trama
se descubre la personalidad de un Byron Mitchell que, como es de esperar en un
gran detective, tiene sus propios misterios por aclarar.
No sé qué pensarán ustedes
cuando finalicen la lectura pero yo estoy esperando ya la segunda entrega.
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