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viernes, 12 de abril de 2024

La puerta de los traidores de Jeffrey Archer

Fiel a su cita, Jeffrey Archer vuelve a publicar una obra que es un engranaje mecánico perfectamente diseñado, en el que cada pieza encaja con su vecina y da como resultado un artefacto que, bajo el nombre de novela, se comercializa sin publicidad habida cuenta que la demanda ya está descontada.

La novela La Puerta de los Traidores coge el nombre de su homónima que es una de las que permiten el acceso al recinto de La Torre de Londres.

Y es que La Torre de Londres y el tesoro que custodia, y que cada día visitan cientos de turistas, es el epicentro de una trama que se asemeja al vuelo de un colibrí: veloz e imparable.

Una trama que se desarrolla en un plan para apoderarse de ese bien tan preciado y no solo por su valor económico, incalculable, sino por su valor simbólico y por tanto de un impacto emocional solo entendible por la ciudadanía británica.

Un plan magistralmente elaborado que, como todos, será tan infalible como lo sea su eslabón más débil, y, éste, a veces no es tangible sino solo sentimental y tiene en la soberbia su talón de Aquiles

Esta novela, La Puerta de los Traidores, es la continuación, aunque puedan leerse de forma independiente, de su obra anterior Por encima de mi cadáver y, como en ella, mantiene el ingenio y la intención de sorprender por encima de cualquier otra aspiración literaria.

Nos volvemos a encontrar con los mismos protagonistas y, como en el circo, busca el más difícil todavía. En esta ocasión la sensación de angustia sobrepasa cualquier escala de medición que existiese ya que el desenlace se produce en solo 24 horas y es muy poco para lo mucho que hay que hacer.

El plazo contagia al lector que siente que debe apresurar la lectura para entrar en tiempo y que no duda en empujar directamente a según que protagonistas para que se den prisa.

Jeffrey Archer lleva tanto tiempo en la cúspide, que su única intención es entretener y eso son sus novelas, un rico helado en una tarde de verano. Frescura, dulzor adictivo y placer momentáneo.

No dejen de aproximársele si andan con concentración baja de serotonina.

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