Jake Dobson, de camino al
trabajo como encargado de una tienda de cómics, se acaba de encontrar un móvil
en el suelo. No está dañado y parece de los caros así que igual puede
aprovecharlo o sacar una pasta por él.
Ya en la tienda y hurgando en
su interior descubre unas fotos que muestran un cadáver. Sorprendido y
aterrorizado comprueba además que el móvil está vibrando y de forma automática responde
a la llamada.
Ya nada volverá a ser como
antes y se va a ver envuelto en una trama criminal que a cada paso que da
parece complicarse cada vez más.
La instantánea es
un thriller criminal de mucha acción, un guion de Andy Diggle que originariamente era para película noir y que
acabó, cosas de la vida, adaptado para cómic, y probablemente la primera
hubiera sido mejor decisión ya que los giros en la trama responderían mejor
representados en animación que en estático.
Un thriller de manual, de acción incesante y ritmo sostenido que toma una deriva difícil de creer, y a la que le falta consistencia, a tenor de su inicio que presentaba unas posibilidades más interesantes para explorar.
Las persecuciones llegan a
colapsar por momentos el ritmo y ciertas escenas no siguen el trazado lógico
así como el desenlace, a todas luces precipitado e inadecuado por cómo ha
evolucionado la trama.
Una trama a la que cada vez le
cuesta más el avance y abusa desesperadamente de golpes de efecto como buscando
descolocar a cada momento al lector, algo que el celuloide probablemente hubiera
aguantado mejor que el papel.
Jock a los lápices y tinta,
tal vez el negro en algunas viñetas pese en exceso, realiza trazos esquivos,
líneas inclinadas, ángulos muy marcados, para no dejar que ni la vista ni la
mente del lector tenga un minuto de reposo y cumple así la función que el guion
le demanda. El resultado grafico acaba siendo mejor que el guion.
Pueden entretenerse con su lectura o pueden buscar otras alternativas; seguro que cualquiera de las dos opciones resulta satisfactoria.