Una novela policiaca con la estructura ortodoxa de un whodonit clásico. |
El rey Arturo, los caballeros de la mesa redonda, Ginebra,
Morgana, Merlín... leyendas o verdades, historia o historias, sueños o
realidades, en cualquier caso han sido, son y serán vitaminas para la
imaginación de pequeños y mayores.
De todo cuanto acontece en ese particular universo se
encarga un grupo de investigadores que se reúne de vez en cuando para poner en
común nuevos hallazgos y debatir sobre su veracidad. Su objeto de estudio es a
su vez el trampolín que les permita alcanzar la fama y la gloria en el mundo
académico y, a nivel más prosaico, alcanzar una catedra que simboliza el
advenimiento de Arturo.
Su lugar de encuentro, el bosque bretón de Broncéliande,
resulta ser también el lugar elegido para una sesión de team-building por el
equipo de comisario Dupin aprovechando que tiene que entrevistarse con uno de
los académicos por un caso a petición de la policía de París.
Todo se trastoca nada más llegar y descubrir que su
anfitrión ha sido asesinado. Georges Dupin va a tener que hacerse cargo de la
investigación y sin la ayuda ni de brillante armadura ni de afilada Excalibur
resolver a contrareloj un caso que tiene mucho de trascendente para el
sentimiento bretón.
Jean-Luc
Bannalec ha escrito, en esta ocasión, tal vez el whodonit más ortodoxo
para lucimiento de su comisario. Una novela policiaca tradicional con un
misterio en campo abierto pero en círculo cerrado; un elenco de sospechosos
recelosos y desconfiados; un equipo, el suyo, formado por la impecable Nolwenn,
el entusiasta Le Ber y el decidido Labat que se lucen como en ninguna otra
entrega; y un caso que no solo descubre un asesino sino también algo tan
significativo para un bretón, y para cualquier estudioso de humanidades, como
que el ensueño, por muy improbable que parezca no es imposible.
Bosque de Broceliande, donde se forjó la leyenda del Rey Arturo y el mago Merlín. |
Séptima entrega de una serie que mantiene su interés a
nivel policiaco combinado con su habitual tono jocoso y su evidente intención dinamizadora
del turismo de la zona.
Leer a Bannalec y acompañar a Dupin en sus pesquisas y sus
comidas, siempre suscita un irrefrenable deseo de ir a la Bretaña y conocer y disfrutar de sus cualidades.
Otros casos anteriores reseñados en este blog:
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