Si hubiese que adscribir esta novela a alguno de los subgéneros de la novela criminal, sería al procedimental.
Se caracteriza por conocer
desde dentro, y de manera pormenorizada, todos los pasos que conlleva una investigación,
describiendo incluso la clasificación de pruebas y la redacción de informes;
porque la investigación no la lleva a cabo una persona sino un equipo; porque
se conoce o sospecha desde bien pronto la identidad del culpable y por tanto la
trama no busca desenmascararlo en una pirueta final sino en como poder
demostrar y probar su culpabilidad.
Y es que Opus 7
tiene todo eso y más, ya que conformado el equipo de investigación del caso con
miembros de la Guardia Civil y el equipo de la Agencia de Investigación
Marbella permite, gracias a estos últimos, conocer también el trabajo de campo
y disfrutar de los placeres de la gastronomía local, aunque el papel solo
aporte descripciones y tengamos que imaginar los olores y sabores.
Así Odón Calleja y a Pepe
Pastrana, ese alter ego del autor, nos permiten acompañarlos en sus
investigaciones, compartir sus hipótesis, conocer sus deducciones y sentarnos a
su mesa en los restaurantes, aunque sea solo, y lamentablemente, de oyentes.
En esta ocasión se trata
de identificar el cuerpo de una mujer indocumentada que ha aparecido en la
playa de El Portillu; saber cómo y porque llegó ahí y esclarecer las causas de
su muerte y si fuere occiso, descubrir al culpable.
Tanto los efectivos de la Guardia Civil como los integrantes de la Agencia de Investigación van a tener que emplearse a fondo y utilizar todo su ingenio, aun cruzando líneas rojas, para desencallar una investigación sobre la que la jueza ha impuesto sus condiciones.
El buen entente entre los distintos estamentos, algo a lo que las obras criminales en general, no nos tienen acostumbrados, destaca por el nivel de cooperación y es pieza clave no solo para la resolución del caso sino para conseguir una lectura amable sin despropósitos desagradables y cansinamente tópicos.
Quinta entrega de esta
Colección Detective Calleja y reencuentro agradecido con ese costumbrismo
prácticamente rural que ofrece la novela criminal de provincias y en especial
las escritas por este autor, J. Luis Pastrana, que sabe cómo transmitir
su amor por su tierra a través del comportamiento de sus personajes y de sus
localismos.
Una novela interesante, bien planteada, desarrollada y felizmente concluida, en un entorno donde el ritmo vital se desliza suavemente al contrario del de las grandes ciudades, siempre sujeto a urgencias existenciales.
Aquí puedes leer la reseña
de las dos primeras entregas de la serie:
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