jueves, 23 de diciembre de 2010

Kyle Hyde

Las aventuras gráficas siempre han tenido más mercado en los usuarios de PC generalmente más adulto que en los usuarios de consolas, tradicionalmente un sector más infantil y más dado a juegos de acción-reacción instantánea.

Por eso la aparición totalmente en castellano de Hotel Dusk: Room 215 para Nintendo DS, en 2007 de puro género interrobang sigue siendo una agradable sorpresa.

Estamos ante una aventura gráfica con toques de cómic y de novela negra que atrapa desde el primer momento en que cargamos el juego, ya que su argumento presenta una historia inquietante que se desenvuelve dentro de una atmósfera de misterio, punteada por unos personajes bien definidos psicológicamente y con una evolución que va ganando en emoción para cautivar al jugador.

En el juego somos Kyle Hyde, un ex-policía que deviene en vendedor a domicilio en su búsqueda de Bradley, otro ex, que traicionó a sus compañeros. A partir de aquí imagínense el desarrollo propio de una aventura gráfica. Y solo una advertencia: elijan bien los diálogos ya que tanto el personal del hotel como los otros huéspedes son muy susceptibles y a la mínima nos vemos rechazados.

No es país para niños frenéticos, si para viejos, adultos y adolescentes pausados. Da para bastantes horas de juego lento, detectivesco, de análisis de minúsculos detalles y de coordinación de movimientos con o sin objetos previa deducción lógica. Es como un libro interactivo que además tiene movimiento y música.

La historia de serie negra está bien dibujada y el juego está cuidado casi al detalle: el nivel gráfico es aceptable, las conversaciones responden a un buen guión, los ruidos de ambiente resultan creíbles y la banda sonora es para escucharla placenteramente, nada que ver con la seudo musiquilla repetitiva de los arcade.

Y tiene la ventaja de portabilidad que ofrece la consola. Ideal para esperas involuntarias en aeropuertos. Además les saldrá muy barato: los juegos antiguos tienden a estar en estanterías de saldos.

Y si hablamos de Hotel Dusk es porque acaba de salir su esperada secuela: Last Window: el secreto de Cape West que no sorprenderá a los que ya fueron Kyle Hyde pues el juego presenta similar factura, mejorando, eso si, todo lo mejorable, primero porque técnicamente los tres años transcurridos equivalen, en este tema, a tres lustros y segundo porque la jugabilidad ha mejorado en la interacción con los objetos y en los diálogos, aparte de incorporar gadgets de ayuda.

La trama está más tramada y los personajes, ¡más de 20! son complejos con una personalidad que los vuelve creíbles, lo que facilita que sustenten una historia construida a partir de relaciones entrelazadas en donde no faltan tópicos ni tampoco apuestas arriesgadas con giros novedosos.

Seguimos estando ante una buena historia de serie negra: ha transcurrido un año desde la aventura del Hotel Dusk y ahora Kyle se debe enfrentar al desasosegante caso de aclarar el antiguo asesinato de su padre y desvelar aspectos oscuros de su pasado familiar, ya que todo esto parece tener relación con un caso del presente, de turbia venta de inmuebles. Sin olvidar que habrá que localizar “La estrella roja”. ¿Es o no es un buen arranque?.

La atmósfera que se respira en los apartamentos es más inquietante y opresiva si cabe que la que transmitían los pasillos y habitaciones del Dusk; Kyle se muestra más perdido y frágil que nunca porque el caso le toca más de cerca y su carácter, solitario de por sí, se vuelve más meditabundo y escéptico.

Es un detective de serie negra al uso, con el que simpatizamos inmediatamente y dejamos de lado nuestra personalidad para meternos en su piel y empezar a jugar conscientes de que solo descubriendo la trama aportaremos un poco de sosiego a su existencia. Y es que esta es la
ventaja de la interactividad del juego frente la pasividad de la lectura, que jugando, jugando, tomamos decisiones y emprendemos acciones que nos hacen sentir, por un momento, que somos verdaderos detectives.

No necesitan el primer juego, si quieren pueden optar directamente por éste. Cualquiera de los dos tienen asegurada la misma atracción fatal que una buena novela de género interrobang, ¡incluso la consola hay que ponerla en vertical como si fuera un libro!.

Es un buen regalo para estas fiestas. No hay posibilidad de pinchar en hueso. Creánme.



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