A la novela negra le hicieron
creer que era inmortal; que solo sus páginas contenían víctimas y ella no lo
sería; que estaba por encima de la humana condición de falible.
La engañaron. La sedujeron
invitándola a docenas de festivales hasta la extenuación, exhibiéndola como
objeto de deseo a mayor gloria de quienes copan los sillones que solo buscan su
lucimiento personal en unas charlas autocomplacientes
y endogámicas.
La hicieron creer que era
necesaria, los demás, contingentes. La engalanaron, salía en todos los papeles
y pantallas; lucía en carteles de DIN A/3 en paredes y escaparates y era la
niña de los ojos de las editoriales.
Citada por todos los medios,
y los enteros, desfilaba por los estands de ferias del libro, siendo la más
buscada para una firma, una selfi o un flash.
Ofrecía su lado bueno para
las fotos “Novela Negra mira aquí” “Novela Negra haz un mohín que denote tu
lado oscuro” “Novela Negra, se mala” “Novela Negra posa como una femme fatale”
y la Novela Negra se adecuaba a requerimientos y dejaba de ser quien era para
ser lo que querían los demás; repartía sonrisas y lanzaba besos como quien sabe
que nunca le han de faltar y que siempre habrá stock.
Ni lo sospechaba, pero ya
le habían inoculado el veneno. Aún tardará años en hacer todo su efecto, pero
para cuando se evidencien los síntomas será tarde.
Las editoriales tiran de sucedáneos,
más económicos, menos divos y más rentables. Hace tiempo que no importa la
calidad, solo la rentabilidad.
Las envidias son insanas
solo para quien la sufre. Son un goce para quien las proyecta. Y True Crime y
Cozy Mystery han sabido esperar.
A la sombra de la Novela Negra,
han ido desplegando una maraña de artimañas con la finalidad de desbancarla.
Conscientes de la polarización social, sabían que si jugaban bien sus cartas
podrían repartirse el pastel.
Sus contenidos antagónicos
no luchan entre sí, más bien se complementan. Quienes siguen a True Crime
detestan la tibieza del Cozy Mystery y viceversa, quienes votan Cozy la sola presencia
de True les provoca arcadas.
Y en medio, sin
sospecharlo, la Novela Negra va perdiendo apoyos. Ciertamente que iba en mala
dirección, su relamido, cuando no pedante, estrellato le ha impedido ver como
sus argumentos se repetían, sus clichés se multiplicaban y sus personajes se
guionizaban hasta la mediocridad.
La literatura así como el
alma ya la han abandonado en muchas de sus publicaciones; los intereses comerciales,
como dijo un reconocido editor, no busco lectores sino clientes, piensan en IA
como medio para abaratar costes. El arte vale por lo que está tasado no por su
condición innata, que ya no importa a nadie.
La Novela Negra ya no
muerde, no incomoda. Se ha reblandecido por exigencias del guion y por
indicaciones de lectores sensibles y encontrar un espécimen verdadero no solo
es difícil, sino que pronto será misión imposible.
La Novela Negra se muere.
Como estrella lejana que ya no existe pero que seguimos viendo su luz,
tardaremos un tiempo en certificar su defunción, pero mucho y gordo habría de
pasar para que no haya pronto una esquela en los medios.
La Novela Negra se muere
porque True y Cozy, con el apoyo de los intereses comerciales aliados con
estamentos, esos que la Novela Negra tanto denunció, la han envenenado para desahuciarla
y ocupar su posición durante los años que la efímera y volátil fama tenga a
bien concederles.
Junto a Thriller que
siempre ha sabido cuál era su lugar y ha sabido mantenerse, True y Cozy serán
los nuevos objetos de deseo de selfis y páginas dedicadas. Los festivales serán
monográficos y llevarán sus nombres reluciendo con colores que ya no incluirán
el negro.
Porque el negro es para el
luto y el muerto al hoyo y el vivo, al bollo.